La muerte llama.

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Narra Antoni.

Ya pasaron tres días desde la muerte de los Petrov y la amenaza de los jodidos Westin.

De haber sabido que eran ellos ni los tocaba...¿Pero que estoy diciendo?.

Soy el puto líder de la pirámide, acabaré con quién ponga en duda mi liderazgo, acabaré con los jodidos westin y me quedaré con su amada princesa. Incluso cogeré a la vieja y se la daré a mis hombres como festín. Los hombres... Con ellos me divertire, haré que peleen entre ellos y haré que vean como me cogeré a la jodida princesa, haré que vean como mis hombres se divierten con la vieja.

Después iré por los jodidos Romanov, esos putos traidores caerán antes de poner decir mi nombre. ¿Quienes se creen para traicionarme?.

– Señor, la señora está aquí – me avisa Ali.

Lo que dice hace que sonría con malicia.

Rachel James no podrá escapar de mi. ¿Quería traicionarme?, pues no la dejaré, me asegúrate que esté a mi lado.

Es un alivio que Ali haya conseguido las pruebas de su traición.

– Antoni – me dice con su voz de serpiente seductora.

Me deje cegar una vez, no habrá una segunda ocasión.

Ella camina con seducción pero al llegar frente a mí le doy una cachetada haciendo que se vaya hacia atrás.

Sostiene su mejilla derecha y me ve con lágrimas en los ojos.

– ¿Querías traicionarme? – le pregunto con voz sería.

Puedo ver el pánico en sus ojos hechizante pero rápidamente los cambia por una tranquilidad falsa. Veremos qué inventa.

– ¿A qué te refieres? – me pregunta.

– te reuniste con el general Guana para hablar sobre tenderme una trampa – le digo con los dientes apretados.

– No, no lo hice.

– Hay videos...

– fuí obligada, me amenazaron... Romanov, él tenía a mi hermana, quería recuperarla pero Guana dijo que solo me ayudaría si le daba algo a  cambio, así que decidí fingir entregarte. Cuando el plan fuera planeado te lo diría. Solo quería recuperar a mi inocente hermana, ella era como una hija para mí, yo la crié. – ella comienza a llorar – al final me la mataron.

Solo veo como llora como sí el alma se le fuera del cuerpo.

Me acercó a ella y le acaricio el rostro.

Ella alza la mirada y me ve con ojos inocentes que no me engaña.

– ve el lado bueno... Ahora nadie te detendrá para estar conmigo.

– ¿Qué?

– es tú momento para ejercer el título de dama, ahora los Westin nos están amenazando.

– No...

– iremos a Italia para llevar a cabo el plan...

– ¡No puedo irme! – me dice desesperada.

– No estoy preguntado.

– No iré contigo – me dice con enojo y una mirada altiva.

– No tienes elección – le digo.

– No iré – me dice,  luego intenta irse pero señalo a mis hombres y la detienen.

Ella intenta librarse pero Ali le pone anestesia.

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