Venganza.

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Desperté nuevamente, no dejaba de pensar en mi sueño, mi abuela había muerto cuando yo era muy pequeña, de niña solía soñar cosas que luego sucedían, pero crecí esa habilidad la había perdido.

Llevo 13 años sin soñar con mi abuela, ella era mi segunda madre, algo quería decirme, cuando falleció, me enoje mucho con ella, ya que todos la soñaban o le daba señales del más allá...

Lo sé suena incoherente, pero todas las cuestiones espirituales siempre me han gustado y soy fiel creyente.

Ese sueño me dio aires de nostalgia, extrañaba demasiado a mi familia, hacia días no recibía una carta de ellos, lo cual era extraño.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta que estaba mirando el techo y mi compañero ya había despertado.

-Buenos días princesa- un despeinado y sonriente Fabrizio estaba a mi lado.

La ventana de la habitación estaba abierta, era verano y una pequeña brisa hacia volar las cortinas.

Besé su frente y sonreí, seguí observando el paisaje desde su departamento, aun las ideas rondaban en mi cabeza, tenia una corazonada.

Me levante de la cama, me acerque al ventanal, tenia vista hacia el mar.

El agua estaba intranquila y yo también, mi abuelo decía que cuando el agua esta inquieta es porque lloverá.

Algo no estaba bien.

Unas manos se posaron en mi cintura, me gire lentamente, Fabri estaba sentado en la cama con las manos en mis caderas, tenia un pantalón de chándal y su torso desnudo.

-¿Qué te sucede?- su rostro estaba con su semblante serio.

-Algo no esta bien- mi respiración comenzó a agitarse.

-Nena, tranquila, estas en un lugar seguro- se paro frente a mi y se acerco a besarme.

Unos disparos nos sorprendieron.

Fabrizio corrió a sacar su arma debajo de la cama, se coloco detrás de la puerta e hizo señas de que nos mantuvieramos en silencio.

Unos pasos rápidos se escucharon venir.

-ARIANNA ABRENOS- Corrí con desespero a la puerta, eran mis amigas, estaban golpeadas y cubiertas de sangre.

Mis ojos se llenaron de lagrimas, lleve mis manos a mi boca para ahogar un grito.

Traían a Dom colgado con un disparo en su hombro derecho.

Fabrizio volvió a cerrar la puerta.

-Ayúdenme a armar una barricada- tomamos la cama y la colocamos frente a la puerta.

Abril estaba temblando, manteniendo la herida de Dom  cubierta para que no perdiera más sangre.

Fabrizio nos metió dentro de su armario, el cual parecía una segunda habitación, saco del bolsillo de uno de sus trajes un control.

Un pitido sonó, al mismo tiempo que sentíamos la puerta del cuarto ser azotada.

Julieta estaba en estado de shock ayudando a Abril a cargar a Dom.

Un ascensor oculto surge detrás de la pared del cuarto.

-Vamos suban rapido- ingresamos y el ascensor nos dirigió a un subsuelo debajo del estacionamiento.

Era un túnel.

Fabrizio si que tenia todo pensado.

Había una camioneta, nos dirigimos rápido hacia ella.

Cuando estamos en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora