Cap. 3 Acercamiento peligroso.

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Estoy segura aquí: "a nadie se le ocurriría buscar a una rompebodas en un sótano de un museo restaurando obras de arte a media luz".

Nunca había sentido remordimiento alguno de las travesuras que he hecho: desde hacer que se lleven con grúa el auto de algún imbecil, o llevar con un policía a algún niño extraviado diciendo que sus padres son irresponsables o hacer "sin querer" que alguien descubra el tamaño de cuernos que adornan su frente y la infidelidad sea felizmente vengada.

Yo no diría que mis manías y gusto por "ver el mundo arder" son malas del todo... Un poco entrometidas, tal vez, pero desde que acepté mi destino como "karma", después de negarme varias veces, ya hasta le he tomado sabor a las actividades insolentes, irreverentes y detonantes de caos y consecuencias.

Mi origen asiático es evidente en cualquier parte del mundo donde he estado, ser restauradora de arte reconocida por lo impecable y profesional de mi trabajo me ha llevado a tener una vida "nómada" y mudarme varias veces desde hace casi seis años que comencé a darme a notar en el campo de la restauración de arte. Abarco varios ramos, y la identificación de falsificaciones ha sido uno en los que soy la mejor. Mi ojo clínico nunca falla.

Y hablando de mi ojo clínico: ¿por qué no puedo quitarme de la cabeza a esa bella chica vestida de novia y con cara de susto y asombro?. No había visto a una mujer así en ninguna parte del mundo donde he estado, y hasta podría decir que la sonrisa enorme que floreció en mi rostro al subir al taxi después de haber bajado la palanca del retrete y mirar su boda irse al caño fue algo que realmente disfruté. Por alguna extraña razón mi pecho se llenó de satisfacción genuina después de evitar esa unión que, si me lo preguntan, mi vibra me decía que no era el primer paso del "fueron felices para siempre"...

Pero como "no hay crimen perfecto", justamente tuve que dar un paso en falso: interrumpir ese lindo y trascendental evento justamente a la que es ¡una de las agentes más temidas de Canadá!, muy bien, Sarocha!!! Vaya que la has cagado, y no solo la cagaste: hiciste un "cuadro de Botero!!!, la cagaste y la batiste, y gorda!

(Nota: los cuadros de Botero están caracterizados por contener precisamente gente muy obesa en todos ellos).

Nada me ha robado la paz ni el sueño, pero, su mirada: a pesar de verme como si yo fuera el diablo, esa belleza en su mirada, tan penetrante y fuerte, tan llena de paz y tan profunda, su cabello tan perfectamente castaño y ondulado, y su cuerpo... Opino que todas las novias se ven únicas el día de su boda, pero esta novia en particular... Dudo que haya traído puesta alguna faja que pronunciara esas delicadas curvas, o resaltara esos atributos bajo ese decente escote, o que el simple maquillaje sencillo y sobrio le haya dado esa belleza digna de ser plasmada a mano en un cuadro expuesto en cualquier museo de renombre... Y esa piel que...

-Señorita Chankimha, ¿sigue aquí?-

La voz cansada de la directora del área de restauración me interrumpió en la parte más intensa de ese recuerdo, y aunque mi gruñido de respuesta fue genuino, le agradezco que lo haya hecho, por que algo dentro de mí comenzaba a perderse en una sensación de esas espantosas y nada recomendables: deseo creo que le llaman.

-Dígame, doctora Trudeau, ¿Necesita algo?-
-Necesito que descanses un poco, en tres meses que llevas en Vancouver no has salido de este lugar, ¿Acaso te piensas acabar todas las restauraciones?, deja algo de trabajo para mañana, o ¿No te gusta la ciudad?, hay mucho por ver que casi aseguro no has visto aún.-
-Me apasiona lo que hago-
-Pues mandaré a traer a los chicos de seguridad para que te obliguen a salir de aquí y respirar aire fresco, eres tan joven que sería un desperdicio no lucir ese rostro por las calles. Anda, toma tus cosas y ve a descansar, sal a cenar por ahí, con suerte conozcas a alguien y hagas algunos amigos.-
-Deme unos minutos, no puedo dejar este proceso a medias o el trabajo se arruinará.-
-Lo que va a arruinarse es ese bello rostro aquí en la penumbra de este sótano. Diez minutos señorita Chankimha.-
-Si doctora, ya voy.-

Tras sus huellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora