Entre secretos y sombras - Nicholas Alexander Chávez

Cruce de caminos

Perspectiva de Jake

La noche era un lienzo oscuro y sin luna, como el caos que se cernía sobre nosotros. Mientras caminábamos en silencio por la calle desierta, mi mente no dejaba de girar en torno a la única verdad que me importaba en ese momento: _______. No era solo una distracción, ni una más de las personas que solía manipular para mis propios fines. Ella era un peligro para mí, un riesgo que no podía permitirme, pero que tampoco podía alejar.

Cada paso que daba me recordaba el peso de los secretos que cargaba. Desde el momento en que la vi, supe que su mundo no debía entrelazarse con el mío, pero ahora era demasiado tarde. La oscuridad en la que vivía la arrastraría tarde o temprano, y no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

—¿Qué pasa ahora, Jake? —preguntó ______, rompiendo el silencio, su voz sonaba inquieta, vulnerable.

—Ahora solo tratamos de sobrevivir —respondí, mi tono más áspero de lo que pretendía.

Giré la cabeza para mirarla. Había algo en sus ojos que me desconcertaba. Ella también cargaba con algo, algo que no había compartido. No éramos tan diferentes como pensaba. De alguna manera, ambos estábamos atrapados en una batalla con nuestros propios fantasmas.

Nos detuvimos en la esquina de una calle vacía, y me volví hacia ella. La distancia entre nosotros parecía insignificante, pero el abismo de todo lo que no decíamos lo llenaba todo. Sabía que en cuanto abriera la boca, algo cambiaría entre nosotros.

—No voy a fingir que esto es seguro —le dije, finalmente rompiendo el silencio—. Ni para ti, ni para mí.

—Lo sé —respondió ella, con una calma que me sorprendió.

En ese momento, su fortaleza me golpeó. ______ no era la típica víctima atrapada en una situación fuera de su control. Había algo más en ella, algo que no había visto venir.

—¿Por qué estás aquí, ______? —pregunté, mi tono más suave—. Sabes en qué mundo te estás metiendo. ¿Qué es lo que realmente quieres?

Ella desvió la mirada, como si buscara las palabras adecuadas. Luego, lentamente, sus ojos volvieron a los míos, llenos de una mezcla de desafío y verdad.

—No sé si quiero algo de ti, Jake —admitió—. Pero lo que sí sé es que mi pasado está tan manchado de oscuridad como el tuyo.

La confesión me dejó momentáneamente en shock. ¿Qué era lo que estaba ocultando? ¿Qué más había en su historia que no había compartido? Y antes de que pudiera responder, _______continuó, su voz más baja, casi un susurro.

—Perdí a mi hermano y a mis padres por culpa de gente como tú. Personas que se creen por encima de las reglas. Gente que cree que puede tomar lo que quiera y destruir a quien se interponga en su camino.

Mis labios se tensaron. No esperaba que compartiera algo tan crudo, tan personal. Y ahora lo entendía. El motivo por el cual se resistía a mí. La razón por la que estaba tan dispuesta a desafiar el peligro que representaba. No era solo atracción. Era venganza.

—¿Es eso lo que soy para ti? —pregunté, la ira burbujeando en mi interior—. ¿Un reflejo de las personas que te arrebataron a tu familia?

Ella me miró directamente, sin miedo. —Eres mucho más que eso, Jake. Pero eso no cambia lo que eres.

—¿Y qué soy, _______? —di un paso hacia ella, acortando la distancia entre nosotros—. ¿Un enemigo? ¿O algo más?

El aire entre nosotros se volvió pesado. La tensión, ese peligroso juego de poder y deseo, era innegable. Nos encontrábamos en un límite borroso, donde los enemigos se convertían en algo más que adversarios, donde el odio podía transformarse en una peligrosa atracción.

Ella no respondió de inmediato, pero el desafío en su mirada me dijo todo lo que necesitaba saber.

—Eres ambas cosas —susurró finalmente, dando el paso final que rompió la distancia entre nosotros.

La besé de nuevo, esta vez con una furia contenida, con la certeza de que ella entendía perfectamente en qué juego estábamos. _______ no era solo una víctima de las circunstancias; era una jugadora en este tablero oscuro, y sabía que estar conmigo solo la arrastraría más profundo en el abismo.

Nos separamos, respirando pesadamente, y una verdad se instaló entre nosotros: éramos enemigos, pero la pasión que compartíamos era innegable. Una chispa que, si se encendía demasiado, podría quemarnos a ambos.

—Esto no cambia nada —dije, mi voz ronca.

—Tampoco debería —respondió ella, con la misma firmeza.

Pero ambos sabíamos que algo había cambiado. No importaba cuántas veces nos dijéramos que esto era una simple transacción emocional, un encuentro pasajero. Estábamos ligados, no por elección, sino por las sombras de nuestro pasado.

Y esas sombras no iban a dejar de perseguirnos.

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Hola, hola hasta aqui otro capitulo, las leí quieren contenido explicito, tratare de dar mi mejor esfuerzo por darle esos capitulos nunca lo eh hecho pero por ustedes lo intentare, espero hayan tenido un lindo día. c: