Tempo 2 Chapter 8

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Pov Bill

El rugido de mis tripas tratando de comerse a si mismas hizo que me despertara en una cama vacía y con el sol en un tono cálido de atardecer colándose por las ranuras de la cortina de la habitación.

Me sentía fatal, la resaca de las drogas era aun peor que la del alcohol pero un poco más soportable, los efectos del éxtasis me durarían por lo menos una semana y media y toda la weed que me fume todavía hacia efecto en mí, haciéndome sentir algo volado.

Fui hasta el baño luego de ponerme la camisa de Tom que estaba tirada en el suelo, abrazando mi estómago por el hambre me dirigí hasta la cocina donde Tom esperaba en una de las butacas de la isla mirando su celular.

--Despertaste corazón, pedí comida italiana --dijo dejando su celular en el mesón y abriendo sus brazos hacia mí.

Caminé hasta él y dejé que me abrazara, enterré mi rostro en el hueco de su cuello e inhale su aroma tan cálido y familiar para de alguna manera relajarme del malestar que sentía.

--¿Cómo te sientes? --me preguntó moviendo sus manos a mi rostro para acariciarlo.

Miré sus ojos almendras --Mm siento que todavía estoy un poco high.

--La comida te hará bien cariño --me abrazó nuevamente dándome una ligera manoseada en el trasero.

Me quedé entre sus brazos hasta que el timbre del departamento sonó, Tom se alejó de mi para ir a abrir la puerta y yo fui hasta la alacena para tomar un vaso y beber un poco de agua.

Mientras bebía mi agua el azote de la puerta principal me hizo saltar del susto, fui hasta la sala para ver a Tom y ver si todo iba bien.

--¿Qué pasó? ¿Estás bien? ---su semblante estaba tenso y respirando erráticamente.

---Sí, no es nada.

--¿Y la comida? -- lo miré al darse la vuelta y fijarme en la pequeña caja que tenía en la mano.

--Todavía no llega-- su mirada era demasiado fría y distante.

--¿Qué eso?

--Nada, volvamos a la cocina.

--Es otro video ¿No es así?

Tom apretó su mandíbula y todos los músculos de su torso y cuello se tensaron tanto que sus venas resaltaron en un segundo.

--Te dije que no es nada --gruñó

Me mordí el labio fuerte y apreté mi camiseta en dos puños a la altura de mis muslos.

--Dime la verdad --caminé hacia él.

--Bill, aquí no hay nada que necesites ver, vete a la habitación, ahora.

Lo miré a los ojos y asentí muy lentamente, me di media vuelta caminando en pasos lentos hasta nuestra habitación, una vez allí cerré la puerta tras mí y me senté en la cama con la mirada fija en nuestro armario.

Me recosté boca arriba con los brazos extendidos para tomar respiraciones profundas en lo que cerraba los ojos para no intentar llorar, estaba demasiado sensible, demasiado vulnerable como para que Tom haya tomado esa actitud conmigo.

Perdón TommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora