Su respiración entibiada me acarició el rostro estimulando las palpitaciones de mi corazón, ambos manteníamos la mirada fija el uno en el otro.
——Siga mis pasos—— acentuó él, iniciando movimientos corporales que atenuaban la melodía del momento.
Le seguí el ritmo, a pesar de encontrarnos un poco lejos de la pista, el resto de invitados abrió paso a nuestra espectacular entrada.
——Es de suma importancia aparentar que hemos iniciado el baile—— haciendo referencia a mi acercamiento desmedido y su roce hacia mi cintura, pues el protocolo prohibía el contacto físico entre participantes a menos que estos fueran a bailar.
——He sido muy imprudente——agregue arrepentida—— le ofrezco mis más sinceras disculpas.
——El error no es del todo suyo, mi comportamiento con usted ha sido muy maleducado y quisiera disculparme por ello también.
——Entiendo....
Leonard rescato una falta gravísima en sociedad, astutamente me dirigió a la zona de baile, respire descargando el estrés, estuvimos a nada de una sentencia sin escrúpulos.
Bien, respira Catalina, vuelve a tomar las riendas de tus emociones, has venido con un plan en mente y este no puede fallar.
Vi a lo lejos a mis padres observarme, mamá con orgullo y papá alzaba una ceja medio disgustado. El resto de invitados volvían a secretearse con indiscreción, la luna saludaba a nuestro encuentro dejando entrever su plateada luz, la cual traspasaba los vidrios iluminando la pista de baile que tenia un color verde pino reluciente combinado con subtonos cafés en una decoración estilo barroco.
El cielo nocturno, la melodía, el baile, los brillos, todo se entremezclaba con intensidad. Mi corazón también bailaba palpitante al ritmo de la música. Estaba viviendo la escena cúspide de la historia, donde Leonard y Catalina comparten su único baile aquella noche.
Leonard interrumpió mis pensares.
——Señorita Winston, si la invitara a una cita ¿usted aceptaría mi petición? Quisiera reiterarle que mi interés hacia su persona, es genuino.
Lo juzgue con la mirada.
——Me honra bastante saber que soy alguien de interés para usted, más no obstante, su alteza real estoy al tanto de su reputación y créame que no es del todo.....buena.
——Eso ya forma parte de mi pasado, le puedo asegurar que hoy en día soy un hombre diferente.
Lance una risita al aire, todavía se defiende el mentiroso.
——Si lo que dice es verdad, aceptaría gustosa su petición, sin embargo, el otro rumor que salió acerca de su prometida me ha dejado sin palabras.
Chocamos nuestros pechos de un lado a otro, después el me dio una vuelta y regresamos al sondeo habitual.
——¿Cuál rumor?—— especuló con la mirada—— no recuerdo haber escuchado algo sobre eso.
——¿No se lo han dicho? ya sabe, aquel donde afirman que usted ya tiene un compromiso con la princesa del Reino Talanar.
Me observó lleno de incertidumbre.
——¿Disculpe? ni siquiera conozco a esa mujer, no se de que esta hablando.
——Comprendo, supongo que, a fin de cuentas es solo un rumor—— agregué fingiendo no saber nada.
El baile terminó, separamos nuestras manos con lentitud, no podía dejar de observar ese rostro tan atrayente, su simple presencia lo hacia todavía más difícil para mi, su belleza era irreal, no sentir algo por él era una misión casi imposible. Ambos nos despedimos con una reverencia.
——Hasta luego—— dijimos al unisón.
Antes de que pudiera decir algo más, me volví al jardín en busca de alguna amiga, con una caminata más acelerada me dirigí a la puerta que conectaba el salón con el patio, llegué a una mesita de postres, desde pastelillos, tartas, chocolates a mi disposición vertidos en una decoración estilo fuente que sostenía los bocadillos desde distintos ángulos, decidí tomar un panquecillo de chocolate para tranquilizarme, aún tenía la piel de gallina y la respiración entrecortada.
Comencé a masticar y deleitarme con el relleno de chocolate.
——¡Lina!—— me interrumpió Soph que se acercaba entusiasmada.
——¿Qué tal te fue amiga? ¿te divertiste con ese apuesto príncipe?.
——Ni que lo digas, ¿por qué me dejaste con él a solas? te dije que ya tiene prometida.
——Mientras el imperio no de un anuncio oficial, prácticamente el sigue estando soltero, ¿por qué no lo disfrutas? Lina, eres una mujer afortunada, ya has bailado con él dos veces, hasta el momento, nadie más ha logrado eso.
Porque no quiero morir, dije en mis adentros.
——No es mi tipo—— mentí.
——Imposible, ese hombre es tan guapo que incluso podría convencer a otros hombres que juran ser heterosexuales.
Una risotada salió de mis adentros.
Continuamos la conversación, hasta que las trompetas resonaron en aquel espacio abierto. Las luciérnagas de un azulado celeste paseaban por el jardín que estaba decorado con arboledas verdes y flores de distintivos colores desde los rojos hasta los rosados, lilas y negros que complementaban en el centro de la arboleda, la pista de un cristal diamantado refulgía ante una noche resplandeciente.
——Pero mira quienes han llegado—— objeto Sophie.
Dirigí mis expectativas a la entrada del lugar, personas con un tono de piel muy distintivo entraban con sosiego.
——Son los foráneos—— argumente boquiabierta, se trataba de personas enjoyadas de pies a cabeza con accesorios de oro puro, aunado a eso, su exótica belleza resaltada principalmente por sus pieles color canela que se armonizaban con sus vestimentas blancas y plateadas.
——¡La Princesa Elizabeth del Reino Talanar!—— anunció el presentador.
Sophie y yo compartimos miradas expectantes.
Después de tanto, el personaje principal de esta historia se hizo presente.
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Catalina la Duquesa de la Familia Winston
Historical FictionCatalina Winston no recuerda nada de su pasado, lo único que sabe es que revivió como la villana de su novela favorita de romance histórico. Adaptándose a su nueva vida llena de lujos, joyas, vestidos y bailes, Catalina decide que quiere evitar el t...