Cautivos Entre Espadas y Espinas

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AMARGO CASTIGO

Lyra

Escucho lo que dijo Marie, y casi sin pensarlo, mejor dicho, sin pensarlo salgo de mis aposentos con pasos pesados y furiosos. Camino por todos los pasillos del castillo hasta llegar a la sala del trono. Abro la puerta de la sala del trono con pasos rápidos, mi cabello rojo suelto azota mi rostro y juguetea en el aire. Visualizo a mi padre, el rey, sentado en su trono con el consejero real a un lado como una sombra. El sonido de mis tacones hace eco en las paredes de piedra. Mi pecho sube y baja por el insulto que hay dentro de mí. 

—Padre,—hablo haciendo una rápida reverencia al pie de las escaleras que llevan al trono—no consiento la aprobación del traidor en nuestro castillo.

—Lyra, prohíbo que le hables así a tu rey. —defiende el consejero

—Prohíbo que te dirijas a tu futura reina de ese modo. —aúllo atosigada mientras subo las escaleras al trono dirigiéndome al consejero. Paso del hombre y me concentro en mi padre—¿Cómo osaste tomar esa decisión sin mi consentimiento?

—No necesito tú consentimiento para ejecutar decisiones en mi reino.

—Confiar en él será tu peor error. —afirmo entrecerrando los ojos, avisando de que algo malo vendrá

—No me incomoda cometer errores. —explica con la voz pasiva

—Un rey no debe cometer errores, y esa es nuestra diferencia. —defiendo mi posición erecta delante de él

—Tú no eres la reina...

<<Soy la hija de una>>

—Pero lo seré y déjeme asegurarle padre, no seré igual de errónea que usted. —aseguro, mi voz baja pero firme

—¡Lyra! —regaña el consejero.

—Le he dicho más de una vez que no concierne a su cargo llamarme por mi nombre.¿Lo entiende? —Exalto mi voz volviendo mi furia hacia él

—Cuando la posición del trono está en peligro, sí, me corresponde. —gruñe arisco enderezando su espalda

—¿También le concierne que sea la futura reina quien le haga vacilar la posición del rey? —pregunto perspicaz llevando la jerarquía por delante.

—¿Ha dicho que quiere destronar a su padre? —pregunta el hombre con un tono perspicaz, creyendo que sabe justo lo que pienso

—No, consejero incompetente, —niego con la cabeza y bajo la voz como si fuera una amenaza— me refiero a que soy el legado de tu rey. Soy tu futura reina y más te vale comenzar a mostrás respeto porque...

Siento un estruendo detrás de mí. Me giro viendo que abrieron la puerta, por más que tenga malas relaciones no debo mostrarlo ante cualquiera.

—Nuevo informe señor. —entra Eros erguido y observando todo con superioridad.

—Él sí hace peligrar su estatus padre, no desconfíe de mí. Hágalo de él. —barro con la mirada al hombre con uniforme

—No sé a qué se refiere, princesa —se desentiende con una pequeña sonrisa ladina y una mirada desafiante que me heló la sangre.

—Oh, mi Lord sí que lo sabe. —menciono recordando la pelea.

—Quisiera entenderla, mi princesa.

Estoy aquí por una razón que no te concierne, princesita

<<Fueron esas sus palabras exactas, sé que oculta algo>>