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Sanji pelea consigo mismo, con el lado que le dice que despierte a Zoro molestándolo y el otro que le dice que lo haga besándole la cara entera. Sin embargo, se queda ahí, viéndole dormir plácidamente. Hasta que la luz del sol se hace más fuerte y Sanji no puede hacer nada para cubrirlos, porque las cortinas viejas además tienen muchos huecos que ni siquiera fueron remendados.
¿Y la noche anterior dijo que quería quedarse ahí?
Pues sí.
Todavía se siente de ese modo.
—Ma ri mo.
Susurra mientras entrevera suavemente los cabellos verdes entre sus dedos.
—¿Mn?
Zoro se remueve y abraza a Sanji con fuerza. Si Sanji no fuera fuerte como es, tendría seguramente un par de costillas mal. Estaría siendo asfixiado y muriendo entre sus brazos.
—Deja de estar mirándome, rizado.
Oh.
¿Entonces Zoro no abrazaba así a todas sus parejas sexuales? Es un alivio que Sanji no tenga que ir a preguntar a las islas a las que fueron, a ver si las parejas sexuales de Zoro no murieron asfixiadas por un abrazo matutino.
—Ayer me dieron un den den mushi para pedir el desayuno.
Sanji ve a Zoro abrir el ojo bueno y bostezar perezosamente estirándose a sus anchas por toda la cama, molestándolo y empujándolo casi fuera de ella.
—¡Oye, estúpido cabeza de musgo!
—El musgo que te encanta —Zoro de repente está sobre todo Sanji, mirándole galante y confiado.
—Estas aceptando que eres un musgo —Sanji ríe acariciando el rostro sonriente de Zoro.
—No —rebate dejando un beso suave sobre los labios de Sanji—, sólo el musgo del que te enamoraste y te tiene mal.
Y qué más podría decir Sanji, sólo devolver el beso perezoso que comparten.
Cuando Sanji hace el pedido del desayuno, recostado sobre el pecho de Zoro, Zoro acaricia la pierna desnuda de Sanji mientras le recuerda pedir una botella de sake.
—Suena bien —Zoro tienta su suerte escabullendo sus dedos traviesos debajo de la sábana que los cubre escasamente.
—Aunque me habría gustado prepararte el desayuno —Sanji hace un puchero que desaparece cuando Zoro pellizca su glúteo— ¡Oye!
—Ya habrá tiempo para eso —retira la sábana dejándolos como llegaron al mundo— a falta de una cocina, preferiría ordeñar un poco de leche matutina para mi desayuno.
Mierda.
Zoro no era de hablar mucho, pero cuando lo hacía era realmente impactante en muchos sentidos.
—¡Estúpido cabeza de musgo! ¡No soy una cabra para que me ordeñes!
Sanji se parte de risa mientras Zoro hace cosquillas con sus manos ásperas y besa sus muslos internos, hasta ahogar la risa de Sanji y transformarla en jadeos y gemidos.
—¿Y si ya vienen con el desayuno? Zoro —Sanji no puede hacer demasiado cuando Zoro está mamando gustoso— Zoro, Zoro zoro...zorozorozoro...
Diluido sobre las sábanas, Sanji cree que no puede más, alcanza un orgasmo potente y jura que pierde el conocimiento por unos segundos. Unos segundos después ve a Zoro relamerse los labios mientras se masturba y termina sobre el estómago de Sanji.
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Algo entre nosotros - ZoSan
FanfictionCuando los sentimientos han estado ahí, cuando el amor se ha estado construyendo, y cuando no es sencillo ver lo evidente.