Tempo 2 Chapter 2

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Pov Tom

Dos semanas, dos putas semanas habían pasado desde que Bill encontró las cintas de seguridad que tenía guardadas en mi laptop, en aquella ocasión me quedé totalmente en blanco y una ira descomunal se había formado en mi interior por lo imbécil que había sido por no haberme dado cuenta de que el asqueroso de David le había estado enviado cartas a Bill desde no sé cuanto tiempo.

Había sido descuidado pero eso no se volvería a repetir nunca más, por eso estaba frente a mi laptop borrando cada video de la casa de Magdeburgo como Bill me lo había pedido. Miré cada video antes de eliminarlo para siempre, reviviendo el sentimiento que me causó la primera vez ver a Bill solo en su habitación, durmiendo, saliendo de la ducha, cambiándose de ropa, maquillándose y sobre todo, masturbándose.

El como sus manos bajaban lentamente por su abdomen y subían su camiseta hasta dejar su pecho al descubierto y comenzaba a retorcer sus pezones mientras su boca se entreabría soltando suaves gemidos y sus piernas se movían juntas para crear algo de fricción en su entrepierna.

No era hasta que la necesidad le era tanta que metía su mano en su pantalón y sacaba su dura polla para masajearla de arriba a abajo y recoger el liquido pre-seminal con su pulgar y esparcirlo en círculos por toda la punta rosácea. A medida que se acercaba al clímax podía ver como sus labios llamaban mi nombre en silencio y su espalda se arqueaba ligeramente hasta que hilos blancos caían en su abdomen bajo.

Mierda, era demasiado hermoso y perfecto, simplemente no podía dejar de mirarlo siempre a todas horas, incluso cuando yo no estaba en casa podía verlo por las cámaras de seguridad que había instalado en nuestro departamento y, aun con eso no fui capaz de ver las estúpidas cartas de David.

Me aleje un poco del escritorio y suspiré molesto, tenía una buena vida con Bill, no había nadie que nos molestara, la gente aquí no sabía que éramos gemelos por nuestros estilos tan diferentes, tenía mi propio estudio para crear canciones junto con Bill, tenía sexo con él todos los días y aún así en lo profundo de mi pecho me sentía como una completa mierda.

Todo era tan perfecto para nosotros que tal vez Bill ya no encuentre motivos para estar junto a mi, después de todo ahora tiene una vida normal donde nadie lo acosa, nadie lo persigue y nadie lo extorsiona. Tiene un trabajo que le gusta, tiempo para él mismo y hasta va a un puto psicólogo, no hay fuerza mayor que lo obligue a correr a mis brazos y quedarse allí para siempre.

La ansiedad de pensar que un día Bill se despierte y decida que ya no quiere estar conmigo me consumía hasta los huesos. A pesar de que sabía que me amaba con cada célula de su cuerpo no me era suficiente, tantos años estuvo enamorado de mí pero nunca se atrevió a decirme nada hasta que tuve que darle un empujón para que lo hiciera.

Por eso su amor no era suficiente, porque su amor no le daba fortaleza, no lo movía, no lo hacía actuar pero en cambio el dolor, eso si lo hizo reaccionar, lo hizo llorar, gritar y desesperarse hasta correr hasta mis brazos donde verdaderamente pertenece.

Recordé el día que me enfrentó por los videos, como el enojo había encendido una chispa en sus ojos, como sus pómulos se habían puesto de en un hermoso tono de rosa pastel, como las líneas de su frente se juntaban ligeramente en una expresión molesta. Me había asustado que descubriera los videos y que me abandonara en ese mismo instante, pero al contrario solo se desmoronó y dejó que yo mismo me hiciera cargo de él, de consolarlo, de abrazar su corazón y besar su alma para que se calmara.

¿Acaso yo mismo podía seguir rompiéndolo y ser su refugio al mismo tiempo?

-- Tom ¿ dónde estás? --la melodiosa voz de Bill me sacó de mis pensamientos.

Perdón TommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora