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26: La sensibilidad.

Parte 01: El nuevo hogar.

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Sus mejillas estaban rojas de enojo, podía poner una imagen de su mamá en una pared y tirarle dardos solo por diversión. Su cabeza estaba nublada por los pensamientos negativos y no se reconocía a ella misma. No quería volver a casa de Yizhuo, quería estar lo más lejos posible de su casa, de su ex casa, y en vez de eso, caminó hasta el departamento de Sakura. Ahí se encontraría con Minjeong y podría llevar a cabo su plan.

El metro le pareció ir más rápido que lo habitual, en pocos minutos ya estaba en la estación más cercana a su destino. El viento frío le bajó un par de tonos al color de su mejilla, pero de todas formas apretó el botón del ascensor con tanta fuerza que hizo un ruido extraño. Iba a mitad de trayecto cuando el elevador dejó de funcionar por completo. Todo se puso oscuro y esa caja pareció encogerse alrededor de su cuerpo. —No puede ser. —Volvió a presionar los botones de una forma que no tenía sentido. Golpeó la puerta y nada pasó. Una luz roja iluminó parte del pequeño lugar y comenzó a concentrarse en regular su respiración.

No se consideraba una persona claustrofóbica, pero quizá por la histeria acumulada desde la comida con su familia, le estaba costando sentirse bien en el ascensor. Un timbre sonaba ahora, al menos alguien ya estaba al tanto de que ella estaba atrapada ahí.

Comenzó a pensar en las horas que pasó en internet leyendo datos inútiles ¿Cuál era la posición que te salvaba de caer en un ascensor? Se preguntó, odiándose un poco por la falta de memoria. Arrastró su espalda contra la pared hasta quedar sentada en el frío suelo del ascensor, parece que había que tirarse con el estómago hacia abajo. No lo iba a ser, si moría, al menos no quería verse ridícula.

La luz se prendió y el ascensor se movió, pero apenas dio un tirón y se volvió a quedar completamente quieto. Sacó su teléfono, pero lamentablemente no tenía señal como para escribirle un mensaje a Sakura, realmente esperaba que los encargados supieran que se encontraba ahí.

Tendría que hablar con su antigua niñera, pedirle que le deje quedarse un tiempo hasta poder conseguir suficiente dinero como para independizarse. Vivir sola en esa ciudad era terriblemente caro, quizá tendría que tomar unas horas extras en la veterinaria. Antes ya era difícil compatibilizar el trabajo con los estudios, tener que trabajar el doble, mantener una casa y estudiar se volvería una tarea muy dura.

Detestaba que la vida se le ponga tan cuesta arriba, conocía personas que lo tenían todo muy fácil y les tenía una tremenda envidia. Tal vez debería usar el resto de deseos en mejorar su vida y no en matar a su mamá. —No puedo hacerle eso a Yuna. —Reflexionó finalmente, su hermana no sufría de los problemas que ella. No sabía el motivo, pero a ella jamás le hizo falta el cariño de sus padres. Yuna recibió todo lo que cualquier niño tendría que recibir para tener una infancia feliz.

El ascensor comenzó a funcionar nuevamente y esta vez no era una falsa alarma. Subió hasta el piso al que necesitaba llegar y las puertas se abrieron con completa normalidad. Caminó por el pasillo y tocó el timbre, fue recibida por Chaeyeon, quien traía un delantal de cocina. —Minjeong y yo estamos haciendo muffins.

—¿Puedo vivir aquí? —Se veía verdaderamente como un cachorro bajo la lluvia y a Chaeyeon le sorprendió la pregunta, porque Jimin siempre era bienvenida en ese hogar, solo que ahora la pregunta tenía un tono diferente, uno más serio. La mayor asintió, abriendo más la puerta para hacerla sentir bienvenida y por si eso fuera poco, también la abrazó. No hizo preguntas, no quería indagar en algo que obviamente le producía dolor.

Blackcat. (Winrina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora