Tempo 2 Chapter 5

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Pov Bill

La puerta de la casa se abrió dejando pasar a Tom con un par de bolsas negras, me apresuré a la habitación y guarde la caja del CD en el cajón con llave que estaba del lado de mi cama.

--Bill ¿Dónde estás? -- gritó Tom.

El corazón me latía a mil ¿Por qué se lo escondía? --En la habitación!

Sus pasos se fueron acercando hasta finalmente entrar al cuarto con un par de bolsas negras con un extraño logo en ellas.

--¿Qu-é compraste?  --necesitaba distraer mi mente con otra cosa para fingir que todo estaba bien.

--Ah, me compré un nuevo celular --sacó una bolsa blanca de una de las bolsas grandes --A mi otro celular se le metió un virus raro y perdí . . . información valiosa --lo último lo dijo como si estuviera buscando las palabras adecuadas.-- Y esto de aquí --alzó las bolsas --- Es para nuestra gran noche de hoy.

Fruncí el ceño --¿Gran noche?

--No me digas que olvidaste nuestro aniversario Bill -- dijo dolido.

Mordí mi labio inferior y bajé la mirada --lo siento.

Tom dejó escapar un suspiro de fastidio mientras se rascaba la cabeza, se quedó mirando al suelo por unos segundos hasta que pareció que una idea se le cruzó por la mente. Fue hasta uno de sus cajones y sacó una pequeña bolsita con varios dulces de colores fosforescentes.

Caminó hacia mi mirándome fijamente y me mostró la bolsa.

--Hoy lo haremos con esto.

Lo miré con confusión, no entendía a lo que se refería, él se dio cuenta de ello por lo que abrió la bolsa y puso uno de los dulces en la palma de su mano, entonces me di cuenta de que no eran dulces.

--¿Por qué tienes eso? --instintivamente recogí mi cuerpo en la cama, abrazándome.

--No te asustes Bill -- se acercó a mí--Estas conmigo, yo te voy a cuidar.

Tomó la pastilla rosa de éxtasis entre dos de sus dedos y la puso muy cerca de mi rostro, yo comencé a negar lentamente.

--Me la debes Bill --dijo firme --Nunca te pido nada y aparte, olvidaste nuestro aniversario ¿Por qué siempre tienes miedo de hacer las cosas? Es agotador.

Se alejó un poco de mi, haciendo el amago de irse pero lo tomé del brazo para que no se fuera. 

--Esta bien --dije en un arranque --Esta bien. 

Odiaba este sentimiento de temor a ser abandonado que me surgía con más regularidad que antes cuando estoy con Tom. Sentía que si no cumplía sus expectativas, sus caprichos o sus deseos se irían con otra persona, con alguien que no tuviera miedo de vivir la vida, de tomar riesgos, de equivocarse, con una persona que estuviera dispuesta a tomarlo de la mano e ir al final del mundo con él. Yo amo a Tom pero el miedo en mi a veces era más grande que todo ese amor. 

Tom me sonrió y puso la pastilla rosa en su lengua para luego inclinarse sobre mi y besarme suavemente, metiéndola en mi boca para poder tragármela, cuando lo hice siguió besándome, nada demasiado sexual, de hecho era demasiado cariñoso como si con sus labios quisiera transmitirme todo el amor que sentía por mi y  de cierta forma eso lograba abrumarme. 

Nuevamente el pensamiento de miedo surgió en mi mente, tanto tiempo había amado a Tom pero, ahora se sentía muy diferente, como si ese amor que tanto deseaba expresarle a él y a los cuatro vientos ahora se sintiera doloroso . . .

Después de haber sido abusado sentía que mi cuerpo ya no me pertenecía, como si en cada noche que esos hombres me tocaban y se saciaban a ellos mismos con mi cuerpo se llevaran un trozo de mi alma, de mi esencia, de todo lo que yo era en ese acto. Las muestras de amor que había recibido antes de esos sucesos siempre fueron físicas, los abrazos de mis abuelos, los besos de buenas noches que me daba mi madre, cuando de niño me pasaba a la cama de Tom y dormíamos abrazados toda la noche, cuando me tomaba de mano, cuando me acariciaba la cabeza, cuando se recostaba en mi hombro. 

Perdón TommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora