Capítulo 4: Una Presentación Inesperada

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Todo se encontraba en absoluta calma.

Con la respiración entrecortada, avanzaba con lentitud, sentía como si el momento se hubiera detenido por un breve lapso de tiempo, las piernas me temblaban y yo no era capaz de levantar la mirada y ver directamente a los ojos a aquella mujer.

Escuchaba el sonido de mis jadeos, a mis alrededores un sinfín de miradas me escudriñaban con severidad, se que si pudieran, serian capaces de comerme viva.

Y entonces llegué y la reina Victoria me quedaba a uno o dos metros de distancia, hice la reverencia que llevaba practicando por meses, la rodilla izquierda empalmada detrás de la derecha y baje con sutileza, alzando las manos de par en par para levantar las telas finas y brillantes de mi conjunto, me levante paulatinamente y reuní el coraje suficiente para mirarla directamente a los ojos.

Una mujer formidable. Desde su trono me examinaba cada detalle, con ambas manos juntas sobre su espectacular vestuario rojo con negro y una cabellera elegantemente vistosa, tenia una sonrisa que causaba un miedo indescriptible en mi corazón, ladeó un poco la cabeza y con un sutil movimiento en su mano izquierda pidió que me acercara.

Me adelanté con cautela hasta pararme justo en frente e inclinarme de nuevo, aquella imponente mujer me tomó por ambos lados del rostro y me dio un beso en la frente, sus labios se sentían fríos y muy suaves, sus manos me acariciaron la cara, creo que nunca podré olvidar ese momento.

Después me soltó y con una acentuación de cabeza, solicitó que me retirara. Aún con la piel de gallina y un nerviosismo incontrolable camine hacia atrás sin voltear y mirándola directamente hasta que llegue a la salida y finalmente pude volver a jalar aire. La prueba más importante había culminado con éxito, ya que, oficialmente había debutado en sociedad.

A los 15 minutos, la mejor amiga de Catalina (en la novela), regresó de su presentación y decidí acercarme.

——¡Catalina!—— exclamó corriendo hacia mi—— ¡un placer verte de nuevo amiga mía——.

_¡Sophie! te extrañe mucho, llevábamos un largo tiempo sin vernos, me alegra inmensamente nuestro reencuentro.

Sophie me dio un abrazo reconfortante, ambas teníamos sudor frío en el cuerpo.

——¿Y como te ha tratado Londres? ¿has visto las increíbles boutiques? Los vestidos son todo un encanto, necesito urgentemente que vayamos de compras.

Estuve a punto de contestar pero Sophi me interrumpió de nuevo.

——¡Oh! y también tenemos que ponernos al corriente con los chismes, llevo meses aguantando las ganas de contar las indiscreciones de la alta sociedad.

Le lance una sonrisa complaciente, había olvidado que la mejor amiga de Catalina era su mayor fuente informativa.

——Bien, bien—— comentó tocándome los hombros con desesperación—— empecemos con Lady Herbert ¿ya viste su vestido? que mujer tan descarada, se digno a venir vestida de amarillo chillón ¿quién lo diría?.

Ambas caminábamos en dirección al salón de baile.

——¿Te enteraste de lo de su alteza real?.

Esa pregunta definitivamente llamo mi atención.

——¿Su alteza el príncipe Leonard de Neville?.

——SI, exactamente, hace una semana me enteré de que en unos meses será su coronación oficial y se encuentra en búsqueda de una prometida.

Comencé a abanicarme con nerviosismo.

——¿Enserio?—— pregunté intranquila.

——Si y ayer por la tarde en una reunión de té con la Condesa Elisa de Borbon me comentó que vendría hoy especialmente para relacionarse con las debutantes de la temporada.

Catalina la Duquesa de la Familia WinstonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora