El sol del Yellowstone se alzaba en el horizonte, tiñendo el cielo de un naranja intenso. Las sombras de la mañana aún se aferraban al suelo del rancho, pero el trabajo ya había comenzado. Para Elsa, la jornada había transcurrido con relativa calma, como una rutina que su cuerpo conocía de memoria. El correr del agua en los establos, el constante ir y venir de los vaqueros, el sonido de los cascos de los caballos al golpear el suelo, todo se mezclaba en una sinfonía que Elsa conocía demasiado bien. Sin embargo, no había nada rutinario en la sensación de huir apresurada de la casa de Rip antes de que el resto de los vaqueros despertaran.
A escondidas, salió de la casa del capataz, con la adrenalina palpitando en sus venas, como si escapar sin ser vista fuese parte de la vida en Yellowstone. Alcanzó su propia cabaña, donde rápidamente se duchó para borrar cualquier rastro de la noche anterior y, sin perder tiempo, se enfundó el vestido que su padre había elegido para ella.
No le gustaban los vestidos. Nunca lo habían hecho. Eran demasiado restrictivos para alguien acostumbrada a la libertad del rancho, pero esa noche era especial. Su padre, John Dutton, tenía asuntos importantes, y ella, su hija, lo acompañaría.
El motor de la camioneta rugía mientras se dirigían por los caminos polvorientos hacia su destino. Elsa miraba por la ventana, sus pensamientos divididos entre las tareas del rancho y el incómodo vestido que llevaba puesto. Pero algo en el ambiente cambió de repente. John detuvo el vehículo bruscamente, sus ojos clavados en un grupo de turistas junto a la carretera, cámaras en mano, fotografiando a un oso salvaje que deambulaba cerca del arcén.
— ¿Pero qué coño...? —maldijo John, sus dedos aferrando el volante con frustración.
Elsa frunció el ceño al ver la escena.
— Otra vez ese dichoso oso —murmuró entre dientes mientras su padre alcanzaba la escopeta del asiento trasero y abría la puerta de la camioneta de un empujón.
Bajó, maldiciendo para sí, mientras miraba su vestido, claramente fuera de lugar en ese escenario. Cada movimiento le recordaba lo poco práctica que era esa prenda para enfrentarse al mundo real.
— Puedes quedarte aquí... —le dijo su padre con tono severo, sin apartar la vista del oso.
Elsa, desafiante como siempre, negó con la cabeza. La idea de quedarse atrás no le sentaba bien, no era una Dutton que se quedara a esperar mientras su padre lidiaba con los problemas.
— ¿Y perderme la diversión? Ni loca, papá.
John bufó, resignado. Sabía que Elsa tenía el mismo espíritu indomable que él, y aunque le preocupaba, no podía detenerla. A su lado, caminaba con pasos firmes, agradeciendo en silencio que sus zapatos, al menos, no tuvieran tacones que la retrasaran. Mientras avanzaban, notó la mirada de curiosidad y temor de los turistas chinos, completamente ajenos al peligro.
— ¡Eh! ¡Eh! —gritó John, su voz resonando como un trueno en la tranquilidad de la mañana. Los turistas, al verlo con la escopeta en mano, simplemente comenzaron a tomarle fotos como si fuera parte del espectáculo. Elsa rodó los ojos, cansada de la ignorancia de los forasteros.
— ¿Han perdido la cabeza? Atrás. —John alzó la voz aún más, su tono lleno de autoridad.
Elsa, aunque más calmada, sabía que tenían que sacarlos de allí antes de que el oso hiciera algo impredecible.
— Deberían irse antes de que ese animal devore a alguien —les dijo, su tono mucho más controlado que el de su padre, pero igualmente serio.
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The Dutton's Diamond - Rip Wheeler
FanfictionEn el corazón de Montana, la familia Dutton reina sobre el vasto rancho Yellowstone. Elsa, la más joven de los hermanos, es una espíritu libre que prefiere los caballos y los lazos a los salones y las fiestas. Sin embargo, su vida da un giro trágico...