Dia 7: El desfile.

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Respire profundo, camine hasta mi escritorio y encendí un cigarrillo mientras volvía a sentarme en mi sillón.

-¿Qué quieres?- solté antes de darle una calada a mi cigarrillo.

Ella volvió a dirigirse a mi lado, se arrodillo frente a mi como suplicante.

En otra ocasión esta escena podría exitarme, ahora la veía denigrante.

-Levantate- le dije seco.

-Mirame- podía ver sus ojos cafés que parecían que iban a romper en llanto.

-Levantate- volví a demandar.

Ella tomo mis manos aun en el suelo.

Mi paciencia se estaba acabando.

-Escúchame, sé que estos meses hemos estado alejados pero realmente quiero estar contigo- poso su mano en mi mejilla.

No podía evitar sentirme incomodo y me daba hasta vergüenza estar en esta situación.

Mi telefono arriba del escritorio comenzó a sonar, lo mire y vi el nombre en la pantalla.

"A"

No se cuanto tiempo me quede observando la pantalla, cuando quise tomar el telefono, Paola lo hizo contestando la llamada.

Me acerque a ella para recuperar el telefono.

-Hola, no se quien eres pero no deberías llamar a mi novio- dijo furiosa y alejándose de mi.

Me iba a abalanzar sobre ella, pero se metió dentro del baño encerrandose.

Lo único que pude escuchar fue como la insultaba.

-"No eres mas que una arrastrada, no vuelvas a llamar"-

Rompí mi propia puerta e ingrese al baño a recuperar mi telefono.

La empuje lejos de mi y me propuse a llamar a Arianna, quien me había bloqueado.

El ruido de unos tacones salieron del baño.

-Estas zorras hoy en dia no te dejan tranquilo amore- quiso tocarme y la esquive.

Masajeé mis cienes porque no sabia que tipo de reacción podría tener.

-No me llames asi- dije volviendo al escritorio a ver mi computadora sus coordenadas.

*Sin señal*
*Sin señal*
*Sin señal*

Escribí en mi telefono a Bianca que la rastrearan e intentaras hablar con ella.

-Amore estas tenso- quiso darme un masaje.

Estaba tan concentrado digitando en mi computadora los codigos de acceso, no dejaba de pensar en como haría para explicarle a Arianna.

Volví a apartar a Paola.
Quien suspiro y se sentó en el gran sillón de la oficina.

-Deberías irte- dije sin apartar la vista de mi trabajo.

Aunque quisiera sacarla a rastras, maltratar a una mujer no es mi estilo.

-Quiero pasar tiempo con mi novio- dijo sonriente.

La puerta de madera se abrió de golpe, dejando en evidencia a la hermosa dama de traía un par de zapatos negros de suela roja y un vestido negro a juego.
Parecía una viuda negra, hermosa y letal.
Sus ojos estaban prendidos fuego y su respiración descontrolada.

-¿Novia?- dijo con sus puños cerrados.

Paola se acerco a quedar frente a frente con ella, Arianna había omitido su presencia.

Cuando estamos en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora