-Que rápido pasa el tiempo - dijo al ver como los pájaros pasaban volando por el cielo.
Solo faltaban dos días para que comenzaran las preliminares del Intercolegial, pero no se sentían lo suficientemente preparadas para eso.
Sentían que aún les faltaba mucho por lo que entrenar.
-Aún sigo pensando que nos teníamos que haber quedado a entrenar.
-Aki, descansemos por hoy – decía la de mechones rosa – Para poder tener energías y hacerlo mañana.
-Eso, - chasqueó los dedos - escucha por una vez a Michi – habló la castaña.
-Bueno – se dio por vencida - ¡Pero no me digan que después no se los dije!
-No tienes por qué gritar – se tapó los oídos – Pareces una cotorra.
-Y habló el unicornio - rodaba los ojos con pereza.
-Chicas, no – intervino la de cabellera corta – No comiencen, es muy tarde para discutir.
-Eso unicornio, hazle caso a Michi por una vez.
-Aki, en verdad que eres insoportable – la señalaba acusándola – No me imites.
Las 3 se encontraban de camino a sus respectivas casas mientras los últimos rayos del sol se ocultaban. Y como era de costumbre, hablaban cosas triviales, contaban chistes y se molestaban mutuamente.
- ¿Y ese sonidito ahora? – inquiría la morena al escuchar una música chillona.
-Mi nuevo tono de llamada – explicaba rebuscando el aparato que sonaba en su bolso.
-Dices que no te gusta presumir, ¿pero ya viste los tonos de llamada que pones? – se cruzaba de brazos para ver lo que ahora era el nuevo teléfono de la castaña.
Uno de pantalla táctil, era lo último, casi todos traían uno.
-Oh mira, es Kota – observó el nombre que marcaba la pantalla - ¿Qué querrá ahora?
Apenas contestó, lo que era una videollamada, se escuchó fuerte y claro su típico saludo. Su mejor amigo de la infancia, era un escandaloso.
- ¡Hey, hey, hey! ¿Cómo estás Emiko?
- ¡Hola Kota! – fue la primera en saludar.
- ¡Oh, Aki! Cuanto tiempo, no he sabido casi nada de ti los últimos meses.
-He tenido problemas con mi teléfono, ya está algo viejo – ella ya ni sabía si tenía que decirle teléfono o cacharro por lo desgastado que estaba.
-Ya veo, ¿y cómo les va en Karasuno?
-Nos va bien la verdad – habló esta vez la que portaba el teléfono.
-Está mintiendo, ni tan bien le va – intervino nuevamente su amiga.
-Cállate que no están hablando contigo – sentenciaba la castaña.
El que estaba al otro lado de la línea reía por las ocurrencias de sus amigas.
-Por cierto, ¿te acuerdas de Michiyo?
-Su nueva amiga de la preparatoria, ¿no es así? – preguntó mientras hacía memoria de quien era.
-La misma, y aquí está – dijo para mostrarla en pantalla.
-Hola Bokuto-san – saludó ella cordialmente.
- ¡Hola Michiyo! – saludaba al verla - ¿Estas niñas te han causado problemas?
-Más de la cuenta – suspiró con cansancio – Son muy problemáticas y eso me agota las energías.
-Te comprendo, ellas también eran así conmigo. Yo tenía que ser el que razonara siempre.
- ¡¿Qué cosas dices?! – exclamó la morena al escuchar lo que decía.
-Tú eras y sigues siendo peor que nosotras, no te vengas a hacer el santo ahora – continuaba diciendo la castaña.
El otro solo volvía a reír.
-Entonces, ¿cuál es el motivo de la llamada?
- ¿No puedo simplemente llamarlas para saber cómo están?
-Siempre te traes algo entre manos, lo cual no es algo novedoso – planteaba la de ojos oliva a un lado de la castaña.
-Son unas desconfiadas.
Para hablar con más calma con su viejo compañero, se sentaron en unas bancas no tan lejos de la tan frecuentada tienda de convivencia de Ukai. Y aprovechando que estaban cerca de esta, pasarían a comprar unos dulces.
-Voy a pasar a comprar unos dulces – avisaba poniéndose en pie – No tardo.
-Está bien, te esperaremos.
Aunque Michi quiso ir sola a hacer aquella compra.
-Ahora habla que no has respondido la pregunta – decía la castaña volviendo a lo anterior.
-Solo estaba hablando sobre ti, y me acordé de llamarte – relataba el de hebras blancas – Saluda Akaashi.
Había enfocado al pelinegro que se encontraba viendo algo en su teléfono, para levantar la vista y saludar a las que también eran amigas suyas.
-Hola chicas.
- ¡Hola Akaashi-san! – saludaron estas al mayor.
- ¿Por qué siento que se emocionan más al ver a Akaashi?
-Porque lo vemos como el hermano mayor que nunca tuvimos – aclaraba Emiko ante su pregunta.
- ¡¿Y yo, qué?!
-Eres el hermano menor insoportable que nadie desearía tener – respondió al instante Hazuki.
- ¡Que crueles!
Su actitud infantil, ya no era nada nuevo ni irrelevante, por lo que solo lo miraban con pereza. Era alguien fácil de provocar.
-Pero espero que no estés diciendo nada malo de mí, ¿ehhh?
- ¡Claro que no Emiko! – se aclaró la garganta – Es que Akaashi preguntó cómo nos conocimos.
-Quería iniciar una conversación y me entró la curiosidad – confesaba al tener las miradas puestas en él.
-Y yo espero que no hayas contado nada malo de mí – agregaba la morena – Esa no fue mi mejor época.
- ¿Y eso por qué?
La pregunta del pelinegro, provocó cierta sorpresa a esta y sin habla a los otros dos. Se le incomodaba hablar de eso, según ella, era su trágico pasado que quería enterrar. Aunque tal vez exageraba un poco sobre aquello.
El silencio era cada vez más incómodo.
-Hice demasiadas cosas vergonzosas en aquel tiempo – vociferaba con una sonrisa – Ya te las contaré en otro momento.
-No te preocupes. Sino quieres contarlo no hay problema – dijo con el fin de aliviar el ambiente.
- ¿Y cómo les va en el vóley? – trató de cambiar el tema de conversación.
Emiko y Hazuki, que mantenía una mirada alegre, se les apagó de repente. Parecían estar enojadas, y se notaba su enojo a leguas.
-No me va tan bien – respondió de forma automática y neutral.
- ¿Segura? - preguntaba el mayor al otro lado de la pantalla.
-Por supuesto que no, le va bien mal – parloteó la otra sin dejar responder a la castaña – Ha estado distraída últimamente, posible esté enamorada.
- ¡¿Qué?!
-Ay, el amor.
- ¡¿De dónde saliste?! – cuestionaba al no haber notado su presencia antes.
-Volví de comprar dulces – enseñó la bolsa donde los traía - ¿Quieren?
- ¡Sí! – afirmaron al momento el par que antes estaba supuestamente discutiendo, para así coger cada una su respectivo dulce.
- ¡Pero no cambiemos de tema, porque a ti te gusta Kage-!
No acabó su frase por el golpe brindado por la morena.
-No, que asco, ¿no ves lo mal que nos llevamos?
-Del odio al amor hay solo un paso – le devolvió el golpe con un codazo.
-Debes dejar de leer tanto – codeó su brazo con fuerza – Pero si quieres puedes aplicar esa teoría en tu vida, estás pasando la etapa ideal para eso.
-Nunca.
-Entonces no me pidas lo imposible.
-Tú eres capaz de cumplirlo.
-Tú también.
Su silencio casi llegaba a ser eterno, de no ser porque alguien lo rompió con un golpe. Ellas mismas podían llegar a ser sus propias enemigas, aunque darían la vida por la otra sin dudarlo. Ellas eran contradictorias, pero se llegaban a entender.
Y el haber conocido a la de ojos azulados, fue su punto intermedio para ser más consciente de sus acciones. Y ni la mitad del tiempo lo eran.
Michi que había regresado unos minutos atrás con una bolsa algo llena de caramelos, había quitado con cuidado el teléfono de las manos de la ojimiel.
-Que bueno que no saben quién me interesa – se decía para sus adentros.
- ¡No creas que me olvidé de ti! – demandó la castaña - ¡Que te vi haciéndole ojos a En-!
No logró terminar su frase nuevamente, porque se le fue privada del habla.
Michi le tapó la boca a Emiko.
-Diablos, que roja – comentaba la de ojos oliva.
Porque en efecto, al saber que su amiga supo quien le interesaba, no pudo evitar sonrojarse de la vergüenza ante eso. Ella era un libro abierto de emociones y sentimientos.
-Ayy, mira cuanto han crecido – empezaba a dramatizar Bokuto – Mis mejores amigas, mis casi hermanas de otra sangre, ya maduraron y crecieron mucho.
-Ni que me fuera a pudrir – dijo Hazuki al aire, siendo esta ignorada.
-Ay, Akaashi – continuaba diciendo – Cada vez nos volvemos más viejos.
-Tú eres el viejo aquí.
Y ante la inminente respuesta del pelinegro, no se hicieron esperar las risas.
-Eres cruel.
-Soy realista.
-Como sea – se desvió de la dirección que tomaba la charla - ¡Investigaré quien es ese sujeto, ya lo verás!
-Del que estamos hablando es un completo idiota, – informaba la castaña – así que no te esfuerces.
- ¡No importa, ya lo verás! – insistía aún - ¡Detective Conan a la acción!
-Para ayudarte en tu caso, te daré una pista – mencionaba la morena – Su nombre empieza con T.
-Y el de ella con K – hizo de igual forma mención Takeri.
-Maldita.
-Estamos a mano – le dijo con una radiante sonrisa.
- ¡Muchas gracias por la información! – expresaba con diversión – El intercolegial es en 2 días, ¿no? Espero que les vaya bien y no pierdan la comunicación conmigo. ¡Buena suerte, adiós!
Y colgó.
-Sus despedidas siempre son demasiado sorpresivas – decía mientras guardaba su teléfono.
-De tantas cosas que dijo rápido, me perdí – remarcó pasando una mano por su cabeza.
-2 días más y será el intercolegial, ¿no es emocionante? – preguntaba la más baja a sus amigas.
Habían comenzado a retornar nuevamente el camino a sus hogares. No faltaba mucho para que oscureciera por completo.
-Sin duda que es emocionante.
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𝐀𝐦𝐨𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐕𝐨𝐥𝐞𝐢𝐛𝐨𝐥 || ʜᴀɪᴋʏᴜᴜ!!
Fanfiction-Ups, mi error. - ¡Claramente eso fue a propósito! - ¡Te pasa por hacerte el chistoso! Y fue por un simple pelotazo que lograron hacerce bastante cercanos. Porque de no ser así, seguirían siendo los mismos compañeros de salón que se ignorarían en lo...