𝟮𝟱. ¡ES HORA DE IRNOS!

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CAPÍTULO VEINTICINCO.

'bueno, está bien, yo soy la malapero tampoco eres un premio

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'bueno, está bien, yo soy la mala
pero tampoco eres un premio. está bien,
soy la maña, eso no es nada nuevo. dices
que no me amarás, yo tampoco te amaré.
solo déjame recordarte quién soy para ti.'

Thalia Black fue sacada de Hogwarts un mes antes de la graduación, ella había salido de la sala de Transformaciones donde realizó el último de sus exámenes finales, cuando fue llevada a su habitación para empacar sus maletas y mientras cruzaba el pasillo hacia la oficina de Dumbledore, sostuvo su pequeña insignia de prefecto, brillantemente pulida. La puso en manos del director cuando escuchó que no regresaría a tiempo para realizar el servicio por última vez.

Ahora estaba sentada en una habitación fría, el abrigo oscuro cubría sus pies, dándola a su tía una falsa esperanza de que su sobrina llevaba pantalones, ya que la mayor siempre decía que la chica se veía muy promiscua con sus faldas cortas y sus padres le pedían no hacer cualquier cosa para molestar a la mujer que ya estaba nerviosa cuando llegaron allí.

―¡Mi Regulus! ¡Mi único hijo en la cárcel!―exclamó Walburga en voz alta, haciendo que Narcissa se tapara los oídos con las manos.―Eso me lo esperaba de esa escoria. ¡¿Pero mi Regulus en un lugar tan bajo?! ¡No lo puedo creer!

Lo que Walburga no podía creer, de hecho, era el hecho de que lo hubiera atrapado, ya que no esperaba que alguien tan inteligente como su hijo se entregara. Regulus Black fue atrapado intento entrar a la bóveda de su propia prima en Gringotts, la misma que ahora derrotó a su padre en una partida de ajedrez mágico, a diferencia de la forma común de juego, en este juego las personas rotas se desmoronaban en pedazos afilados hundiéndose en la palma de su oponente. Bellatrix tenía agujeros superficiales en su mano, pero no parecía importare en lo más mínimo, a diferencia de cómo se había sentido cuando descubrió que el joven Black había intentado robarle.

―Él no irá a la cárcel, Walburga, Malfoy y Orión están trabajando para sacarlo de allí.―respondió Cygnus, su tono era del de un hombre orgulloso, como nunca negó serlo.

―Trabajando.―Thalia se burló antes de poder evitarlo.―Dudo que Lucius haya sabido alguna vez el significado de un verdadero día de trabajo en su vida.

Bellatrix rio, algo que fue rápidamente desaprobado por su madre quien la golpeó con un abanico mientras Narcissa quería matar a ambas hermanas con su mirada fría que creía peligrosa. Thalia puso los ojos en blanco, apoyándose contra la pared oscura, ansiosa por que esto terminara. Ella vio la mirada de su padre caer sobre ella, el hombre analizó los ojos verdes con curiosidad por su mal humor desde que regresó a casa.

Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, la puerta principal se abrió y todos se giraron para ver a Lucius Malfoy entrar acompañado de Orión Black, ambos seguidos por un chico flaco con mejillas hundidas y labios sin color. Thalia estaba horrorizada, pero el resto de la familia no pareció notarlo, luego se dio cuenta de que era apariencia común de ese nuevo Regulus Black, lo que solo la preocupó aún más. Walburga daba pasos rápidos, abriendo los brazos de manera exagerada, como si fuera una figura deificada estuviera en su casa. Regulus sin embargo, no le importó el alboroto de su madre, subió la escaleras sin mirar a nadie, su ropa oscura estaba sucia de polvo y su cabello estaba arrugado, nada de esto fue notado por Bellatrix, el cansancio del chico no significaba nada. Ella quería respuestas y las obtendría de él sin importar nada.

sweetness ━ james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora