Últimamente pienso, trágame tierra y escúpeme en una isla paradisiaca, lejos, lo más lejos posible de esta rubia insoportable y la tentativa de homicidio que me da cuando la tengo cerca.
—¿Dónde está Alexa? —esa asquerosa voz, yo la conozco.
—En ese baño —toca la puerta.
—¿Me dejas cagar? —le digo a mi jefa limpiándome el culo.
—Llevas un rato... —salgo y le paso por al lado para lavarme las manos— iugh de verdad estabas...
—No, me traje caca en bolsa de mi casa, para cuando entraras al baño a buscarme. Solo la cargo en caso de emergencia.
—¿Cómo puedes hacer un lugar que no sea tu casa?
—No guardo plata y voy a guardarme las ganas hasta llegar a mi departamento, como no —me sacudo las manos en su cara— ¿qué quieres?
Me golpea las manos para evitar que me siga sacudiendo el agua en su cara y me río.
—Te necesito adelante, está llegando gente —la observo levantando un ceja ¿acaso soy la única empleada que tiene? miro hacia arriba, cierro los ojos y le pido a Dios— ¿qué haces?
—Le pido a Dios —sigo murmurando rápido.
—No sabías que eras creyente.
—No lo soy. Lo empecé a poner en practica recientemente —la miro—. ¿Tú crees en Dios? —ella levanta una ceja—, deberías tal vez lo conozcas pronto.
Salgo del baño dejándola ahí parada con la palabra en la boca. Vuelvo a mi puesto de trabajo y ella pasa para subir a la oficina y mirar todo desde arriba. Me irrita de una manera que nunca antes alguien me había irritado.
—La jefa quiere que le lleves una botella de whisky y hielo.
—No soy moza —le digo a mi compañera—. Espera —ella se vuelve—, toma llévaselo.
Ella sube y baja con la botella y la hielera.
—Me dijo que te lo pidió a ti, así que, que subas y se lo lleves tú. Se notaba enojada.
Tomo la bendita botella y la hielera, antes de llegar tomo varios hielos, me los llevo a la boca y luego los escupo dentro de la hielera de nuevo, para termino de subir las escaleras y golpear la puerta, me da el ok pulsando un botón ya que la puerta tiene cierre eléctrico.
—Cuando mande a pedirte algo, vienes y me lo traes.
—No soy moza. Me fuiste a buscar cuando cagaba porque el bar explotaba de clientes, era tanta la cantidad de gente que entró de repente, que mis compañeros estaban colapsados. Por eso no pudiste esperar que fuera al baño y me fuiste a buscar...
—Bueno al parecer hablas varios idiomas y uno es el sarcasmo.
—Me gustaría hablar el tuyo, para entenderte —me mira tensa y seria— ¿puedo irme o se te ofrece algo más? ¿Quieres que también te sirva en un vaso?
—Me estresas —dice suspirando y se sirve el vaso con whisky sin el hielo, entonces frunzo el ceño.
—Tú me irritas, creo que estamos a mano ¿no?
—Te diriges hacía a mí con demasiada confianza, Alexa, eso no me gusta —exhalo de manera pesada y la miro fijamente.
—¿Te parezco de verdad demasiado confianzuda, Katerina? —me acerco a ella que está sentada detrás de su escritorio, volteando la silla, para agacharme y verla directo a los ojos— ¿Tendría que haber más confianza entre nosotras para que te hable así? No te pareció un problema eso cuando estás —tomo un de sus manos— se quedaron con mi virginidad ¿o si?
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Karma
RomanceAlexa Crowel es una hipócrita del amor, que una noche de mala copa, pierde la virginidad que con tanto recelo había guardado para su persona ideal, con una total desconocida. Pero esto es solo una de las tantas cosas que van mal este año para Alexa...