XXVI

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Capitulo 26: Contigo a mi lado

Elizabeth despertó sintiendo su cuerpo dolorosamente cansado, por supuesto, después de haber pasado tantas horas de pie y luego haber dormido en el suelo era comprensible que se sintiera de tal forma

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Elizabeth despertó sintiendo su cuerpo dolorosamente cansado, por supuesto, después de haber pasado tantas horas de pie y luego haber dormido en el suelo era comprensible que se sintiera de tal forma. Movió su brazo perezosamente, tratando de alcanzar algo que se supone debería estar a su lado...tocó arriba, tocó abajo y al final lo único que pudo distinguir fue el frío de la piedra en las yemas de sus dedos.

¿Dónde...?

—Buenos días, su alteza—abrió los ojos de golpe ante aquella voz masculina y se sentó con rapidez jadeando cuando su cuerpo dolorido le recriminó tal movimiento. Elizabeth se talló los ojos tratando de acostumbrarse a la luz del día y se quedó como estatua al encontrarse con cierto rubio que le sonreía con ternura mientras usaba un cucharón y movía el contenido en la cazuela—¿Descansaste bien, Ellie?—

—Yo...—tartamudeo, sonrojándose hasta las orejas, desviando su mirada al fuego tras recordar los sucesos de la noche anterior. Aún algo apenada, asintió con la cabeza moviendo sus pies cubiertos por la manta con nerviosismo y el de ojos verdes volvió a reir.

—Me dí cuenta—se burló—Despertaste justo a tiempo para la comida—eso sin duda activó algo dentro de la cabeza de la joven, se llevó una de sus manos hasta su cabeza como si de la nada hubiera tenido una visión y dejo salir un respingo sorprendida.

—¿C-Comida?—

—Ya es bastante tarde, princesa, nishishi—su risa era sin duda hermosa. El corazón de la albina comenzó a latir emocionado de solo escuchar aquel hermoso sonido y no pudo evitar la sonrisa en su rostro. Dejando de lado que acaban de dormir demasiado, sin duda había sido lindo poder compartir el espacio personal con Meliodas, no había tenido frío en ningún momento.

Se mantuvieron silenciosos, cada uno perdido en su propia mente y repitiendo el momento que habían tenido la noche anterior. Se sentía...extraño.

Porque ninguno de los dos estaba incómodo y no se sentía ningún ambiente pesado, pero las dudas de lo que había pasado y las consecuencias de sus actos se cernían sobre ellos como una avalancha. Elizabeth solo se podía preguntar, ahora que él tuvo mucho tiempo para pensar en las cosas, ¿Meliodas se arrepentía de haberla besado? ¿Se arrepentía de haber mostrado sus emociones? ¿Cómo lograrían ocultarlo todo de su padre? ¿Y si los descubrían? ¿Volvería a pasar aquel arranque de pasión que poseyó a Meliodas?

Aún podía sentirlo todo como si estuviera sucediendo nuevamente. Su boca devorando la suya, casi le había sorbido el alma a su caballero gracias a ese beso y aquellas fuertes manos la habían sujetado con tanta desesperación que fue delicioso, diosas, aún podía sentir aquellos dedos sobre su trasero. Elizabeth nunca había sentido algo así y le emocionaba tanto como le asustaba.

The princess with sacred power Donde viven las historias. Descúbrelo ahora