Veintiséis

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Pensando en lo ocurrido hace unos minutos con el atardecer entrando en su ventana sabía que tenía un az bajo la manga, nadie se vería venir eso

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Pensando en lo ocurrido hace unos minutos con el atardecer entrando en su ventana sabía que tenía un az bajo la manga, nadie se vería venir eso.

Ahora entendía un poco más el temor hacia los de su especie, los híbridos, hijos de la realeza nacidos de dos herederos de un reino distinto.

Ahora entiende el miedo por el rey Magnus, el miedo que ella puede causar. No quería ser como él pero en lo profundo de su alma ella sabía que en algún momento tenía que pelear, pelear por su libertad, por su vida, pelear por descubrir la verdad sobre Magnus, para obtener un lugar en los reinos sin tener una sentencia de muerte o una gran suma de dinero como recompensa al primero que pudiera asesinarla.

Eva no le había dado nada bueno pero le permitía defenderse, con eso se conformaba y se apaciguaba un poco la ira a su otra yo, la misma pero que deseaba con todo su ser separar y alejar de su vida a sabiendas de que moriría con ella.

El ardor aumentó en ese momento.

Los dones... ¿Cuál era su origen?

Una gran pregunta sin una respuesta inmediata lleno su mente de confusión, detestaba esas preguntas que no podía responderse, tampoco de las que no tenía el mínimo conocimiento ni de las que le habían comentado.

Trataba de hacer memoria a las pláticas con su nana, no le venía nada a la mente, no recuerda nada que pudiera darle una pista sobre el origen de su poder.

No tenía a su nana con vida para saciar sus preguntas en muchas ocasiones infinitas, Baruc estaba muy lejos y ahora con el descubrimiento de la muerte de esa mujer que descubrió se llamaba Clara no podía salir, debía de no llamar la atención lo más que pudiera evitarlo así que solo quedaba el príncipe, quien sabía que le resolvería cualquier pregunta que tuviera al respecto sobre temas que desconocía que lo tendría por horas hablando sin parar asegurándose que ella entendiera todo lo dicho por él.

Esperaría el momento adecuado para preguntar sin verse sospechosa pero de verdad necesitaba saberlo, saber de dónde provenía aquello que para muchos era una bendición pero que para ella fue una condena, una maldición.

Se dirigió a su habitación después de estarle haciendo mente a sus poderes y a esa extraña planta carnívora, quizá sirva también para cazar grandes animales pero no podía sacarla en el palacio, habían ojos en todas partes y sobre todo desde las alturas, el príncipe llegaba en cualquier momento por lo que no se arriesgaría de esa forma.

En su habitación se acercó lentamente a su cama, tocó el colchón con sus manos que se hundían ligeramente, era muy suave y cálido pero seguía sin poder permitirse acostarse y dormir, no es que no pudiera hacerlo pero eso significaba estar en mucho reposo y dejar de estar alerta.

Negó con su cabeza varias veces con el pensamiento, no podía dejar que la comodidad interrumpiera en su método de supervivencia y su constante guardia que solo traía como protección su propia vida y nada más.

Lost PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora