Habían pasado varios días desde el incidente con John. Aquella mañana, Kayce se dirigía al hospital para recoger a su padre, quien había decidido darse el alta voluntaria. Para darle un escarmiento, el joven Dutton tomó todos los baches que pudo en el camino.
— Quizás es pronto para volver a casa... —dijo Kayce, sin poder ocultar la preocupación en su voz.
— Podría decirte lo mismo —replicó John, su mirada fija en la carretera.
— ¿Cómo dices? —Kayce levantó una ceja, sorprendido por la respuesta.
— Que tú no te peleas, Kayce. Si los vaqueros tienen un problema, ellos se encargan de él.
— ¿Cómo voy a convivir con hombres a los que no defiendo? ¡Le dieron una paliza a mi hermana, también!
— Ella es un vaquero, así lo ha querido. No vas a convivir con ellos... también me encargaré de eso.
El silencio se instaló entre padre e hijo. En la mente de John, solo había una solución si quería que Kayce asumiera las riendas del rancho Yellowstone. Una que inevitablemente le traería problemas con su hija, Elsa.
Lejos de allí, en las tierras del rancho, los vaqueros trabajaban arduamente, reparando las vallas de alambre de espino y construyendo cercas nuevas. Según las indicaciones médicas, Elsa debería haber estado en reposo varios días más, pero desoyendo las advertencias de Rip, la Dutton había decidido unirse al resto del equipo, haciendo lo que pudiera para abastecerlos, incluso si solo era con agua en aquel caluroso día de trabajo.
Era una máquina engrasada; todos tenían un papel que desempeñar.
— Esto es trabajo de bajo rango, Jimmy —se quejó Walker, mirando a su alrededor con desdén.
— ¿Y qué crees que eres tú? —le grito Lloyd.
Rip le lanzó una mirada fulminante. En los últimos días, no solo había visto un acercamiento entre Walker y Beth, la hija mayor de su jefe, sino que también había escuchado a Walker referirse a la "fragilidad" de Elsa, cuestionando por qué ella seguía empeñada en jugar a los vaqueros.
— ¿Y qué crees que eres tú? —le espetó Lloyd, claramente irritado.
— ¿Por qué no ha venido el Vaquero? —Walker desvió la mirada ante la pregunta del novato, intentando salir de la línea de fuego.
— Es un jornalero, Jimmy —Rip intervino en su tono habitual, su voz grave y autoritaria—. Su culo se queda en la silla de montar.
— He trabajado en muchos ranchos, y mi culo nunca se bajó de la silla —Walker le contradijo, desafiándolo.
— Pues haberte quedado allí, joder —replicó Elsa, con desdén, apoyada sobre un lateral de la camioneta de trabajo, su mirada fulminante dirigida a Walker.
— Habría sido mejor —respondió él, como si la provocación no le afectara.
Todos miraron a Walker, especialmente Rip, cuya mirada se tornó más seria, una señal clara de que la tensión estaba en aumento.
— ¿Qué has dicho? —Rip dejó lo que estaba haciendo y se acercó a Walker, su tono implacable—. No te he oído. No peleas... no curras... pero te comes nuestra comida, ¿no?
Elsa observaba atentamente cada movimiento entre ambos, y no era la única; la atención de todos los vaqueros se centró en la confrontación.
— Y te sientas en nuestro prado a cantar como un puto turista —añadió Rip, su voz cargada de desprecio.
— Así que este es tu prado, ¿eh, Rip? ¿O lo es de tu noviecita?—Walker desafió, su expresión desafiante.
Rip asintió, serio, manteniendo su mirada firme. Estaba haciendo uso de absolutamente todo su autocontrol para no estrellar la cabeza del vaquero contra uno de los postes y dejarlo allí incrustado.
ESTÁS LEYENDO
The Dutton's Diamond - Rip Wheeler
Fiksi PenggemarEn el corazón de Montana, la familia Dutton reina sobre el vasto rancho Yellowstone. Elsa, la más joven de los hermanos, es una espíritu libre que prefiere los caballos y los lazos a los salones y las fiestas. Sin embargo, su vida da un giro trágico...