EL HEDOR DEL DESESPERO

43 7 0
                                    

Los caballos cortaban el paso a las reses con la precisión de años de entrenamiento en el ruedo de arena del rancho Yellowstone. Los vaqueros, encabezados por Travis y Jake, trabajaban en perfecta sincronía. Desde lejos, Kayce los observaba con los brazos cruzados, los ojos fijos en los movimientos fluidos de los animales. No podía evitar sentir una mezcla de orgullo y envidia al ver a su hermana menor, Elsa, moverse sobre su alazán con una fiereza y destreza que pocos alcanzaban en toda su vida. A pesar de los moretones que ambos aún cargaban tras la brutal pelea que habían tenido días atrás, ella no mostraba signos de debilidad.

John apareció a su lado, montado en su caballo, con la mirada fija en la escena que se desplegaba ante ellos.

— ¿Las quieres en el pasto 12? —preguntó Kayce, casi por inercia.

— Era lo que pensaba. ¿Qué propones tú? —John lo miró de reojo, esperando una respuesta más pensada.

Kayce suspiró, cansado del constante examen al que su padre lo sometía.

— Hay una valla electrificada junto al río. Podríamos dejarlas allí un mes o dos... Luego podrían cruzarla, y vete tú a saber dónde terminarían. En el pasto 9 hay un riachuelo, está vallado y seguro. Podrían estar hasta noviembre.

John asintió con la cabeza, su rostro impasible como siempre.

— Que sea el 9.

Kayce sonrió con amargura, reconociendo el juego.

— No las querías en el 12, ¿verdad?

— El mundo entero te pone a prueba, hijo. No te dejes engañar. —John lo miró con ese brillo en los ojos que siempre reservaba para las lecciones más duras—. Podremos discutirlo en la asociación ganadera cuando todo esté en marcha.

— Quería ayudarles a guiarlas... —dijo Kayce, pero ya sabía la respuesta antes de terminar la frase.

— Lo sé. Pero los capataces y rancheros no se ensucian las manos tanto como los vaqueros. Eso es para ellos. —John señaló a los hombres abajo—. Además, mira a tu hermana. Ella ya se encarga.

Kayce siguió la mirada de su padre y vio cómo Elsa, efectivamente, tomaba las riendas de la situación sin que nadie se lo pidiera. Los vaqueros la seguían sin rechistar, respetaban su liderazgo de una manera que a él le costaba conseguir. John había pensado que Rip la había hecho su segunda solo para vigilarla, pero se había dado cuenta de que Elsa se había ganado su lugar. Era joven, sí, pero se había criado entre el ganado, los caballos y los vaqueros. Era una Dutton, y ahora, con Lee muerto, estaba dispuesta a tomar todo lo que su hermano Kayce parecía no querer.

Kayce soltó un suspiro frustrado y siguió a su padre. Había una verdad incómoda en todo aquello, y le dolía admitirlo.

Horas más tarde, los vaqueros estaban listos sobre sus caballos, esperando las órdenes de Kayce. Las reses mugían impacientes, y el viento que soplaba desde el desfiladero añadía una tensión casi palpable al momento.

— Las llevaremos al pasto 9 —anunció Kayce, su voz grave pero clara—. Subid por el desfiladero y luego tomad el camino forestal. ¿Alguna pregunta?

Ryan levantó la mano, su expresión de duda visible.

— No hay barrera en el camino forestal. Tendríamos que cortar la valla.

Elsa, que había estado observando en silencio, cruzó los brazos y compartió una mirada rápida con Rip.

— Sí, exacto. Ya la arreglaremos —intervino Kayce, pero Elsa ya había tomado la palabra, su voz cortante.

Colby intentó proponer algo.

— Si las hacemos cruzar el río, podríamos ir por el riachuelo...

Ryan lo interrumpió de inmediato.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Dutton's Diamond - Rip WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora