Arianna
Este duelo de miradas parecía terminar mal.
-Dmitry, mi hermano Vincenzo- dije cortando el ambiente sosteniéndome del brazo de Dmitry.
Dmitry lo examino de pies a cabeza, lo miraba con intriga.
-Un gusto- dijo Sean estrechando su mano, el cual el ruso tomo sin problemas.
Comencé a caminar hacia afuera colgada del brazo de Dmitry.
-Bueno, él ya se iba, regreso en un segundo- mire a Sean, mientras terminaba de cerrar a mis espaldas la puerta.
Ni bien termino de hacer este gesto, el ruso vuelve a tomarme la cintura y retoma el beso.
Me separo por la falta de aire.
-Bueno zayka, tu hermano nos ha interrumpido, pero ten por seguro que serás mía- con su pulgar toco mis labios y finalizo por dejar un pequeño beso corto en mi boca.
Se fue por el pasillo hacia el ascensor, con su caminar tan seguro de si mismo, dedicándome una que otra mirada, hasta que lo vi perderse al momento de ingresar al ascensor.
Me recosté unos segundos en la pared e intente recuperar el aliento, acomode mi cabello e ingrese al cuarto nuevamente.
Sean estaba sentado en una de las mesas de la habitación, teníamos disponible una suite en la que su cuarto estaba conectado por una puerta al mío.
Al verme que ingrese simplemente ignoro mi presencia y siguió con su mirada pegada a la ventana, opte por sentarme en la silla al lado suyo, abrí la dichosa ventana y encendí un cigarrillo, todo bajo la atenta mirada de Sean.
-¿Si sabes que podría haber arruinado el plan?- dijo sin mirarme.
-Lo sé, pero necesitaba que este bendito ruso creyera en mi, durante toda la cena estuvo haciéndome un sin fin de preguntas- dije frustrada echando mi cabeza hacia atrás.
-Bianca y Emilia tuvieron que atar entre las dos a Fabrizio para que no iniciara la tercera guerra mundial- dijo robándome el cigarrillo de la boca.
-No entenderé nunca su nivel de locura, pero dentro del contrato estaba dicho que los besos y las caricias estaban permitidos- dije comenzando a encender un nuevo cigarrillo.
-Es difícil para las personas dentro de nuestra vida demostrar amor, pero el jefe te quiere, aun no lo admite pero lo hace- dijo riendo.
Me quede contemplándolo en silencio, no sabia como procesar lo que me decía.
-No iba a tener sexo con el- aclare antes de que pensara algo distinto.
-Yo lo se pequeña arpía, trata de explicárselo a Fabrizio- dijo riendo a viva voz y retirándose de la habitación, dejándome con las palabras en la boca.
Exactamente es lo que tenia que hacer explicarselo.
Mi telefono real vibro, era un mensaje de Emilia con una foto adjuntada.
-La bestia fue capturada, tranquila, lo hiciste bien- creo que ese fue el motivo por el cual no se aparecio en el preciso momento en el que el Dmitry puso un pie dentro del cuarto.
En la foto estaba Fabrizio atado a una de las sillas del bunker.
-Arpía, pedí room service, avísame cuando llegue, muero de hambre- dijo Sean desde su cuarto.
Dos golpes en la puerta me hacen levantarme de mala gana a abrirla.
-Servicio a la habitación señorita- dijo una voz gruesa, el hombre era alto, musculoso, tenia su rostro cubierto por un gorro.
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Cuando estamos en la oscuridad
Roman d'amourEn un mundo donde las desigualdades sociales se encuentran demasiado marcadas, en donde sabes que para ser alguien en la vida debes luchar incansablemente por tus sueños, cuando creías haber perdido todas las esperanzas... Es ahí cuando la vida te d...