La deuda.

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⚠️ Lo siento por los que quieran a Emma James pero en está historia será una rata.







Narra ilenko

– No sé quién seas pero esa deuda no existe – dice  Antoni riendo.

– Los hombres de mi familia  somos muy sobreprotectores con la familia pero sobre todo tenemos algo muy en cuenta... Nuestras mujeres son intocables – dice el hombre con una voz sería, mientras gira la cabeza de Petrov

– ahora imagina que un día estoy sentado en mi oficina trabajando con tranquilidad mientras esperó que mi esposa, mi hija y mi yerno lleguen de su visita al obstetra – lo que dice hace que recuerde a la pequeña Lewis.

– no me interesa...

–  Imagina que esa tranquilidad se acaba con una noticia horrible, en donde me informan que mi familia ha sido atacada. Imagina que llegó en donde están pero solo veo como se quieren llevar a mi mujer y eso me da rabia pero luego imagina mí   impotencia al ver cómo mi hija está inconsciente y posiblemente teniendo un aborto

Puedo ver como Masherano comprendió de quién habla.

– al parecer ahora sabes que deuda tenemos.

– los Lewis...

– debiste investigar mejor a tu presa porque está se convirtió en cazadora. Y por cierto, soy Ronal Westin – dicen con una sonrisa maliciosa.

Después de eso Masherano desaparece de la pantalla y me quedo paralizado.

¡Joder, los putos Westin!

– Señor Romanov, me enteré que ustedes no tuvieron nada que ver con el atentado de mi familia, así que les daré una oportunidad. No se metan y no digan nada de lo que se habló

– estoy de acuerdo – le digo con voz sería.




























Al llegar a Rusia decido que ignoraremos a los italianos y una vez que se confirme su muerte llevaremos a cabo el plan para conquistar la pirámide.

– Salomón, ten todo listo –

– si señor – me dice y se dirige a la sala de planeación.

– Así que los Westin –  comenta mi hijo con indiferencia.

Yo solo lo veo enojado y el me sonríe divertido, sabe la razón de mi enojo.

– iré a dormir – dice.

Cuando se va jalo a James y la tomo del brazo, la dirijo a una de las habitaciones de placer.

– ¿Porqué no subimos a tú habitación? – me dice intentando parecer coqueta

– que no sé te olvide que tú solo eres una puta sumisa.




































– ah, maldita sea – salgo del coño de la pelinegra y mi polla aún está dura.

La levanto de la cama y ella se abalanza para darme un beso pero solo la esquivo.

– ¿Qué crees que haces? – le pregunto enojado.

– solo es un beso...

– las sumisas no tienen placer, sirven para darme  placer

– yo no soy sumisa – me dice con los dientes apretados, se aleja de mí e intenta ponerse mi playera.

Me cabrea que quiere darse aires de grandeza. Así que la tomo del cabello y la arrodilló.

Creando Un Nuevo Cuadro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora