Enemies to Lover

91 19 0
                                    


Ya había pasado un tiempo desde que había firmado su contrato de matrimonio, la ceremonia se iba a realizar en un par de semanas más y todo el mundo en palacio se estaba volviendo loco, tenían que acomodar a un montón de nobles, realeza y dioses.

Missa estaba aburrido de todos los preparativos, cansado de las sirvientas pinchando y midiéndolo, pero sobre todo estaba harto de Philza. Siempre molestando, siempre quejándose de que Missa no sabía lo que estaba haciendo, en realidad Missa no sabía qué estaba haciendo, y lo peor de todo

"Si fueras un dios real, sabrías todo esto." Volvió a quejarse Philza, Missa apretó la mandíbula, porque sabía que si abría la boca esta alianza se iba a terminar en el instante.

 La paciencia de ambos estaba al límite. Las tensiones de palacio crecían y crecían, Missa estaba parado mientras las sirvientas lo pinchaban y lo aburrían con su charla mortal. Hasta que Philza entró de golpe, uno de sus guardias lo seguía de cerca.

"Missael, muévete," dijo tomándolo del brazo y arrastrándolo fuera del cuarto.

"¡Hey, cuidado, mortal!" Dijo Missa jalando su brazo del emperador, teniendo cuidado apara no matarlo. "¿Qué te pasa?"

Philza se giró, algo molesto, pero parecía preocupado, algo en sus ojos brillaban con algo parecido a urgencia y ansiedad.

"Por una puta vez en tu inmortal vida podrías hacer lo que se te dice sin preguntar" respondió irritado, Philza.

"¡No!" Le gruño Missa, soltándose al fin del agarre, "Si no me dices que mierda está pasando no iré contigo"

Philza suspiro frustrado, "Unos rebeldes y dioses menores están atacando palacio, al parecer aprecian tanto nuestra unión como nosotros."

Missa abrió los ojos, sorprendido, "¿Quién sería tan estúpido para atacar el imperio Ártico?"

Philza soltó una risa amarga. "Al parecer, un grupo de dioses menores que creen que nuestra unión desequilibrará el poder en el panteón. Y algunos mortales que piensan que estoy traicionando al imperio al casarme con un dios extranjero."

Missa frunció el ceño, procesando la información. "Bueno, supongo que tienen razón en una cosa: ninguno de los dos quería este matrimonio en primer lugar."

Por un momento, algo parecido al dolor cruzó los ojos de Philza, pero desapareció tan rápido que Missa creyó haberlo imaginado.

"Eso no importa ahora," dijo Philza, su voz tornándose seria. "Lo que importa es que están atacando mi gente, mi hogar. Y aunque no lo creas, eso te incluye a ti ahora."

Missa sintió una punzada de culpa. A pesar de sus diferencias, Philza estaba tratando de protegerlo. Missa se quedó en silencio un par de segundos. La idea de que él un dios menor, ahora formara parte del imperio más poderoso en esta dimensión por un mero compromiso con su madre era casi escalofriante.

Sin embargo, aquí estaba atrapado en un matrimonio que no había pedido, siendo atacado por razones que no entendía.

"¿Y qué se supone que haga yo?", preguntó casi ofendido el dios

Philza lo miro de reojo, su voz un poco más suave esta vez, "Proteger lo que es tuyo... aunque no lo quieras aceptar. Este ya no es solo mi reino, es el tuyo también, darling"

El dios se sorprendió ante la declaración del emperador, tu reino, nunca lo había pensado, para él el Imperio Ártico era un lugar frío y distante, una carga más, no algo que le perteneciera. Pero la forma en la que Philza lo dijo, esa seriedad y convicción, lo hizo tomarse la amenaza más en serio.

Esto ya no era un juego.

Missa se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Philza. La realidad de su situación comenzaba a asentarse en su mente. Ya no era solo un dios menor atrapado en un matrimonio no deseado; ahora era parte de algo más grande, algo que la gente estaba dispuesta a atacar y defender.

"Mi reino," murmuró Missa, probando cómo sonaban las palabras en su boca. Miró a Philza, sus ojos brillando con una nueva determinación. "Tienes razón. Esto ya no es un juego."

Philza asintió, una pequeña sonrisa de aprobación curvando sus labios. "Me alegra que lo entiendas. Ahora, necesitamos movernos. ¿Estás listo para defender lo que es tuyo?"

Missa invocó su guadaña, el arma materializándose en sus manos en un remolino de energía oscura. "Más que listo. ¿Cuál es el plan, Emperador?"

"Primero, necesitamos llegar a la sala del trono," dijo Philza, desenvainando su propia espada. "Desde allí, podemos acceder a los pasadizos secretos y reagruparnos con nuestras fuerzas."

Comenzaron a moverse por los pasillos del palacio, el sonido de la batalla haciéndose cada vez más fuerte. Missa se sorprendió de lo natural que se sentía luchar junto a Philza, como si hubieran estado haciéndolo durante siglos.

Mientras se abrían paso a través de un grupo de atacantes, Missa no pudo evitar notar la gracia y poder con los que se movía Philza. Era casi... sobrenatural.

"Sabes," dijo Missa, esquivando un ataque y contraatacando con su guadaña, "para ser un mortal, peleas como si tuvieras siglos de experiencia."

Philza río, un sonido que de alguna manera logró ser tanto divertido como peligroso. "Quizás haya más en mí de lo que crees, pequeña muerte"

[[FLUFFTOBER 2024 DEATHDUO]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora