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91 d.C.
Rhaemara, inocente de la pregunta, solo miró esperando una repuesta.
—¿Qué clase de pregunta es esa? —su padre la miró fijamente
—Pues… —ella no sabía porqué la pregunta generaba tanta tensión— Lo escuché de una mucama.
—¿De quién?
—¡Solo quiero saber qué es! —exclamó irritada
Aemon miró a Rhaenys y esta le indicó que le explicara.
—Es cuando… quieres a una persona. O la deseas. —le dijo dudando
—O sea que si alguien me besa, ¿Es por qué me quiere o me desea?
—¡¿Alguien te besó?! —Aemon casi de infarta
—¡No! ¡Ew! —hizo una mueca, pero en realidad estaba ansiosa
—Si alguien trata de besarte me lo dices y yo mismo lo decapito. —su padre era muy sobreprotector
—¿Viste a Daemon? —le preguntó Rhaenys
—Sí. Me dio esto. —le enseñó la navaja emocionada
—Es bonita.
—¡Es perfecta! —la corrigió
Salió de ahí mientras su padre y hermana la miraban curiosos. A ella no le agradaba Daemon ni nada que viniera de él.
Anduvo por el castillo y entró dónde estaba el consejo del rey Jahaerys, Baelon estaba ahí y todos miraron a la pequeña princesa.
Aemon no permitía que hiciera apariciones. La mantenía bajo las sombras. Desconocían la razón.
—¡Abuelo mira! —le enseñó— Daemon la trajo. —dijo orgullosa
—Es magnífica, cariño.
—Sí.
—Se pasó meses buscándola. —le dijo Baelon— ¿Te gusta?
—Es el mejor regalo.
Salió de ahí mientras todos murmuraban; el parecido con Visenya Targaryen era realmente caótico.
Ella caminó hasta cruzarse con Viserys; él la felicitó y ella le presumió la navaja. A pesar de tener diez años era muy lista y tenía la pizca de actitud de una niña pequeña.
—Daemon. —saludó Viserys mirando detrás de Rhaemara
—Hermano. —saludó
Rhaemara se giró y miró a Daemon de arriba abajo, este se mordió los labios riendo y ella se estremeció.
—¡Princesa por fin la encontramos! —dijo Clarisse, su dama de compañía
La llevó a la habitación para prepararla para la cena, ella guardó la navaja en su cajón y dejó que Clarisse la vistiera y peinara.
Al terminar llevaba un vestido negro con detalles rojos, su cabello caía hacia atrás con una larga trenza y se adornó con unas cuantas flores.
—Gracias, Clarisse. —le sonrió
Salió nuevamente y su primo estaba ahí, ella lo miró dudosa y se acercó.
—Vengo a escoltarte. —le dijo Daemon
—Oh. —sus labios formaron una pequeña “o” y Daemon quiso besarla otra vez, pero se contuvo
—¿Le contaste a alguien?.
—No. ¿Es algo malo? —le preguntó
—No. Pero es un secreto.
—No me gustan los secretos. —le dijo ella, bañada en inocencia
—Pero es nuestro secreto, hazlo por el regalo que te traje.
—¿Me traerás más cada que vuelvas? —ella lo miró sonriente
—Claro, princesa.
Llegaron al salón y Jaehaerys los miró anonado; eran la viva imagen de Aegon El Conquistador y Visenya.
—Siéntense, niños. —pidió Jocelyn
Ambos se sentaron juntos mientras Daemon le contaba a su familia sobre sus aventuras y demás.
Rhaemara escuchó atenta mientras cenaba; y así pasaron las horas. Ellos charlando y cenando.
Esa misma noche Rhaemara se fue bastante agotada a la cama; pero su sueño fue interrumpido por la puerta abriéndose.
—¿Clarisse? —murmuró somnolienta— Está tarde.
—Vamos.
Daemon la sacó de la cama y le ofreció una capa; ambos niños salieron del castillo en silencio y la princesa solo lo seguía.
—¿A dónde vamos? —le preguntó
—Haz silencio.
Anduvieron por la calle mientras observaban a las personas del pueblo, ella estaba fascinada hasta que llegaron dónde Daemon recurría seguido.
—No quiero entrar. —se negó— Debo estar en el castillo, no aquí.
—Mara… —le acarició los labios y ella se apartó
—No está bien. Debo volver. —se alejó
Ella volvió sola al castillo, sabía diferenciar entre el bien y el mal; y sabía que el irse con su primo donde no debía estaba mal.
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Red Thread. (Daemon Targaryen)
FanfictionTodas las personas tenemos un hilo rojo, o eso cree Rhaemara Targaryen, un hilo rojo es eso que te conecta con una persona, una conexión inquebrantable. Pero su hilo rojo no era tan resistente, o eso creía ella.