(2)Intriga

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-¿Hola?- respondí a la llamada, no sin antes despedirme de mi amiga. Pude sentir la respiración de una persona al otro lado de la línea, sin embargo todo quedó ahí. Colgó antes de que pudiera decirle un disparate por su "agradable" broma. Nótese el sarcasmo.

Me tumbé en la cama y solté un suspiro al viento. Ya eran las 12:42 cuando me acosté. Tenía que resolver el misterio de la nota, me intrigaba la visita de Dorian a mi barrio, la llamada misteriosa y por si fuera poco debía de tratar de dormir porque mañana tenía escuela.
¡Genial!

(...)

Sonó el despertador y con el pie derecho le di una patada. Sí, el derecho, porque con ese tenía que empezar el día.

Me levanté sin pensarlo mucho y me dirigí a la cocina para prepararme el desayuno. Unas tostadas con mermelada de fresa y un yogurt griego. Luego de esto me di un baño y me vestí adecuadamente para la escuela. Me puse unos jeans, una blusa color beige y mis botas favoritas.
Me lavé los dientes y me hice una trenza de dos. Cosa que solo hacía cuando amanecía de buen humor.
Busqué la moto que me había regalado mi padre en navidad, como una excusa por no venir a verme hace como tres años.

Sí, mi padre tenía cargo de conciencia porque después de haberse ido al extranjero por trabajo más nunca había puesto un pie en su país natal, ni siquiera para visitar a su única hija...

De camino al colegio unas cuantas miradas de extrañeza se cruzaron conmigo. En mi pueblucho no se acostumbra ver gente montada en moto y mucho menos mujeres, pero no me importaba en absoluto lo que la gente pensara de mí.

Al llegar a mi destino sonreí y me quité el casco. Era sorprendente como no me había despeinado. Que les puedo decir, soy una experta en hacer trenzas lo suficientemente resistentes como para que no se deshagan tan fácilmente.

Un auto se estacionó justo a mi lado, sacándome de mis pensamientos, y de repente en mi mente comenzó a sonar "Alarm" de Anne Marie, cuando los vi bajar a los 3.
El mayor ,que estaba tallado por el mismo Satán de pies a cabeza. Su cabello negro y rizo le hacía justicia a sus facciones, y su tatuaje de escorpión se llevaba el mérito antes que su reloj caro.
El rubio, de pelo rizado también, tenía pómulos rosas, y aspecto de niño bueno, no sin quitarle lo atractivo. Di por sentado que era el menor.
Y el último... Nunca lo había visto antes, pero solo con ver los ojos verdes característicos imaginé que era parte de la familia.
Parecían sacados del mismísimo infierno, pero sabía que algo en ellos no era normal. Toda perfección debía tener algún fallo...

El chico desconocido me miró de arriba a abajo, como estudiándome, sin embargo siguió su camino sin decir palabra alguna. Dorian, como de costumbre ni se inmutó, ni siquiera se dio cuenta de que que estaba ahí. Y Dexter, como era de esperarse fue a saludarme en seguida.
-¡Pero miren nada más quién es! La reina de las nieves...
Rodé los ojos ante su comentario sarcástico. Dexter tenía una personalidad de lo mas extraña. Aunque bueno, al lado de sus hermanos creo que él sería el más normal.
Me tomó del brazo y me hizo el ademán de caminar hacia la derecha.
-Vamos, quiero hablar contigo en privado.
Fruncí el ceño ante tal invitación.
-Hola a ti también,¿si quiera me has preguntado cómo estoy? - respondí cortante.
El chico suspiró como respuesta y asintió.
-Hola, ¿cómo estás?- dijo al fin.
Resoplé poniéndome una mano en la cara. No quería ser borde pero él me sacaba de quicio.
-Bien, dime, ¿qué es tan importante?
Alzó la comisura derecha de sus labios triunfante y continuó.
-El viernes hay una fiesta en mi casa-¿Y?-pregunté curiosa.
-Verás, anualmente mis familiares y yo inauguramos una fiesta en conmemoración a un año más de la escuela. Y es...-arrugó su nariz pensativo- prácticamente obligatorio para cada alumno de esta escuela asistir.

Bien, no quería problemas. Y la verdad también tenía algo de curiosidad por saber que habría en el castillo Drácula. Ok no. Pero créanme, cualquier chica en mi lugar no daría un no por respuesta.

-¿A qué hora es?
El chico parpadeó varias veces para luego cambiar su expresión por una siniestra.

Dios mío, que alguien me explique de dónde salió este raro.

-A las 7:00.p.m. Que no se te olvide... Ah y tienes los cordones desatados.
Miré mis zapatos solo para darme cuenta que no traía cordones.
-Hijo de p...
Para cuando miré al frente ya iba lo suficientemente lejos como para alcanzarlo. Se limitó a enseñarme la lengua y luego perderse en la multitud.
Dexter, Dexter...¿Acaso podías ser más raro?
El timbre sonó, indicando que debíamos entrar y adivinen que tocaba a primera. Sí, matemáticas...
Maldije por lo bajo y caminé salón arriba buscando a mis compañeros, porque como verán tengo mala memoria para recordar direcciones.

El profesor estaba habla y habla sobre el teorema de Pitágoras.

¿Y eso a mí de que me serviría para el futuro?

Yo solo podía pensar en los sucesos ocurridos los últimos días, y no se porqué, pero tenía la corazonada de que a penas estaba comenzando...

Cuando sonó el timbre, dando paso al receso pasé a la biblioteca en busca de información. Debía encontrar la manera de descifrar el mensaje secreto. Para mi sorpresa encontré un libro que hablaba del tema.
Me senté a leer tranquilamente cuando de repente los ví pasar.
Dorian y esa chica...
Al parecer fue la misma que oí hablarle el otro día. Una morena de cabello largo. Su cabellera negra le llegaba hasta la cintura. Traía puesta una chaqueta de cuero a pesar de que no había frío. Y su falda era bastante corta, tanto que casi se le podían ver sus partes. Sus medias de rejilla hacían juego con sus botines. Si alguien sabía como vestirse era ella, créanme.

Decidí concentrarme en lo mío y no prestarles atención.

¡Bingo! Dice que con calor puedo ver lo que está escrito. Cerré el libro y de repente ví a lo lejos como Dorian le dio un manotazo a la mesa. La chica y yo saltamos del susto.
La bibliotecaria lo regañó y eso lo hizo enfurecerlo más.

¿Que pasó? El chico antiestrés se acababa de estresar?

De un momento a otro le dijo a la chica algo que no pude escuchar. Al parecer estaba cortando con ella. Luego se volteó a verme y sentí como el corazón me daba un vuelco.

¡Joder!

Venía hacia mi con pasos apresurados y yo estaba tiesa como una estatua. No podía moverme, las piernas no me respondían...

-¡Tú!
Parpadeé atónita.
-¿Por qué siempre estás metida en medio?
Iba a decir algo pero me interrumpió-¿No te han enseñado a no espiar conversaciones ajenas?
Abrí la boca asombrada ante sus palabras. Nunca imaginé que un chico tan callado podría tener tantas malas pulgas. No me dio tiempo a responderle porque sonaron los altavoces de la dirección solicitando su presencia. Solo pude ver como se dirigía a la puerta soltando amenazas y manotazos.
La chica se levantó y vi su cara de disgusto. Se disculpó con la mujer y luego conmigo.

-No debes disculparte por algo que no hiciste- dije encogiéndome de hombros con el libro en brazos todavía- Tu novio es bastante impulsivo-agregué con algo de presión en mis palabras.
-Oh no, el ya no es mi novio. Acaba de cortarme hace unos minutos.

Ohhh ya veo mi querida amiga.

De hecho ya lo sabía. Pero quería dar el pie forzado a ver si caía, y bueno, así fue. Me terminó contando muchas cosas. Jamás imaginé que Dorian asistiera al psicólogo por problemas de ira. Por eso evitaba situaciones estresantes. También me contó que su hermano el del medio se llamaba Danger, y que era hijo de otra madre, por eso su pelo era lacio y castaño. Y que el director era el padre de los 3 monumentos mas bellos de todo el colegio.

Al terminar la charla, me dio su número y quedamos de vernos en la cafetería a la hora del almuerzo. Yo acepté y volví a clase. No sin antes revisar la última notificación del celular.

Número desconocido: ¿Ya descifraste la clave?

Del cielo al infierno solo hay un pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora