Protein Milk | Kageyama Tobio

16. Fotos

Narra Aiko

Vengo llegando de la ginecóloga, fui a pedir pastillas anticonceptivas para estar preparada en caso de que pase. Me dio una charla de una hora de como poner un condón pa hombres y otro pa mina y ahora tengo la mochila llena de condones del consultorio.

— Hola papá —saludo cuando entro— ¿Cómo estás?

— CHATO —suspira— hija mía dime que sabes como borrar una pagina en blanco de word.

— Ay papá me pillaste —me aguanto la risa— no tengo ni pico idea.

— AAAGH tengo que enviar un informe a las cuatro y no sé como reconchamadre borrar esta wea —suena el timbre— ¿Y ahora quien wea tanto?

— Mi pololo —abro la puerta, es el Kageyama— hola tobillo.

— ¡WENA TOBILLERA! —dice mi papá— ¿Sabi borrar una pagina en blanco de word?

— Hola Ernestina —me da un beso y pasa— sí suegro, mire.

Apreta dos teclas y la página se borra. Mi papá lo abraza agradecido.

— Tobillera weon gracias —suspira— ¿Queri una chela? están heladitas.

— No gracias, tengo entrenamiento más rato.

— Papá no seas mala influencia con mi pololo —abrazo al Kageyama— es un niño de bien.

— Lo mismo decían de mi y tuve una hija a los quince —se ríe mi papá y yo lo miro mal— broma pollito te quiero mucho, me iré a mi pieza a terminar esto.

Agarra su computador y sin querer me bota el bolso de la u, que había dejado en la mesa, y se caen los condones y la caja de pastillas al piso.

Me muero de la vergüenza cuando mi papá me mira sorprendido.

– PUEDO EXPLICARLO.

— Mira con que te cuides, todo bien —se aguanta la risa— no necesito más información, chao.

— Que vergüenzaaaa —me tapo la cara con las manos.

— Te dieron caleta —el Kageyama se agacha a recogerlos— ¿Estás son las pastillas?

— Sí —hago una mueca— hoy me las empiezo a tomar.

— Bien —me da un beso en la frente— mira encontré esto en el super y te las compré, para que comas algo distinto.

Me pasa un paquete de galletas de coco sin azúcar. Me encanta que tenga estos detalles conmigo, siempre se preocupa que coma bien y que no la pase mal en el gimnasio.

— QUE RICOOOO —hago un puchero— gracias enojón.

— De nada enojona —me abraza— ya, tengo que ir a entrenar —agarra su mochila.

— Te dejo abajo, tengo que ir a ver a mi mamá —hago una mueca— me dijo que fuera a verla y que me llevara algunas cosas que dejé en su casa.

— ¿Te acompaño? igual me sobra un poco de tiempo.

— No —agarro las llaves— no quiero que salga con weas raras, prefiero que la conozcas en otro momento.

— Bueno —abre la puerta y salimos— ¿Hablan poco?

— Sí, pero es por ella, yo le dejo mensajes preguntándole como está tooodas las semanas, le pregunto como está la cremita, cosas así pero no me responde seguido.

— ¿Quien es la cremita?

— La perrita de su pareja, le tengo cariño pero mi mamá siempre aclaró que la cremita no era nuestra, que dejaba que el Carlos la tuviera en la casa es cosa aparte —me encojo de hombros— así que trate de no encariñarme tanto pensando en que se podían separar y el se la llevaría.