𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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Dazai siempre supo, desde el primer instante, que la pelea por el poder no era más que un señuelo, una mera distracción. Era evidente, pues así llevase las de perder, la manada difícilmente seguiría a Fyodor sin protestar. Para ellos, no es más que un exiliado, un extraño que traicionó a su familia y a la manada, un don nadie con deseos de poder. Si lo que Fyodor quería era controlar a la manada, necesitaba de un poder externo.

⠀⠀Los tres intrusos que sostienen a Atsushi con una daga contra el cuello, son la prueba.

⠀⠀Justo cuando la pelea cambiaba a favor del castaño, se oyó un grito en alguna parte. Con Fyodor a su merced en el suelo, la atención se volcó al omega que lloraba indefenso entre los brazos de un desconocido, parte de los que escaparon aquel día que los emboscaron en el bosque. El otro prisionero estaba ahora a su lado y hay un tercero que Dazai no recuerda haber notado en ese instante.

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⠀⠀—Vaya, ya se habían tardado —Fyodor se sacude la ropa tan pronto como logra incorporarse del suelo. Se limpia la sangre del labio inferior y sonríe autosuficiente—. Ese último golpe estuvo inconvenientemente cerca.

⠀⠀—Así que realmente estabas haciendo tiempo —reclama Dazai con voz lenta y grave, el moreno de ojos violáceos solo amplía su sonrisa.

⠀⠀—No es como que realmente necesite ganarme el puesto. Basta con aniquilar a los alfas más fuertes e imponer mi dominio sobre el resto será cosa fácil. Con la ayuda de mis socios, es más que posible.

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⠀⠀Los intrusos finalmente se identifican: el anteriormente prisionero junto a Fyodor es un beta de nombre Iván Goncharov, mismo que retiene a Atsushi. A su lado, el alfa Tatsuhiko Shibusawa sonríe altivo y detrás de ambos, un joven menudo, presumiblemente beta, con la mitad de su cabellera teñida de lila, les acompaña no muy contento apuntando una flecha en dirección a Osamu.

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⠀⠀—Ahora, gracias a nuestra sociedad, yo-

⠀⠀—Nuestra sociedad, ¿dices? —Shibusawa se burla. Trae entre manos una manzana desde hace un rato, a la cual acierta un mordisco cuando se cansa de reír. Fyodor frunce el entrecejo—. Verás, creo que no te ha quedado muy en claro la situación. No me interesa dominar el norte o subyugar a sus actuales líderes. Solo quiero al omega que originalmente pertenece a mi clan, y como podrás notar, ya lo tengo. No te necesito, y no te debo nada.

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⠀⠀El alfa chasquea los dedos y de inmediato, el chico detrás de ellos dispara su flecha, cambiando de blanco y acertando en el muslo de Dostoyevsky. Dazai escucha la respiración preocupada de Chuuya detrás suyo, sabe que esa preocupación se extiende al porvenir de Nakajima principalmente, es su mejor amigo hasta donde sabe y el chico siempre enciende sus instintos paternales. Fyodor cae al suelo, gruñendo y quejándose por la herida, siendo retenido prontamente por Lovecraft y otros más.

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⠀⠀—Entonces, dejando en claro que no tenemos nada más que hacer aquí, les dejo hacer lo que les plazca con Dostoyevsky.

⠀⠀—¡Maldito traidor! —brama el mencionado mientras es arrastrado. Su voz se pierde entre el barullo y pronto deja de importar.

⠀⠀—Creo que estás pasando por alto que no permitiré que te lleves a uno de los míos sin hacer nada —atribuye Dazai alerta, Chuuya ya está parado a su lado más que listo para atacar. Akutagawa se controla con gran dificultad aún más cerca de los intrusos, luego de llegar corriendo hace unos minutos.

⠀⠀—Pero Nakajima es de los míos, ¿no lo ves? Un lobo blanco debería estar junto a los suyos. Además, creo que ya viste lo certero que es mi Sigma con el arco. Nos dejarás ir con el omega, si no deseas que ponga una flecha entre las cejas de ese bonito pelirrojo al que atesoras.

𝘊𝘳𝘪𝘮𝘴𝘰𝘯 𝘞𝘰𝘭𝘧 «𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora