Carmilla Carmine (1)

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El momento en que el apareció en su dormitorio, avía valido verg* todo.

-Hola nena – hablo de la nada, asustando a la overlord.

-Tu...¿Cómo – su pregunta fue respondida al ver una de sus ventanas rota, aunque esta fue rápidamente reparada por el primer hombre (con magia claro) - ¿Qué haces aquí?

-Tu para qué crees – dijo terminando su batido, tirándolo al suelo, para después ponerse de pie – Mataste a una de mis chicas...

-(Carajo) – pensó nerviosa al saber que el primer hombre sabia su secreto, aunque también por el hecho de que el humano media casi 3 metros - ¿Cómo sabes si fui yo?

En un movimiento rápido, Adam apareció su hacha en su mano para después amenazar a carmilla con decapitarla, tal y como lo hizo con su "hija".

-¡¿Crees que soy un idiota!? – dijo enojado mientras se acercaba a la overlord, la cual no se podía mover por el miedo que sentía - ¡Además, por qué otra razón Yo! Adam! Me tomaría la molestia de bajar a este basurero, sin estar seguro. - diría seguro de sus palabras, quedando cara a cara con la soberana.

A este punto, carmilla estaba callada, tratando de pensar en algún contra argumento que tuviera coherencia. Estando completamente acorralada y encajonada, los nervios se le empezaban a escapar, pudiendo notarse fácilmente en su rostro.

-Vaya! Vaya! Tal parece que alguien se puso nerviosa~ - diría adam con burla en sus palabras, para después darle la espalda a la peliblanca.

Mhn, me preguntó que haré contigo - diría adam colocando un dedo sobre su mentón - probablemente el cielo me deje matarte sin problemas.... Tengo entendido que tienes dos hij-

Sin embargo, antes de que el primer humano pudiera terminar, este sería interrumpido por la peliblanca.

-¡!SI LES TOCAS UN CABELLO A MIS HIJAS! TE MATÓ! - gritaría carmilla con ira en sus palabras, dándole una mirada fulminante.

-¡Ja! ¡Eso lo dudo perra! - respondería adam con una sonrisa burlona - ¡Bájate de las nubes querida, te tengo acorralada y puedo hacer contigo y tus hijitas lo que Yo! Quiera - diría adam con seguridad y de forma burlona.

Dichas palabras harían que toda la ira que sentía la soberana se esfumara, tenía razón. Adam la tenía entre sus manos, y no es como si matarlo fuera una sencillo, había diferencia de poder entre un exorcista y el primer humano.

Por lo que la violencia al no ser una opción decidiría cambiar de estrategia, específicamente la negociación.

-Podemos.... ¿Hacer un trato? - preguntaría carmilla ofreciendo dicha propuesta.

Un trato dices.... Mmm, ¿que propones? - preguntaría con intriga, aún que también con cierta malicia en sus palabras

A cambio de que mantengas esto en secreto, y no le hagas daño a mis hijas, yo hago lo que tú propongas, sin quejas, sin objeciones, sin nada. - diría carmilla mirando a adam a los ojos, si bien es cierto no era lo mejor ni tampoco la gran cosa, era lo único que podía ofrecer a cambio.

Mmm...... Ok, pero tu a cambio tendrás que darme noches placenteras todos los fines de semana. - diria el hijo de dios con un tono pícaro que destilaba lujuria y una pizca de malicia. Mientras miraba ala soberana de pies a cabeza – (¡Carajo en verdad esta buena!)

¿Es una broma? - dijo carmilla mirando a adam con cierta incredulidad, mientras un pequeño rubor empezaba a adornar sus mejillas, pero la verdad. Veía venir una petición de ese tipo por parte del primer humano.

-Oye! Tu dijiste "lo que tú propongas, sin quejas, sin objeciones, sin nada" - diría imitando la voz de la peliblanca, recordándole sus palabras - Ese es el trato, tómalo o déjalo. Tu decides.

Carmilla, con un pequeño tic en el ojo y un rubor en las mejillas. Solo se limitaría a extenderle la mano al pelicastaño, aceptando el trato a regañadientes, pero eso poco importaba siempre y cuando clara y odette permanecieran alejadas del peligro.

Adam aceptaría el apretón con una sonrisa satisfecha, pero para sorpresa de la soberana. Esta seria jalada por el primer humano, el cual le plantaría un beso apasionado que duraría casi un minuto.

Nos vemos el fin de semana, "muñeca" - dijo adam para después desaparecer.

Adam, El DickmasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora