Momentos atrás, Hazuki y Michiyo comenzaron a jugar voleibol luego de que una de ellas encontrara un balón. Y entre pase y pase el balón salió volando y no terminó en buen lugar.
-Ay no – formuló apenas se acercó - ¿Disculpa por eso?
- ¡¿Eso fue a propósito?! – chilló el azabache desde el suelo.
-Me gustaría que lo hubiera sido – murmuró recogiendo el balón.
- ¡¿Qué?
-Nada Kakayama – lanzó de vuelta el balón a su amiga – Que delicado puedes llegar ser.
Y el pelinegro estaba en el piso al haber sido golpeado por la pelota.
-No podría decir lo mismo, de ti.
-Si no quieres que te rompa la nariz, cállate – le sonreía mientras le brindaba su mano.
-Eres una agresiva – rodó los ojos y le tomó su mano.
-Agradezco tu comentario – dijo con burla para alejarse.
-Echaste a perder lo que compré – decía observado la cajita en su mano, que anteriormente también cayó en el suelo – Ni modo.
- ¡No! – le dio un manotazo y le quitó su bebida.
- ¡¿Qué haces?! – reclamaba sin entender porque lo había hecho - ¡No lo botes!
-Eres un asqueroso Tobio Kageyama – recriminó tirando la cajita de leche que este había comprado – Por algo le haces honor a tu nombre, Kakayama.
- ¡Ay, por favor, ni que fueras mejor que yo!
-Para tu buen saber si lo soy – se cruzó de brazos mirándolo arrogante – Y no te cuesta nada comprar otra.
-Sí me cuesta.
-Eres un vago aparte de asqueroso.
Se quedaron mirando por unos momentos, literalmente se estaban ofendiendo con la mirada.
-Cómprame otra.
-No lo haré.
-Hazte cargo por haber tirado lo que compré – señaló al bote de basura en el que había tirado el recipiente casi lleno.
Se iba a negar, pero recordó lo que se prometió. “Dejar de sentir odio innecesario a quienes ni conoce bien”, con él no lo quería aplicar, pero sería buena persona solo por hoy.
Y más ningún día.
-Bien – exhaló con angustia por lo que haría - ¡Michi, voy a hacer algo, no demoro!
- ¡Bueno! – fue lo único que respondió de vuelta antes de irse.
-Andando – dijo para pasar por al lado suyo.
En el camino a las máquinas dispensadoras, la morena no se pudo sentir más incómoda e inquieta porque no se lo permitía, pero junto con alguien que no ha entablado una normal conversación, la alteraba un poco.
Y que estuvieran en constante silencio no ayudaba.
-Aquí tienes – a mala gana se la dio – Y no hay más favores.
-Gracias – solo dijo para comenzar a beber.
Cuando ya se iba, un fuerte y exagerado viento corrió por allí, lo que causó que todo lo que estaba ahí se levanta. Y a lo que me refiero, es que la falda de ella fue levantada en el momento.
Aunque se tapó apresurada, no pudo evitar lo que venía.
- ¡Ahh, ¿y eso por qué?! – gritaba alarmada al ver como el chico tocía atorado.
Kageyama por la impresión de haber visto “demasiado”, le terminó escupiendo lo que bebía en la espalda de esta.
- ¡¿Serás imbécil?! – se quejaba quitándose su chaqueta - ¡¿Por qué hiciste-?! – repentinamente se calló.
Eso ocasionó que el pelinegro siguiera tosiendo aún más.
- ¡¿Qué tanto viste?! – inquirió roja de la vergüenza.
- ¡Nada! – balbuceó sin mirarla a la cara.
- ¡Kageyama ni siquiera sabes mentir! – bramó al ver que seguía atorado - ¡Pervertido!
- ¡No lo soy! – decía a todo volumen incorporándose.
- ¡Entonces dime! – a ese punto ya estaba irritada - ¡¿Viste o no?!
- ¡Sí! – dijo, pero al instante negó – Di-digo, no.
-Te dije que no sabías mentir.
- ¡Pero no fue mí culpa!
- ¡Pues échales la culpa a tus ojos! – y tras decir eso se acercó para sonarle la cara.
Lo había abofeteado, y bien fuerte.
-Y eso fue lo que pasó – explicó mientras lavaba su chaqueta.
-Ahora entiendo – dijo la castaña a su lado – Pero sí fuiste algo violenta.
- ¿En serio Emiko? – soltó lo que traía en sus manos y se apoyó al lavadero - ¿Lo dice la que ayer mismo hizo algo parecido?
-Ya me callo.
-Bien – se volvió a lo que hacía – Pero ahora, ¿cómo haré que esto se seque?
-Mmmmh, creo que ya sé.
-No lo haré.
-Este es el único lugar en que lo puedes poner a sacar.
- ¿Y qué haré si el viento se lo lleva?
-Es esto o nada.
- ¿Qué están haciendo?
El repentino habla del rubio las tomó desprevenidas.
- ¿Y tú que haces aquí? – preguntaba esta vez la castaña.
- Este es mi asiento – señaló al respectivo lugar.
Porque en la ventana donde pensaban en tender la chaqueta, era justo al lado del asiento de este.
-Ah.
-Mejor ya vámonos a sentar – jaló a su amiga de su chaqueta al ver como ingresaba la profesora.
-Pero eso va a seguir mojado – decía sentándose.
-De seguro que en un rato se seca – se sentó y colocó la prenda en el espaldar de la silla.
-Al final no se secó, ¿verdad? – inquirió la castaña.
-No, pero ya no importa, ya la lavaré en mi casa – respondía la morena mientras armaba la red.
-Ay si tú mamá se entera te mata.
-Si se entera, si no lo hace, seguiré viva para entonces.
-No te preocupes, que llevaré tus flores favoritas – anunciaba secándose una lágrima imaginaria.
-Deja de hacerte la chistosa y ayúdame aquí.
-Sí señora.
-Emiko, – se apareció una de las de segundo – Tsukishima está ahí en la puerta diciendo que quiere hablar contigo.
Las dos amigas se miraron extrañadas al escuchar aquello.
-Dile que no puedo, que estoy ocupa-
- ¡Ahora mismo va! – interrumpió Hazuki.
- ¿Qué?
- ¡Demórate todo lo que necesites! – explicaba esta - ¡Buena suerte!
-Pero Aki, yo-
Y la dejaron fuera del gimnasio, cerrando las puertas en su cara. Ni ella sabía como fue que la sacaron de allí tan rápido.
- ¡No me dejen afuera! – comenzó a tocar - ¡Ábranme!
- ¿De verdad tienes pánico con hablar conmigo?
Pegó un grito para ver como a su lado estaba parado el de lentes.
- ¿Qué? ¿Yo? No, digo – carraspeó un momento - ¿Qué querías hablar?
-Será mejor movernos, a menos que quieras que ellas escuchen algo – señaló a sus espaldas.
Y cuando fue a ver, pudo a ver a varias cabezas en la ventana esconderse al ser vistas.
-Lo mejor será movernos.
Y así caminaron hasta estar en un sitio más apartado de orejas chismosas.—|★|—
F por el pobre Kageyama xD

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𝐀𝐦𝐨𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐕𝐨𝐥𝐞𝐢𝐛𝐨𝐥 || ʜᴀɪᴋʏᴜᴜ!!
Fiksi Penggemar-Ups, mi error. - ¡Claramente eso fue a propósito! - ¡Te pasa por hacerte el chistoso! Y fue por un simple pelotazo que lograron hacerce bastante cercanos. Porque de no ser así, seguirían siendo los mismos compañeros de salón que se ignorarían en lo...