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La sala se quedó en silencio tras la partida de mi padre, aun me sentía nerviosa y mi cuerpo dolía, estaba feliz pero aún tenía que hablar con Filippo y que me dijera los términos a los que llegaron para que mi padre aceptara este matrimonio, tenía demasiadas cosas en la cabeza y estaba agotada.

- Me retiro, tengo asuntos fuera – el rey se despidió de nosotros, dio un beso a su esposa antes de salir.

- Azra – la reina Iris cruzo la mesa para darme un corto abrazo – te veo en cinco minutos en el salón de té, dejare que Filippo te lleve.

Asiento, la reina también sale de la habitación despidiéndose de su hijo, en cuanto las puertas se cerraron Filippo tomo mi brazo para que quedáramos frente a frente, tomándome de la cintura, haciendo que tomara su brazo con fuerza y retroceder. La expresión en su rostro me hizo darme cuenta del reflejo de mi cuerpo.

- ¿Qué tienes? ¿Te lastime? – pregunto.

- No, perdón – sonrío intentando quitarle importancia – me sorprendiste.

No parecía muy convencido, pero no pregunto más, volvió a abrazarme, pero ahora con delicadeza, mis lágrimas comenzaron a salir y deslizarse por mis mejillas. Unos segundos después se separó para darme un corto beso en los labios, luego beso mis mejillas, frente y la punta de mi nariz y volver a mis labios en un beso más profundo pero corto.

- Tu madre nos espera – me separo unos centímetros.

- Quisiera poder tenerte solo para mí – susurra sonriendo – vamos te llevo.

Toma mi mano para entrelazar nuestros brazos y salir por los pasillos, el palacio era enorme, los colores eran vivos, a pesar de la fachada gris con algunas partes color negro, por los grandes ventanales entraba la intensa luz del sol, era silencioso, pero se podía escuchar algunos pájaros cantar desde afuera. Por fin nos detuvimos frente a una gran puerta color rosa, Filippo pidió que se abrieran las puertas, un gran piano en la esquina junto a una gran ventana, sillones blancos con decoraciones color negro y una pared repleta con libros. La madre de Filippo junto a su hija se encontraba leyendo uno de ellos, esperando mi llegada, al verme ambas se levantaron y caminaron hasta mí. La pequeña no dejaba de mirarme, sin duda era la viva imagen de Iris, aunque más baja de estatura.

- Quiero presentarte a mi hermana menor – Filippo sonrío hacia la pequeña, guiñándole un ojo.

- Mi nombre es Emma – hizo una reverencia bastante torpe haciéndome sonreír, no calculo que tenga más de quince años– es un honor conocerla su majestad.

Solté a Filippo para caminar hacia ella y tomar sus manos en forma de saludo.

- Emma, lindo nombre – sonrío al ver sus mejillas sonrojarse – yo me llamo Azra, el gusto es mío, me han contado mucho sobre ti.

- Mi hija pequeña quiso unírsenos para darte el recorrido por el palacio, espero no te incomode.

- No es problema para mí – alejo mi toque de sus manos para enderezarme.  Bien empecemos – la reina Iris junto con Emma salen del salón.

- Te veo después – Filippo se despide de mí con un beso en la mejilla.

Aún tengo que acostumbrarme a sus muestras de afecto, salgo del salón para caminar junto a la reina y su hija, como dije el palacio es enorme y decidimos empezar desde la entrada principal.  -

- Es más fácil guiarte desde aquí, el pasillo a tu derecha va directamente hacia la cocina, cuartos de la servidumbre y este salón es el comedor – Emma abre la puerta y un comedor donde calculo que caben doce personas es lo primero que salta a la vista, es color negro y la sala es naranja, el candelabro en el centro es dorado – aquí solemos comer, aunque a veces salimos al patio trasero.

Corona blancaWhere stories live. Discover now