Red Thread. (Daemon Targaryen)

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91 d.C.

Demon había vuelto antes al reino; y Rhaemara se encontraba complacida.

Faltaban quizá dos meses para su cumpleaños, pero el de Rhaemara era hoy.

—¿Por qué habrá vuelto tan pronto? —preguntaban las mucamas

—De seguro trae algún regalo para la princesa.

Rhaemara escuchó a su institutriz platicar sobre la historia de Aegon El Conquistador.

Pero ella solo podía pensar en su dragón; no la veía hace mucho por estar ocupada con sus clases.

—…Balerion. —oyó

—Mi dragón es descendiente de Vhagar y Balerion. —le dijo la princesa contenta— ¿Crees que pueda ir a verlo?

La institutriz le había tomado cariño a Rhaemara; ella era dulce e inteligente. Así que le permitió ir.

Al llegar vió a su dragón ahí, Sunshine se le acercó oliéndola y Rhaemara la acarició.

—Estás muy bonita. —le dijo el alto valyrio

—Sunshine la extrañaba, princesa. —le dijo el Guardia

Ella se subió y ajustó la montura. Ambas ascendieron al cielo volando por lo alto; su padre no estaba de acuerdo con volar tan alto pero ella adoraba hacerlo.

(…)

Las horas pasaron y ella no se percató de que el sol ya estaba escondiéndose. Llegó rápidamente a la fosa de dragones y se despidió.

Al llegar al castillo la recibió Aemon quién la miraba enfadado.

—Lo siento, príncipe. No medí el tiempo, hace mucho que no volaba con Sunshine. —se disculpó

—Estaba preocupada, hija. —entraron— Daemon ya llegó, te está esperando.

Ella asintió y fue sola al salón del trono; su abuelo de estaba preparando para bajar y Daemon había aprovechado para sentarse en el trono.

—¿Qué haces ahí? —ella se acercó molesta— No lo ensucies.

—Algún día me sentaré aquí, princesita. —le dijo él levantándose

Rhaemara pasó saliva cuando su primo se acercó; se veía bien. Quizá estaba más alto, porque ella seguía siendo opacada por él.

—Te traje algo. —le dijo sonriendo

Sacó una navaja. Una de acero valyrio, con la RT grabada con joyas.

—¿Rhaemara Targaryen? —preguntó curiosa

—No.

—¿Entonces? —la sostuvo admirándola

—Tendrás que adivinarlo. —le dijo

Se quedaron unos minutos mirándose, Daemon admiró los ojos violeta de su prima, su princesa.

—¿Qué? —le preguntó ella arisca, cómo siempre— ¿Tengo algo en la cara?

—¿No puedes callarte un segundo?

Ella lo golpeó suavemente, la verdad era que no podía callarse con Daemon; eso la ponía excesivamente nerviosa.

—Si no quiero callarme no lo hago. Tú no me mandas. Aunque te creas superior no eres absolutamente nadie para mí. Solo un engreído-

Daemon la besó; la princesa se quedó tan estática que él pensó que no le había gustado. Pero la verdad era que ella no comprendía aquella acción.

—¿Q-que haces? —le preguntó Mara

—Mi princesa de plata. —sonrió con ternura yéndose

Rhaemara se tocó los labios e hizo una mueca, corrió hacia la habitación de Rhaenys y entró.

—¿Qué es eso de juntar los labios con otra persona? —preguntó

Pero no sé percató de que Aemon, su padre, el príncipe, estaba ahí.

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