𝟭𝟵. BUENAS CHICAS.

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CAPÍTULO DIECINUEVE.
¿Dijo que te amaba?
 Nena, no quiero saber'

Había una breve lista de razones por las que había excepciones  sobre ir y venir de Hogwarts, incluso para estudiantes de segundo semestre de séptimo año, pero esa regla no pareció poder salvar a Thalia Black de una terrible cena familiar, ante la...

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Había una breve lista de razones por las que había excepciones sobre ir y venir de Hogwarts, incluso para estudiantes de segundo semestre de séptimo año, pero esa regla no pareció poder salvar a Thalia Black de una terrible cena familiar, ante la falta de clases durante el fin de semana y tanta insistencia que el profesor Dumbledore parecía cansarse.

Thalia caminó por la calle más oscura que jamás había estado, el callejón polvoriento olía a muerte, en realidad la chica nunca había estado tan cerca de alguien muerto como para saber las características del olor, aún así, sabía que ese terrible olor, que los gritos en los rincones más sucios, los sonidos de patas caminando sobre el suelo de piedra, las ratas, los pájaros, todas las criaturas carnívoras podían oler el mismo olor, era muerte, gente muerta.

Lucius Malfoy abrazó a su esposa, rodeando con su brazo a la mujer que cubría su nariz y labios con un pañuelo rosa mojado con un dulce perfume que la distraía del terrible olor. Thalia caminaba muy cerca detrás, su mano enguantada cubriéndose las fosas nasales mientras Cygnus Black la abrazaba. En algún momento Thalia se habría sentido protegida al verlo, al sentir que él se preocupaba por ella. La chica solía tener un gran apego a su padre, creía que él la entendía, el único en hacerlo después de Andrómeda.

Era demasiado ingenua para darse cuenta que él no estaba allí, en realidad no. Thalia se sorprendió por el recuerdo, no por el hecho de que ninguno de sus padres dudó en decir que era mejor tener dos hijas muertas que libres, lo que realmente le sorprendió fue que su padre hiciera algo al respecto. Thalia lo sabía ahora, era fácil odiar a Druella, ella siempre era el objetivo, ella era la que mantenía a las chicas bajo control, pero también era la que cuidaba de ellas, al menos a las tres primeras. Si ella pensaba que sus responsabilidades terminaban en su riqueza para su familia, podía ser muy estresante lidiar con todo solos.

Era fácil culpar a cualquier mujer en esa casa, decir que Bellatrix estaba loca, que Narcissa siempre fue una rehén, que Andrómeda era una cobarde, que Thalia se estaba convirtiendo en el tipo de temeraria incorregible. Cuando hay plagas en las raíces del árbol, no se puede esperar que todos los frutos sean buenos, si todas esas mujeres tenían defectos, entonces debía haber alguien que los pudriera. Hay una parte de nuestros padres corriendo dentro de cada de nosotros, si todas esas mujeres tenían defectos, fue ese hombre quien las hizo así.

―Ella eligió el peor lugar.―Narccisa se quejó mientras dejaban atrás el apestoso callejón.―¡Era para irritarnos!

―Sí, Narcissa, tu hermana eligió este lugar para vivir solo para irritarte.―dijo Cygnus con voz llena de cinismo, pareciendo irritado con su hija por pensar que el resto del mundo giraba alrededor de ella, tal como sus padres le hacían creer.―Vams, está ahí mismo.

Ya estaba muy cerca, cruzando un puente curvo, la familia llegó a los altísimos portones de la casona. No era una mansión como la de Lucius y Narcissa, tampoco era tan refinada como la casa en la que crecieron las chicas, de hecho era un poco macabra, las luces verdosas, la puerta parecía haber sido decorada con huesos. Aterrador, era exactamente lo que esperaban de Bellatrix.

sweetness ━ james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora