En el reino del sur ocurrió un hecho que marcaría la vida de todos los ciudadanos y reinos del mundo entero cuando la heredera, la princesa de solo tres meses de nacida fuese raptada en su cuna mientras sus padres dormían.
La niña sería oculta y exp...
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Los hombres después de reírse por la expresión de Kita luego de lo mencionado se encontraban fuera del territorio interior del palacio.
Caminaban por el terreno buscando alguna pista de la señora Clara, hasta el momento no habían encontrado nada.
—¿Exactamente qué buscamos? —preguntó el príncipe Bokuto.
—Algo que nos diga dónde pudo estar la señora Clara, aunque después de una semana es un poco complicado encontrar algo tan fresco como los primeros dos días —mencionó Akaashi hasta que el príncipe Kita llamo su atención.
—Creo que encontré algo, de no haberseme caído la pluma con la que estaba recolectando datos no me hubiera percatado, vengan a ver.
Los dos hombres se acercaron a Kita quien una vez se aseguró estuvieran cerca para mirar lo mismo que él, señaló el pasto.
Esa parte en específico se veía extraña comparada al resto del pasto del lugar, a simple vista se veía normal pero posando tus ojos muy cerca te das cuenta que es una fachada.
Las raíces del pasto habían salido sin embargo eran débiles raíces de césped por lo que levantar ese montón no era nada.
El príncipe Kita ejercicio un poco de fuerza en el momento que levanto esa capa de césped con dientes de león venenosos a simple vista por su distintivo color, lo que se encontraba debajo les impresionó.
Estaba quemado, debajo de ese césped que se percataron fue puesto se encontraron una gran mancha oscura, un distintivo de cuando el césped es quemado por las brasas de una fogata o cuando lanzaban los carbones encendidos para apagar la misma, el lugar donde había pasto quedaba de ese color que veían en ese momento.
Era una mancha de un tamaño considerable. Sir Akaashi se agachó para revisar si había algún rastro de algo que diera una pista de lo que pudo haber sido quemado en ese momento hasta que lo que vio le generó un silencioso escalofrío, uno que puso su piel de gallina aunque nunca lo fuera a aceptar o mencionar en alta voz.
Era ceniza, no la ceniza típica de los hornos, de los fogones tradicionales o fogatas de la noche. No, eso eran cenizas humanas que no eran difícil de identificar, menos cuando en sus estudios se les hizo identificar por si en algún momento había un muerto quemado hasta las cenizas, poder identificar cual era la causa de su muerte, saber que fue de esa manera y no confundir con la ceniza normalmente conocida , su olor también la distinguía.
—¿Akaashi?, ¿Estás bien?, ¿Que encontraste? —preguntó el príncipe Bokuto quien no recibía respuesta.
—Son cenizas humanas, es muy poco tomando en cuenta la brisa del reino pero estos residuos lo son —lo mencionado sacó una gran exclamación de parte de sus dos majestades.
—¿Cómo dices?, ¿Me estás diciendo que lo que queda de la señora Clara es eso? —preguntó muy asombrado el príncipe Bokuto.
