10. No apagues tu luz

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-Aún no me has dicho ni a dónde vamos ni porqué nos hemos ido así de la fiesta de tu amigo, ni...- quise seguir protestando pero me cortó.

-Todas sus fiestas son iguales- dijo volviendo a encogerse de hombros. 

Volviendo. A. Encogerse. De. Hombros.

-Y tú no me has dicho porqué estabas allí.- me rebatió.

-Bueno, no suelo ir diciéndolo por ahí, pero mi mejor amiga es la hija de Gema Harris.

-Ah- dijo, y noté la sorpresa en su voz. -¿Qué edad tiene?- se interesó.

-23, igual que yo, ¿por qué lo preguntas?- dije algo desconfiada.

-Ni idea, sólo me sorprende que no haya empezado modelaje como su madre y que apenas salgan fotos suyas... sabes a qué me refiero.

-¿Por qué tendría que ser modelo? Ella quiere ser periodista, está en la universidad.

-¿Y sus padres la han dejado ser periodista?- me preguntó. ¿Y si él había vivido lo mismo? ¿Y si... por eso había reaccionado así el otro día en el coche?

-Todo padre debería dejar a sus hijos cumplir su sueño.- le dije mirándole, sin preguntarle sobre su sueño. Supe que no estaba preparado. -Bueno, ¿dónde vamos entonces?- pregunté sin olvidarme de mi objetivo. 

-A donde tú quieras. Sólo quería que nos alejáramos de allí.- respondió Ethan.

-Vaya, ahora que comenzaba a tener ganas de fiesta...- dije sonriendo.

-¿Sabes? Tienes razón. Aún son las doce. Pero podemos tener nuestra propia fiesta.- murmuró sonriendo, y un rato después, cuando encontró un hueco, paró el coche. -Mira lo que tengo- dijo sacando una botella de alcohol de la nevera del coche.

-Creo que con la copa que me he tomado con Paul es suficiente- le respondí decidida a no emborracharme, pero me hizo caso omiso.

-Juguemos a un juego. ¿Sabes que los borrachos y los niños tienen que decir la verdad?- de nuevo puso esa sonrisa que me apetecía tanto perfilar con los dedos. Luego abrió la botella y bebió un sorbo, relamiéndose los labios, ofreciéndome la botella.

La miré durante unos segundos y me la acerqué a la boca despacio, pensando que sus labios acababan de estar allí. Luego tomé un sorbo sin pensar, que me quemó la garganta.

Era vodka. 

-No pienso jugar al yo nunca nunca- le adelanté con una expresión seria en la cara. 

-Podemos hacer una versión. Si no quieres responder, tienes que darme un beso.- me dejó de piedra diciendo aquello con normalidad, como si estuviera hablando del clima.

-¿Qué?- no podía haber oído bien.

-No lo digas como si fuera la primera vez- sonríe.

-Ya, pero... La película.. es decir, yo...- me puse demasiado nerviosa, siempre lo hacía en estos casos, pero un actor famoso me estaba pidiendo que le besara y esta vez no era por la película. No sabía cómo Ethan mantenía la calma en momentos así.

-Vamos, es sólo un juego. Pero si no quieres, no pasa nada. No debí haber dicho eso. Puedo llevarte a tu casa.- me dijo volviendo a agarrar el volante, pero instintivamente puse mi mano en su brazo para que no arrancara.

-No, no. Sí que quiero- le dije convencida. -Será divertido. Pero olvidémonos de todo luego, ¿vale?- ¿Qué cosas confesaría aquella noche? Me asustaba. Y peor, ¿habría beso?

-Sí me prometes que no vas a mentir en ninguna pregunta. Si no quieres responder, es tan fácil como besarme, no te morirás, te lo aseguro- dijo sonriendo. Menos mal que estaba oscuro y no se notó que me sonrojaba.

Luces, cámara... y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora