13. Flores

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Narra Aiko

— Toi perdida —le digo al Kenma— ya me enganché.

Y aquí estoy otra vez, en la casa del Kenma contándole mis asuntos con el armador de Karasuno.

— Hace rato po Aiko —se ríe— con el Hinata nos consideramos cupidos.

— ¿Cómo es eso? —arqueo una ceja.

— Tu me contaste a mi y el le contó al Hinata y los dos les dijimos la misma wea —se ríe.

— Mira tu —me río— los dos días de campamento dormimos juntos y te juro que yo caía como lona, es como que me relajo mucho con el.

— Pídele pololeo luego entonces.

— ¿Tai más weon? —arqueo una ceja— no es que no quiera pero llevamos ¿Tres semanas saliendo? igual creo que es poco.

— Pero si estai enganchá hasta las patas —se encoge de hombros.

— Ya pero Kenma, yo nunca he pololeado e igual quiero que mi primer pololo que tenga sea el correcto.

— ¿Y si el weon te pide pololeo le vai a decir que no? —arquea una ceja— no sabemos que tan intenso puede ser.

— Ay yo creo que se me olvidaría la wea y le diría que sí igual —me río— igual no sabe que no he pololeado antes ¿Te imaginai le digo y piensa que soy entera weona por tener 18 y nunca haberlo hecho?

— Déjate de sobre pensar aweoná —me tira una almohada en la cara— ya ahora hazte la buena amiga y anda a hacerme yogurt con cereal porfa.

— Como ordene capitán —respondo webiando.

En lo que bajo a buscarle comida al pelo flan que tengo de amigo me llega un mensaje del Kageyama, quiere que nos veamos hoy. Le digo que después de almuerzo me desocupo y me responde altiro que ya, que pasará buscarme al edificio.

No nos vemos desde que terminó el campamento y juro que nunca había sentido lo que era extrañar a un weon. Extraño estar acostada con el y hablar puras weas tontas mientras me hace cariño hasta quedarme dormida.

Me quedo un rato más con el Kenma y me voy a mi casa para hacer almuerzo para mi papá y para mi, pero cuando voy llegando lo veo saliendo.

— ¿Pa onde vai?

— Se mandaron un cagazo en la pega que tengo que ir a arreglar la wea yo —suspira molesto— quería almorzar contigo pollito pero si no voy la wea quedará peor.

– Anda nomas —sonrío— saldré con el Kageyama más ratito.

— Ya, no creo volver antes de las siete así que no te preocupes si me demoro.

— Weno papi —me despido de beso en la mejilla y se va.

Subo al departamento y se me ocurre la brillante idea de decirle al Kageyama si quiere almorzar conmigo, me dice que sí al tiro y que llegará en veinte minutos. Le digo que suba nomas total el conserje sabe quien es.

Me pongo a hacer puré con pollo al horno, puta que me queda wena esa wea. Justo cuando pongo el pollo en el horno, suenan tres golpes en la puerta.

Abro y me quedo helá cuando lo veo parado con tres rosas amarillas.

— ¿Y eso...? —digo sorprendida.

— Es 21 de septiembre, no sé porqué pero se regalan flores amarillas y quise dártelas.

— Eri un tierno —se me ponen llorosos los ojos— ven pa acá carepoto —lo agarro del brazo para acercarlo y darle un beso.

— Oye cachai que... mi hermana se va a casar en dos semanas —dice mientras se sienta en la cocina americana— y puedo llevar una acompañante.

Protein Milk | Kageyama TobioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora