Capitulo 6

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Pov Bill

El ensayo fue un total desastre, el ambiente se sentía tenso entre Tom y yo y todo el mundo podía sentirlo. David no volvió a aparecer en todo el día y Benjamín era ahora el que se encargaba de nosotros.

Me sentía como una mierda total, no era capaz de concentrarme para aprenderme la letra de la canción y sentía la mirada de Ben puesta en mi en todo momento, me perturbaba en todos los sentidos, era como si quisiera guardar en su memoria cada parte de mi cuerpo, casi desnudándome con sus ojos azules y penetrantes.

Pensé que las cosas ya no podían ponerse peor hasta que, en medio de un pequeño descanso mi celular vibro anunciando que tenía un mensaje nuevo, era de David.

Mira bebé, realmente te ves hermoso frente a la cámara.

*video*

Te espero hoy a las 10 PM en el mismo hotel y misma habitación, no tardes.
Mi corazón comenzó a latir como un desquiciado, las palmas de mis manos comenzaron a sudar y mi dedo tembloroso le dio clic al video adjunto. No pude verlo ni 5 segundos, era el video de la cámara de seguridad de la sala de producción, se podía ver claramente lo que David y yo hacíamos.

El celular se me resbaló de la mano produciendo un fuerte ruido en la cabina de ensayo que alertó a todos, comencé a hiperventilar. El maldito aire no entraba en mis pulmones, mi cabeza se sentía cada vez más difusa y mis piernas amenazaban con caer, la piel de todo mi cuerpo hormigueaba, deseaba con todas mis fuerzas arrancármela.

-Bill!! – la voz de todos se mezcló en esa sola frase, caí al suelo mareado por la falta de aire.

-N-no ¡NO ME TOQUEN! - grité tan fuerte que el aliento se me desvaneció y en un segundo todo se volvió negro.

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Abrí mis ojos lentamente, sintiendo la superficie suave y acolchonada en la que me encontraba acostado, unos brazos fuertes rodeaban mi pequeña cintura.

-Mmmh- intenté hablar, pero mi garganta se sentía seca y magullada.

-Al fin despiertas Bill- la voz de Tom sonó cerca, muy cerca de mi rostro. Traté de levantarme, pero un mareo inundó mi cabeza.

-Ahg, ¿qué fue lo que pasó? – logré decir en un hilo lastimero.

-Te desmayaste en medio del ensayo, el doctor dijo que fue a causa del ataque de pánico.

- ¿Ataque de pánico?

-Sí, corazón. ¿No lo recuerdas? Comenzaste a hiperventilar, incluso vomitaste y luego te desmayaste.

-Yo, creo que me acuerdo un poco.

Tom enterró su rostro en el agujero de mi cuello, lo sentí respirar profundamente mi aroma, provocando que una oleada de calor se desatará en mi cuerpo y mi corazón se enloqueciera como la de una colegiala enamorada.

De pronto su mano derecha subió lentamente por mi estómago con una parsimonia dolorosa, llegó a mi pecho y posó su palma justo donde mis latidos me delataban. Su tacto se sentía tan bien en mi piel, sus manos grandes me tocaban con tanta delicadeza y amor que desembocaba en una locura de emociones en mi cabeza. Sentir el calor de su cuerpo cerca del mío era sumamente reconfortante.

Su sola presencia a mi lado me devolvía a la vida. Quisiera quedarme así para siempre. El sonido de un mensaje en mi celular arruinó mi maravilloso momento. Lo tomé y hubiera deseado no hacerlo.

10 mensajes nuevos de David Jost
Mierda, eran exactamente las 10h30 PM, ese bastardo debe estar como un puto lunático.

Me levanté de la cama, me di cuenta de que estaba solo en bóxer y al parecer Tom también. ¡Madre mía! Que suerte de que mi parte baja anda resentida.

- ¿A dónde vas? – Tom se había sentado en la cama, desde mi lugar podía ver sus maravillosos abdominales flexionados causando que se vieran como pequeños rollitos que me daban ganas de morder, chupar y lamer.

-Bill? -me sacó de mi admiración a su cuerpo, que puta vergüenza.

-Debo encontrarme con alguien, ya estoy bastante tarde -dije mientras me vestía.

-Pero necesitas descansar Bill, el doc-

-Tom, no. – le corte de lleno.

Sus labios se juntaron en una fina línea, desvío su mirada y finalmente suspiro.

-Por lo menos déjame llevarte. - se levantó de la cama dejándome ver cómo su polla daba un pequeño salto en su bóxer por haberse levantado y caminar.

Me pregunto si Tom la tiene igual que yo … O tal vez puede que sea más grande.

-Listo, vamos.

No me había dado cuenta de que lo estuve mirando todo este tiempo mientras se vestía, mis mejillas se acaloraron y bajé mi mirada.

-Puedo ir solo- me puse mi chaqueta de cuero y miré mi rostro en el espejo del tocador.

-Bill, no te estoy preguntando.

-Pues yo ya te dije que no, punto.

-Mierda Bill, o te llevo o te encierro aquí toda la puta semana, tú elije. -alzo su voz en un tono dominante.

Me estremecí por su reacción.

-Bi-bien, vamos.

-Vamos entonces.

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Por suerte el hotel estaba cerca de nuestra casa, aun así, el camino fue incómodo, una tensión que buscaba ocultarse, con fracaso, bajo la música de fondo. Cuando llegamos sentí como el aire se iba de mis pulmones, la entrada directa a mi muerte.

-Gracias por traerme – me dispuse a bajarme cuando Tom habló.

-Llámame cuando termines, te vendré a buscar- dijo tranquilo.

-N-no, no hace falta Tom, creo que me quedaré a dormir. – hablé sin mirarle a la cara.

-Me importa una mierda si tengo que recogerte a las 5 de la madrugada, aquí estaré.

-Bien, adiós.

Me bajé del auto casi escapando ¿cómo mierda se supone que debía de contestar a eso? ¿Por qué mi corazón latía como la de una adolescente enamorada a la cual su crush le acaba de demostrar que le importa?

Mierda, mis cachetes están muy calientes.

En el fondo le seguía importando a Tom a pesar de haberme comportado como un hermano de mierda. Seguí mi camino a la habitación fantaseando con lo mucho que me encanta mi gemelo, no fue hasta que llegué a la puerta del infierno que caí en cuenta donde realmente estaba y lo que seguramente me iba a suceder allí adentro.

Tomé una respiración profunda y entré sin llamar. Lo que recibí de bienvenida fue un fuerte golpe en todo mi rostro, tirándome al piso.

- ¿Acaso no te enseñaron a respetar el tiempo de los demás, Billy? -David estaba eufórico de rabia.

- ¿Pero qué mierda te pasa? 

-Cállate puta barata, crees que tengo toda la puta noche para esperar a una zorra ¿cómo tú?

Nunca nadie en mi vida me había hablado en ese tono y mucho menos de esa manera, mi cerebro no podía reaccionar rápido para defenderme de este asqueroso sujeto.

-Desnúdate.

Me quedé quieto en el suelo, mirando a David con todo el odio que le tenía.

-No es momento de ser el mocoso rebelde bebé – su puño chocó con mi otra mejilla, haciendo que mi cabeza se sintiera mareada.

Lo siguiente que sentí fue su pie golpear partes aleatorias de mi cuerpo, mientras sus manos me despojaban de mi ropa. Cuando estuve desnudo se detuvo, me tomo del pelo, arrastrándome hacia la cama como si fuera una prostituta barata.

Pensé que me lanzaría a la cama y me fallaría como lo ha estado haciendo, pero, me tomo de los brazos y me inmovilizó mientras ambos estábamos de pie, él que estaba desnudo detrás mío, comenzó a susurrarme cosas al oído.

-Te tengo una gran sorpresa Billy, más bien, dos.

No sabía de qué sorpresa hablaba este enfermo, no pasaron ni dos segundos cuando la puerta del baño se abrió dejando ver a una persona más.

No, no, no, no, ¡no!

Intenté zafarme del agarre de David, pero era imposible, solo me hacía más daño en el proceso.

-Sabes Billy, pagaron muy bien por tenerte aquí está noche- las susurrantes palabras de David me taladraron el cerebro—Ahora sí que puedo sacar más provecho de ti aparte de esa linda voz tuya.

Mi cuerpo se tensó, mi mente visualizó cada nefasto escenario que se le pudiera ocurrir.

--Benjamín, acércate, mostremos a Billy el regalo que le tenemos.

No entendía nada, ¿por qué Benjamín estaba aquí? ¿Él, lo sabía? Todo este tiempo, lo sabía y no hizo nada … Nada por mí.

--Mira muñeco, lo que traje para ti.
Benjamín se acercó a nosotros con una bandeja de plata, donde había un frasco pequeño de vidrio oscuro, 3 inyecciones con un líquido amarillento y 4 tachas tan pequeñas que cabían en mi dedo meñique.

- ¿Qué es esta porquería? –logré articular ignorando totalmente la mirada de Benjamín a mi cuerpo desnudo.
Era asqueroso, ya suficiente tenía con David desnudo rozando su inmunda polla en mi culo y ahora Benjamín enfrente mío vistiendo únicamente un albatros negro. ¿Es que no podía confiar en ningún adulto a mi puto alrededor?
Los dos hombres que apostaron por mí, que confiaron en mí, que creyeron en mi… Estos dos hombres que admiraba tanto, en los que confiaba…

Nunca me vieron como algo más que una cara bonita en la cual querer eyacular. Ya no podía confiar en ningún hombre que me rodeara, todos eran la misma escoria asquerosa y repugnante.
David habló una vez más, presionando más mis brazos en mi espalda haciendo que la arqueara.

--¿Alguna vez has probado una droga mientras follas, Bill?

Mierda, al final, las cosas sí se pueden poner peor de lo que ya lo son.

Perdón TommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora