EL SUEÑO

Lyra.

Cuando finalmente atravesamos las puertas que dan al jardín, el viento fresco nos recibe. El vasto jardín del castillo se extiende ante nosotros como un laberinto de setos altos y arboledas que se pierden en la oscuridad. Las flores nocturnas comienzan a abrirse, llenando el aire con un perfume suave que contrasta con la atmósfera tensa que aún nos rodea. A lo lejos, una fuente susurra el sonido del agua cayendo, mezclado con el canto lejano de los grillos.

El cielo está despejado, y la luna, redonda y llena, ilumina el camino de piedra que serpentea entre los parterres de flores. Todo está envuelto en una calma casi irreal, una calma que no refleja lo que siento en mi interior. Camino con Elizabeth a mi lado, pero evito su mirada. Estoy demasiado consciente de la presencia de Eros a mi espalda, como si su mera cercanía fuera suficiente para mantenerme en guardia.

Llegamos a un claro rodeado de rosales, el lugar más apartado del jardín. Aquí, lejos de las miradas indiscretas y de la tensión del salón, el aire debería sentirse más ligero, pero no es así. La presencia de Eros lo envuelve todo, como si estuviera desafiándome incluso sin decir una palabra.

Elizabeth es la primera en romper el silencio, tratando de aliviar la atmósfera.

—Bueno —dice, su voz un poco forzada—, esto es mucho más agradable que la mesa, ¿no creen?

No respondo de inmediato. Mis pensamientos están atrapados en la rabia contenida y la sensación de que esto con Eros está lejos de terminar. Finalmente, Eros, que ha permanecido en silencio hasta ahora, rompe su mutismo, y su voz, baja pero cargada de provocación, corta el aire nocturno.

—Todo es tu culpa... —mascullo molesta, odiando cada parte de su ser.

—¿Qué te pasa, Lyra? —pregunta, con una calma que parece fingida

Primera vez.

—¿Qué me pasa? —río por lo bajo y niego con la cabeza—Tus juegos de poder me agotan.

—No son juegos, Lyra.

Segunda vez

—¿Y qué son sino, Lysander? —pregunté encajando mis ojos en los tuyos

—Es control, Lyra. —su tono es gélido, desprovisto de cualquier rastro de compasión—Algo que tú no tienes, por eso voy un paso adelante.

Tercera vez.

—¡Te esfuerzas en creer que vas delante!¿Tanto quieres sobrepasarme?

—No me interesa sobrepasarte, es solo que tú te esfuerzas en verme como el malo. —explica acariciándose la sien con el dedo índice

—A ti te encanta que yo te de el papel de malo.

—Prefiero ser el villano. —murmura acercándose

—Lo tengo muy en claro, Lysander. —afirmo con la cabeza sin dar un paso hacia atrás, manteniéndome firne, marcando territorio.

—Sé que lo tienes en claro, Lyra.

Debido a su cercanía me giro para irme teniendo en cuenta que mi amiga está presente presenciando sus jueguitos de seducción.

Prefiero tomar distancias después de ciertos acercamientos en el entrenamiento.

—¿Te vas tan temprano? —pregunta Elizabeth captando mi atención.

—No quiere causar más problemas

Me giro lentamente para mirarlo, y nuestros ojos se encuentran bajo la luz plateada de la luna. La quietud del jardín contrasta con la tormenta que siento crecer dentro de mí.

Cautivos Entre Espadas y EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora