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Karina siempre supo que su gata era distinta a las demás, pero también estaba convencida de que ningún amo diría que su mascota es común. NingNing fue ama de un pastor alemán por casi diez años y no existía un día en que su mejor amiga no hable de lo maravilloso y perfecto que era Rocky.

Rocky podía correr sin cansarse (al menos en su juventud), siempre regresaba la pelota cuando se la lanzabas, te daba la pata cuando se la pedías, daba vueltas sobre sí mismo y aprendía todos los trucos existentes con mucha facilidad. Rocky era un perro excepcional, pero como la mayoría de las mascotas, vivió menos que su humana. NingNing todavía llora ante la mención de su nombre y cinco años después de su muerte, el lindo perrito seguía siendo su fondo de pantalla en todos sus artefactos electrónicos

Pero incluso viendo ese caso, Jimin estaba completamente segura de que ninguna mascota sería capaz de igualarse a Winter.

Una gata completamente negra, (Karina había pasado años buscando alguno de otro color y no lo había logrado) almohadillas rosadas y unos ojos cafés que en días soleados brillaban como una nebulosa.

Winter era adorable, juguetona y también gruñona. Lo que la diferenciaba de cualquier otro gato eran varias cosas. Para empezar, Winter acompañaba a Jimin a todos lados (cuando estaba de animos), le hacía favores a Jimin, la acariciaba cuando estaba triste, jamás se enferma y come como si fuese una humana.

La primera vez que descubrió a Winter comiendo unas papas de un tarro de pringles, la joven Jimin corrió alarmada hasta la veterinaria solo para descubrir que su gatita estaba en perfectas condiciones.

Después de algunos años se rindió de prohibirle cosas. Winter tomaba gaseosas, comía hamburguesas o ramen y no le pasaba absolutamente nada.

Jimin se encontró con Winter cuando tenía ocho años. La gatita se encontraba perdida en medio de la nieve y la adorable y pequeña niña decidió rescatarla y rogarle a sus padres para que le permitan adoptarla.

Sus padres dudaron un tiempo, pero su hija siempre demostró ser responsable y buena con los animales, por lo que terminaron cediendo. Winter y Karina crecieron juntas. La joven, ya tenía 23 años, cursa su último año de veterinaria y según sus cálculos, Winter tendría que tener 15 años. Pero al verla sentía que Winter representaba la vitalidad y el físico de un gato de apenas unos dos años.

No tenía explicación lógica.

Rocky y Winter habían llegado en edades similares, pero el pobre perrito se encontraba enterrado hace ya varios años, mientras que su gatita se veía cada día más joven.

Karina había dejado de buscarle una explicación lógica, simplemente había concluido que su gata era distinta.

De esa misma forma la amaba con todo su corazón. Winter la había acompañado en todos los procesos de su vida y deseaba que eso continúe así por muchos años más.

Winter soportó los años en que jugaba con ella como si fuese una muñeca, la adolescencia cuando dejó de prestarle atención (no hay día en que no se arrepienta), sus inicios en la universidad y ahora, en que estaba a meses de graduarse y comenzar a vivir su propia vida. Vida en la que quería que su adorable gata se encuentre siempre.

Las dos se amaban mucho, pese a que Jimin no sabía que Winter estaba viviendo casi una cárcel a su lado.

N/A: ¡Nueva historia Winrina! Será una historia de fantasía en la que llevo trabajando mucho tiempo, actualizar aquí no será mi prioridad hasta terminar mi otra historia, pero espero la disfruten igualmente. 

Blackcat. (Winrina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora