Dia 3

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Arianna

Apenas salí del hotel y.me dirigí hacia el estacionamiento divisé a Dmitry esperándome recargado en una de las columnas del lugar al lado de su tan costoso auto.

Me había acercado a el fingiendo una sonrisa.

-"El hombre no esta nada mal"-

Obvio que era placentero ver lo que la vida habia sido capaz de crear, lo que me molestaba es que el fue participe de mi tormento sin saber quien era realmente yo.

Me intriga saber que dirá el día que se entere que los padres de la pobre niña latinoamericana que asesinaron eran los míos.

Aunque intentaba alejar los malos pensamientos, me era imposible, de solo ver que con esa sonrisa enorme y esos dos ojos azules que se asemejan a un zafiro, aquellos que ahora se encuentran cautivados por mi son los mismos que causaron mi dolor.

La frustración y la tristeza fueron los dos sentimientos que se gestaron dentro mi, mientras mas me acercaba, mi vista se ponía negra, mis oídos solo escuchaban el retumbar de mis tacones, tenia en mi bolso el peine navaja.

-"Clavaselo-" hablo mi conciencia.

Debía mantener la calma.

-Zayka... estas muy hermosa- en sus ojos podía ver un brillo especial, como si realmente estuviera enamorado de mi.

Una lastima que todo sea una mentira.

Solo sonreí, aun mas cerca de el, tome su saco para plantarle un casto beso, el cual lo dejo asombrado.

Me senté en el capot de su auto, tenia que sacar mis mejores dotes de seducción, en Argentina siempre funcionaban con simples mortales, con este semi dios también debía hacerlo.

¿A caso soy Elena de Troya?

Entre abrí mis piernas un poco, dándole una perfecta vista de mi ropa interior, no despegue mi mirada de sus ojos, mordí ligeramente mis labios, en señal de que me encantaba lo que estaba viendo.

Se acerco a mi lentamente hasta quedar entre medio de mis piernas, tomo mi cintura y repartió besos por mi cuello, boca y hombros.

Alguien nos estaba observando, con Domenico aprendí a buscar rápidamente a las personas cuando me sentía observada.

Divisé la zona y me encontré con sus ojos, con los ojos que me ponen de rodillas. Entendí rápidamente la ira de sus ojos, se podía oler a leguas que quería asesinar a Dmitry.

Sabia que podía leer mis labios así que simplemente le recordé lo que provoca en mi y que luego hablaríamos.

No te su enojo cuando se fue velozmente del estacionamiento.

-Ese hombre esta loco, acaba de acelerar al nivel de reventar su motor- dijo mi acompañante sin dejar de pasar sus manos por mi cuerpo.

Yo solo me quede observando hasta que el auto salio de mi vista, no quería que Fabrizio viera mientras finjo con Dmitry.

El ruso tomo mi mano, me dirigió al auto, me abrió la puerta del acompañante e ingrese.

Fuimos a un restaurante a unas calles del museo, pedimos dos cafes y algunas tartas de cheessecake de frutos rojos, mi favoritos.

-Cuentame de ti, ¿Tienes hermanos?- indague jugueteando con la cuchara de manera sensual con mi lengua.

Podía ver como lo ponía nervioso.

-Eh si... dos hermanos Damien de 30 y Nikolai de 28, el menor soy yo que tengo 26 años.- sonrió al hablar de sus hermanos.

Entendía el complejo de creerse dueño de todo, es el hijo menor de una mafia poderosa, nunca se le negó nada ni a nadie.

Cuando estamos en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora