7 Gato negro

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KATERINA

Se fue dejándome el delantal y todavía estoy procesando lo que acaba de suceder, la llevé al límite y ahora me toca pagar las consecuencias ¿Qué diablos pasa conmigo?

—Ten —le tiro el delantal a uno de los chicos atrás de la barra.

Salgo atrás de ella, pero mi hermano va primero enojado conmigo exigiendome explicaciones. Antes de poder llegar a ellos veo como mi hermano se interpone entre dos idiotas que pelean, pero uno de ellos golpea a Alexa y mí corazón da un brinco al verla caer y ve que tiene sangre, sin perder tiempo la llevo al hospital, pero la orgullosa está tan enojada conmigo que intenta ignorarme, estúpida orgullosa.

—Ya deja de llamarla.

—¿Por qué no me responde?

—Creo que lo sabes muy bien Katerina —me dice enojado Andy—. Ella y no solo ella renunció, sino casi todo el personal —se lleva la mano a la frente frustrado—. Tenemos que resolver esto, tienes que disculpas.

—¿Y qué crees que intento hacer? Genio.

—Bueno inténtalo más o mejor, porque lo que ella hacía y sabía, ni si contratamos dos personas lo sabrán.

—Creo que exageras.

—Estás eran sus tareas —me pasa una lista—, al lado está lo que sabía hacer, en esta hoja los números de los preventitstas que llamaba y en esta, los horarios en los que venían, en esta hoja están lo horarios que ella me ayudaba a armar y... —suspira frustrado—, solo consigue que ella vuelva.

Miro por cuarta vez en el transcurso de la última hora mi teléfono y ella no ha respondido ni siquiera un mensaje.

Desde que Alexa apreció en aquella fiesta, desde que la vi, no pude evitar fijarme en ella. Llegó a buscar a su amiga que estaba ocupada en otras cosas con un chico en una habitación, se sentó afuera lejos de todos, se veía incómoda socializando y muy cómoda con el perro de la casa quién se calmo en cuanto ella se sentó a su lado, pese a ser un "temible" pitbull.

—¿Te molesta si estoy aquí contigo?

—La verdad que sí, me molesta.

Ni siquiera se digno a verme, tampoco esperaba esa respuesta, por lo general no recibo nunca un no, para mí ligar es fácil y ahora ella, el primer ni me interesas de mi vida. Me quedo congelada mirándola, traje dos cervezas, estaba segura que ella aceptaría.

—Cierra bien cuando vuelvas adentro.

Me dice sin mirarme. Entro y cierro.

«¿Me acaba de rechazar? Sí, es exactamente lo que hizo. Pero ni siquiera me vió»

El resto de la noche no pude evitar verla, y estar al pendiente de ella, se quedó más de la cuenta, casi no bebió nada, aunque su amiga borracha le insistió, ella se negó rotundamente. La vi tomar un vaso descartable rojo, lavarlo y tomar bastante agua del grifo, su amiga le dió una pastilla cuando vi que se sobaba la cabeza, tal vez le duele.

Toda la noche rechace gente, no había ido con intenciones de ligar, solo quería despejar mi cabeza un poco, aún soy joven, digo con 29 años lo soy, aunque siempre me hacen un poco más grande e intentando ligar me quitan años y dan con mi edad justa. No vine a ligar aunque ganas de estar con alguien no me faltan y aunque tengo una relación abierta, pero nadie nunca había llamado mi atención como esa chica, de cabello castaño, pestañas grandes y bien marcadas que entornan esos grandes ojos cafés, con ese pircieng en el medio de su labio inferior, me pregunto si no es incómodo al besar —sonrío— ¿Ya pienso en besarla? Es todo en lo que he pensado desde que me percarte de de su existencia.

KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora