XIV

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Capítulo 14: En el poblado Vogel

La mañana había llegado más rápido de lo que a cualquiera le hubiera gustado

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La mañana había llegado más rápido de lo que a cualquiera le hubiera gustado. Desde el incidente, las cosas parecían moverse más rápido, incluso la gente se veía algo más acelerada, preocupada, alterada. Era razonable, el castillo se había visto invadido por el enemigo y una pieza escencial de la profecía estuvo en peligro de ser asesinada.

Lamentablemente para Elizabeth, la princesa pudo notar como la opinión del pueblo sobre ella no había cambiado, al contrario, había empeorado aún más. Al momento en el que salió de los muros del palacio junto a su caballo, las miradas del pueblo fueron como flechas con fuego.

La juzgaban. Unos cuantos la miraban con decepción y hasta negaban con la cabeza, volviendo a sus actividades normales. Otros más la veían con tanta pena que fue fácil para Elizabeth leerlos "pobre princesa desprotegida". Algunos niños la veían con curiosidad y les murmuraban cosas a sus madres con clara confusion, era claro la razón de su mirar, ellos carecían escuchando las canciones ancestrales del valiente héroe y la poderosa princesa, "Mami, ¿Por qué nuestra princesa no es poderosa?" Seguro era eso lo que tanto preguntaban.

Suspiró algo desanimada, pero se obligó a si misma a seguir adelante, aferrándose de las riendas de su caballo con tal fuerza que sus dedos se pusieron blancos. Solo debía de ignorar sus emociones, debía de aparentar, como lo había hecho siempre, no era tan difícil, ¿Cierto? Sonreírle a los niños, mirar al frente y mostrarse fuerte, decidida, gloriosa...aunque por dentro solo quisiera llorar y gritar de frustración.

Tales gritos en su mente al final no vinieron de ella, ni eran imaginarios, tardé la princesa se dio cuenta de que el pueblo en verdad estaba aclamando a alguien más, a espaldas de ella, podía escuchar el sonido de un caballo acercándose. Llamando su atención, varios niños comenzaron a dar brincos emocionados mientras gritaban, las mujeres saludaban alegres y los hombres agachaban la cabeza con respeto. No tuvo que voltear a ver al causante de tal alabanza para saber de quién se trataba.

Meliodas.

Por supuesto, ¿Quién más sería tan aclamado como el héroe del reino?. Elizabeth se mordió la mejilla interna y contuvo tanto como pudo su rabia. Seguro que Meliodas se estaba sintiendo tan bien al escuchar todo ese clamor, seguro que se estaba poniendo ebrio de poder al ver cómo el pueblo lo adoraba tanto, seguro que al ver lo bien recibido que era él pensaría que ella no era más que un estorbo...

"—Maldito engreído—" pensó para si misma. Sintiendo la rabia burbujeando en su pecho, tan fuerte, tan potente, que casi suelta un gruñido.

Aún completamente ajena a la conexión que compartía con el héroe.

Aún completamente ajena a la conexión que compartía con el héroe

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The princess with sacred power Donde viven las historias. Descúbrelo ahora