𝐗𝐗𝐕𝐈

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—¿Qué estás mirando? —le preguntan desde atrás, sobre su hombro. Akutagawa evita exaltarse, demasiado consciente de su presencia.

⠀⠀—No puede ser que nunca hayas visto un libro en tu vida, Jinko. —Ante la burla, Atsushi puso un gesto indignado y obvió el apodo. Hace poco tiempo que el "chico tigre" se había convertido en "Jinko" y por desgracia, se había acostumbrado.

⠀⠀—¡Sabes que no me refería a eso!

⠀⠀—Entonces haz las preguntas correctas.

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⠀⠀Akutagawa volteó la página sin ponerle mayor atención. Desde que regresaron, las cosas han estado un poco incómodas con Atsushi revoloteando a su alrededor, como una mariposa a una flor. No es por tener a un omega cerca, sino por el repentino cambio en su comportamiento hacia él. Constantemente descubre a Atsushi mirándole, mucho más de lo que es común para él. Soltando feromonas en la habitación que le cedió y en el sofá donde Ryunosuke suele leer.

⠀⠀Y el aroma a manzana acaramelada, se pega a su ropa y a sus cosas.

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⠀⠀—Me refiero, Akutonto, de qué es el libro.

⠀⠀Ah, este chico.

⠀⠀—Tengo el presentimiento de que quieres morir dolorosamente.

⠀⠀—Sé que no me harías daño —aseguró con una expresión de sorpresa en la cara.

⠀⠀—¿Estás seguro de eso, Jinko? —y antes de que lo afirmara, Akutagawa dejó el libro a un lado, en el reposabrazos del sofá y lo jaló hacia él. Atsushi cayó en su regazo, aturdido y desconcertado.

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⠀⠀Parece que él no es el único que ha comenzado a actuar extraño.

⠀⠀Guiado por una fuerza mayor a su propia lógica que le grita que lo suelte (o por querer llevarle la contraria), Ryunosuke muerde su mejilla midiendo su fuerza. Lo oye quejarse, pero eso no lo detiene de dejar sus dientes marcados en la tersa piel. Una segunda mordida se aloja entre su mentón y el inicio del cuello. Nakajima chilla y se retuerce, intentando escapar, pero Akutagawa sabe que la fuerza que pone en ello dista mucho de parecer que realmente lo intente. Quizás solo rehúye de la mordida en sí, entonces...

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⠀⠀—A-Aku, tus colmillos... Lastiman... ¡Ah! —vuelve a chillar.

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Finalmente decide que es suficiente. Ryunosuke se levanta con él en brazos, solo para dejarlo sentado en el mismo sofá al soltarlo. Su ropa se ha desordenado, sus mejillas son un maldito poema y las pequeñas marcas, desde las dos mordidas en su cara hasta los pequeños chupetones bajando por su cuello, son como el lazo de un precioso regalo. El alfa sonríe satisfecho de su gesto abochornado y confuso, antes de decidir que debe irse de ahí.

⠀⠀Una vez afuera, con el aire frío golpeando su rostro y enfriando su cabeza, Akutagawa se pregunta si finalmente ya se ha vuelto loco. Palpa sus labios con los dígitos de su mano; el sabor ligeramente dulce de su piel y su aroma, se han impreso allí. Ah, ¿cómo se va a sacar esa imagen de la cabeza ahora?

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⠀⠀Desde que volvieron a la manada con más integrantes, tuvieron que reorganizar dónde se quedarían, por lo que desde entonces Atsushi se queda con los hermanos Akutagawa. La noche llega en un silencio abrumador. Todo empeoró cuando la pequeña Elise apareció para "secuestrar a Gin a una noche de chicas" y les dejó la cabaña solo a Ryunosuke y Atsushi. No ha podido mirarle a la cara después de lo que pasó hace un par de horas, porque de ver sus ojos color plata fijamente, el omega siente que se ahogará con su propia saliva. Cuando la señora Osaki le recomendó adoptar ciertas costumbres nuevas para atraerlo, no pensó que realmente fuesen a servir de algo, menos que tuvieran algún efecto en él.

𝘊𝘳𝘪𝘮𝘴𝘰𝘯 𝘞𝘰𝘭𝘧 «𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora