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Valentino no pudo evitar que el nudo que había acarreado por días se desatara en su garganta como una cinta negra que se desprende de una rama con el viento fuerte. Los ojos le quemaban y dejó salir sus lágrimas sin vergüenza alguna. Siguió el consejo de Irina y se permitió sollozar frente a su amigo.

—Quizá debería haberte regalado otro libro, una novela linda —comentó Casiano apretando su hombro en un gesto de cariño y luego se animó a estirar su brazo para envolverlo con él. Una sensación cálida se apoderó de su cuerpo—. Pero necesitaba que conozcas mi historia. Tal vez eso me exponga ante ti en una mejor luz. Si bien Irina tuvo una vida difícil y un final trágico, ese mensaje en la última entrada me animó a querer limpiar las heridas del pasado. Soy yo el que tiene que ponerle fin a esto.

—¡Qué injusta fue la vida con ella! Y su hija, Liberty, nunca pudo conocer a su madre. Eso es muy triste porque estoy seguro de que Irina hubiera sido la mejor madre del mundo.

—Estoy de acuerdo con eso. Pero ella estuvo en buenas manos, en las de Anne Hallows, que se convirtió en su mamá. Al menos eso me contó mi madre. Dijo que alguna vez leyó en la casa de su abuela unas cartas posteriores al diario que fueron escritas por Anne. Las busqué por todos lados, en todas las casas de nuestros parientes y no pude encontrarlas.

—Noté que el diario continúa luego de las entradas de Irina. Me pareció leer la frase que dijimos aquella noche, pero no quise seguir husmeando. Son hechizos, ¿verdad? Hay magia negra en estas páginas.

—Sí. Los escribieron Anne y Liberty aunque sus nombres no están allí. La caligrafía es antigua, similar a la de Irina y en sus entradas ella deja entrever que Anne andaba involucrada en el mundo de las brujas así que no dudo que ellas hayan sido las primeras en volcar sus conocimientos aquí.

—Anne vivió a pesar de ser una bruja e Irina murió condenada como una cuando en verdad no lo era —comentó el rubio con un suspiro y de pronto se sintió todavía más cálido. Casiano lo atrajo hacia él, todavía más cerca de su cuerpo para ofrecerle su calor.

—Siempre condenaron y mataron inocentes. Una bruja de verdad puede escapar de algo así sin un rasguño —explicó Casiano y giró la página para revelar el primer conjuro que había allí. Era muy parecido a lo que habían dicho esa noche en el bosque hace siete años. Por supuesto que su amigo había hecho modificaciones.


Con dos gotas de mi sangre te ato para siempre.

Te corto las alas negras para que ya no vueles.

Lo hago esta noche para que nunca más dañes.

Te entierro en la tierra húmeda para que no engañes.

Con dos gotas de mi sangre te sepulto.

Para que seas un secreto que tras los labios oculto.


Debajo de eso había instrucciones que detallaban los elementos que se debían usar y cómo hacer el hechizo para atar a una persona.

—Las palabras son un tanto diferentes a las que nosotros dijimos —comentó Valentino volviendo a leer las frases que rimaban.

—La magia se puede adaptar a tus necesidades. Estoy seguro de que Anne se cobró lo que Colbert le hizo a Irina con esto. Algo en mi corazón me lo dice.

—Y lo que tú escribiste, ¿está aquí también?

—Sí. Justo al final. Pero ahora tenemos que descansar para volar mañana hasta el sur y visitar a Marco. Antes dije que los inocentes pagaban por los pecados ajenos y eso es lo que yo hice con él. No quiero ser un Richard Colbert en la historia de otra persona.

—Me alegra muchísimo escuchar esas palabras. En verdad lo digo, Cas. Es lo correcto y te voy a ayudar porque también tuve que ver con eso. ¿Puedes llevarme a mi casa ahora? El cansancio me está pasando factura.

—Oh, pensé que te quedarías a dormir aquí —dijo el moreno y sus mejillas tomaron un poco de color rojo y se apartó despacio. ¿Era posible que en ese mismo instante Valentino se sintiera más frío y extrañara la cercanía del otro?

—Necesito dormir en mi cama y aprontar una mochila con algo de ropa. Además, mi hermano va a preocuparse si no regreso.

—No lo creo —soltó Casiano con demasiada seguridad.

—¿Por qué? —preguntó el rubio entrecerrando los ojos.

—Porque sabe que estás aquí. Yo le envié un mensaje antes. Tu hermano es una gran persona y quería que esté al tanto de que nos estamos viendo.

—Ahora se va a poner insoportable. Con más razón quiero regresar a casa. No quiero que piense cosas que no son.

—Eres un adulto, Valen. Además, no hemos hecho nada malo. Todavía... —dijo levantando sus cejas varias veces con picardía y el rubio lo empujó a modo de juego saliendo de la cama con una sonrisa genuina en los labios.

—¿Sabes algo? Estás perdonado, Casiano Blackwood. Pero que ahora aceptes lo que eres y que alguna vez yo haya sentido algo por tí, no quiere decir que puede suceder algo —comentó el rubio. Sabía en su interior que esas palabras no eran una verdad absoluta. Quizá todo lo contrario.

—Rompes mi corazón, Valentino Rivero —exclamó el moreno de manera exagerada poniendo una mano sobre su pecho y se arrojó de espaldas a la cama.

—Bien merecido lo tienes. Estoy seguro de que hay varios chicos que vendrían a pasar la noche contigo si les envías un mensaje —dijo Valentino ya calzado y de pie junto a la cama con los brazos cruzados sobre el pecho, observaba al otro muchacho que se reincorporó de inmediato.

—No es por alardear, pero eso es cierto. Sin embargo, ninguno de esos chicos es el que yo quiero. Solo eso te voy a decir —afirmó con una sonrisa encantadora y unos ojos verdes tan llenos de luz que podría haber iluminado la habitación más oscura. Valentino no sintió mariposas en el estómago ante ese comentario. Creyó que decenas de polillas blancas le hacían caricias suaves en la piel con sus grandes alas. Tenía que irse de allí antes de dar un mal paso. No podía dejar que los sentimientos y sensaciones del reencuentro más ese poco tiempo compartido por una causa justa nublaran su juicio. Sabía que era un tonto porque debía vivir en el momento y en ese precioso instante hubiera querido comerle la boca al moreno. Pero se negó a eso. Las últimas palabras de Irina acerca de amar y vivir con fuerzas se repitieron en su cabeza. Estaba haciendo todo lo contrario.

PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora