Capítulo 3: Agárrense las naguas porque ¡llego el día de debutantes!

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El tiempo paso muy rápido y ya estábamos a nada del debut. El mes pasado llegó la respuesta a la petición de presentarme en la corte ante la reina Victoria y fui aceptada. Mi mamá y yo brincamos por todo el salón principal llenas de emoción.

Los días restantes fueron preparativos para convertirme en la debutante más deslumbrante de todas, fuimos a la tienda de moda y me hicieron otros cinco vestidos a mi talla, que son sumamente necesarios para las más lujosas fiestas de la temporada, donde (ante los ojos de mamá) me presentaré como la soltera más codiciada. Me enseñaron a lanzar indicaciones sutiles, a saludar con reverencias, a llevar una buena conversación y lo más difícil, a bailar con soltura.

Me adapte a mi nueva vida y todo iba acudiendo en absoluta perfección, sin embargo, el cavilar un nuevo plan era una preocupación para mi, pronto conocería a Leonard o al menos existía esa posibilidad y necesitaba trazar una serie de pasos que permitan conseguir un futuro prospero para mi. 

Recuerdo que en el relato mencionan al príncipe como un hombre alto, guapo y con pectorales prominentes, en complemento a dichas características también goza de un rostro angelical y una voz sensual. Eso sonaba al estereotípico protagonista de telenovela. Pensando en eso, una pregunta llego a mi.

¿Podría evitar ese futuro? por muy improbable que fuera, también podía buscar la forma de evitar que se interesara en Catalina.

Mi mente no dejaba de idear planes y estrategias, trate de reacomodar todo, lo cual era muy difícil, pues en los momentos más importantes mis deducciones siempre fracasaban por culpa de mi estrés e imprudencia.

No es momento de pensar en esas cosas, por ahora, era de suma importancia concentrarme en tomar un baño relajante y tener un descanso recuperador, así que tras un baño en pétalos de rosa me fui a descansar. 

A la mañana Siguiente:

Scarlett recorrió toda la casa en busca de un listón, todas las demás mucamas estaban muy ocupadas poniéndome el vestido.

——Muy bien señorita, necesito que inhale y se mantenga sin respirar por unos minutos.

la observe con miedo, era momento de cerrarme el corsé, además, ya no había tiempo de miramientos, nuestra mansión estaba como a cuatro horas de la corte real y debimos haber salido hace media hora. 

——Alicia, te encargo mis costillas, no seas muy dura.

Alicia, mi dama de compañía y servidora más fiel, me observo con decisión, asumiendo la responsabilidad de apretarme los órganos con delicadeza. 

De la nada, sentí un jalón en mi cintura que me dejo sin oxígeno, ay Jesús bendito, ¿y se supone que tengo que aguantar todo el baile con esto puesto? de un momento a otro, me visualice tirada en el patio, tiesa y sin aire en el cuerpo. 

Me moví como una muñequita sin flexibilidad, madre entró justo en ese mismo instante y todos a mi alrededor me observaban boquiabiertos. 

——Mi niña, te ves preciosa—— el resto de criadas asintió al unísono.     

Me mire en el espejo de cuerpo completo, mi vestido era un corte de princesa, de corsé blanco con brillos dorados y naguas muy esponjosas, incrustadas en ellas habían encajes dorados, traía puesto el tocado con tres plumas blancas, la de en medio más grande que el resto y unos guantes blancos de seda, también tenia un abanico blanco con amarillo oscuro. Estaba perfecta, el peinado a coleta alzada y con flequillo encajaba a la perfección. 

Madre se acerco y me dio un beso en la frente_ divina_ fue lo que dijo. 

Pero ya no había tiempo que perder, así que el periodo restante fue dedicado a correr y dar los últimos arreglos, finalmente me subí al carruaje y emprendimos el viaje rumo al palacio de St. James.

Las horas de espera se sintieron eternas, las manos me sudaban y el vestido era incomodísimo, por otra parte, el camino estaba lleno de piedras y cada tanto terminábamos saltando tan alto que se me desacomodaba el peinado. 

Mire un poco por la ventana, la emoción que sentía me hacia sonreír, esta era mi primera vez en Londres, poco a poco se comenzaban a ver las mansiones de la alta sociedad londinense, señoritas yendo de compras y caballeros leyendo el periódico, el piso comenzó a sentirse como una calle empedrada y a lo lejos se podía ver el reloj de la torre, eran las 8:00 am. 

Mamá se encontraba sentada enfrente mío y me observaba con audacia.

——Querida mía, ¿estas lista para hacerle saber a todo Londres quien es la gema más brillante de esta temporada?.

Me tape el rostro con el abanico para disimular la sonrisa que traía puesta.

——Estoy lista—— expresé, mirando como se colaba por la ventana la Corte Real. 

El momento había llegado.    

Catalina la Duquesa de la Familia WinstonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora