Capítulo 12: La tarde y la poción antiagujetas

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Le dolían un poco los músculos y seguía teniendo un cosquilleo en el pecho incluso después de haber finalizado la clase y haberse duchado y cambiado en los vestuarios todo lo rápido que podía

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Le dolían un poco los músculos y seguía teniendo un cosquilleo en el pecho incluso después de haber finalizado la clase y haberse duchado y cambiado en los vestuarios todo lo rápido que podía. Sintiéndose un poco agobiado por toda la gente que había allí dentro, Rune de Sombras Profundas había salido al exterior todo lo rápido posible. Allí, Adeline estaba otra vez en su forma humana, apoyada en el tronco de un árbol y de brazos cruzados. Rune se atrevió a dirigirle una ligera sonrisa, pero Adeline tan solo dio media vuelta y se alejó de vuelta al edificio principal.

—¿Cuál es la siguiente clase? —inquirió Azrael una vez Sienna y él habían despedido a sus dragones y caminaban junto a Rune. De repente, parecía que la temperatura había bajado un poco y notaban la piel fría. Sienna consultó el horario.

—Herbología con la Selección Creciente —informó—. No sé quiénes son, pero tenemos que ir a los Jardines de Plata.

Rune recordó entonces lo que Sienna le había contado el primer día sobre los Jardines de Plata, pero lo cierto era que hasta el momento no había visto ni un solo atisbo de ellos. Siguió a Sienna y a Azrael, intrigado.

Resultó que los Jardines de Plata estaban detrás del colegio y se accedía por un camino empedrado rodeado de setos. Era un espacio amplio, como si fuera una especie de laberinto rodeado de plantas, flores, árboles y setos. Por todas partes en el suelo había jardineras con especies que Rune jamás había visto, de todos los colores y tamaños. Allí, las voces parecían incluso amortiguadas y cualquier ruido procedente de la academia o el exterior había desaparecido, como si el lugar estuviera rodeado de una burbuja insonorizada. Caminaron con cuidado por los caminos estrechos, y Rune comprendió que aquel lugar debía ser el paraíso para cualquier Hierbas Verdes o mínimo interesado en la naturaleza.

—Creo que es ahí —susurró Sienna, señalando a una casa en el centro del jardín. Sin duda, era un edificio peculiar: estaba hecho completamente de cristal transparente: las paredes, los enormes y tradicionales ventanales, los techos... Se podían distinguir dos habitaciones: conforme fue acercándose, Rune vio que la primera y la más pequeña era una clase normal y corriente, con mesas largas y bancos de madera como los de la Academia; la segunda, por su lado, era mucho más grande y estaba repleta de plantas y más plantas, además de algunas mesas con instrumentos desastrados. Rune supuso que sería un invernadero.

Cuando entraron a la clase tras subir unos escalones y atravesar una puerta de completo cristal, ya había un hombre mayor en el frente de la clase, al lado de la mesa del profesor. Por su aspecto anciano característico, los tres lo reconocieron enseguida como el Chase Monzher, el profesor de herbología. Llevaba una pipa en la boca y un olor a hierbas dulces inundaba la clase. Vestía, al igual que todas las veces que Rune lo había visto, con ropa sencilla y por encima, un chal hecho de hojas que en aquel momento estaban de los colores marrones y anaranjados del otoño. Era un hombre de baja estatura, ahora que Rune lo veía de cerca y podía compararse con él. Vio a los alumnos entrar uno detrás de otro hablando tímidamente, y justo cuando se iban a empezar a ocupar los bancos, el profesor Monzher habló por primera vez.

De Honor y MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora