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—¡Buenos días! ¡Vamos, despierta! Jin vendrá en cualquier momento, y sabes bien que él no tiene piedad.

Desde el confort de las sábanas, escucho la voz de mi amiga rompiendo el silencio de la mañana. Sus palabras son un suave tirón hacia la realidad, pero aún me aferro a la cama, cubriéndome hasta la cabeza y negando con la cabeza. No quería moverme. No cuando me sentía tan a gusto, tan protegido en mi pequeño refugio, lejos del frío que seguro cubre cada rincón de la habitación en esta fría mañana.

Pero… no puedo negar la verdad. Jin vendrá y no dudará ni un segundo en arrastrarme de aquí si hace falta. Tiene esa extraña autoridad natural. Desde el momento en que lo conocimos, se ha convertido en esa figura constante, fuerte y casi maternal que siempre está presente para recordarnos lo que necesitamos escuchar, tanto si queremos como si no.

—Mientras tú sigues en las nubes, Jin ya está en camino. Yo voy a buscar unas flores… ha sido un placer conocerte, querido Yoongi —me dice mi amiga con una sonrisa juguetona, mientras se levanta y se dirige a la puerta.

Resoplo y murmuro con voz aún adormilada—. Qué graciosa eres.

Finalmente, me resigno y empiezo a apartar las mantas, dejándome llevar por la idea de que tal vez sí es momento de enfrentar la mañana. Tan pronto como mis pies tocan el suelo, siento un escalofrío que me recorre de pies a cabeza y busco con desesperación mis pantuflas, encontrándolas justo al lado de la cama. Mientras intento despejarme por completo, avanzo tambaleante, con los ojos apenas entreabiertos, como si el sueño aún intentara mantenerme en sus dominios.

De repente, la voz de mi amiga suena de nuevo detrás de mí, como si no pudiera resistir la tentación de lanzarme un último comentario.

—Oye, Yoongi… Esta mañana Jimin parecía estar de un humor terrible. Tenía esa expresión de “hoy no me hablen”.

Sus palabras me detienen en seco, y alzo la mirada hacia ella, más curioso que sorprendido.

—¿Otra vez? —murmuro con algo de fastidio—. Ignóralo, probablemente está molesto porque dormí en la misma habitación que él. Ya sabes cómo es.

Ella me mira con una expresión de resignación y preocupación mezcladas.

—Ah, Jimin es un verdadero dilema, amigo mío. Ya te lo he dicho antes: no me termina de convencer. Y aunque sé que no es lo que quieres oír, créeme cuando te digo que no soy tan distraída como parezco. He notado esas pequeñas actitudes de Jimin que no me gustan nada.

Sé lo que intenta decir, y la incomodidad se asienta en mí como un peso familiar. Esta conversación la hemos tenido ya en varias ocasiones, y aunque trato de esquivarla, sé en el fondo que tiene razón. He ignorado sus advertencias, cegado por lo que siento, por la esperanza de que mis sentimientos sean suficientes para cambiar algo.

—Lo sé… lo sé. Pero mejor vamos a buscar a Jin antes de que venga él mismo y nos saque de aquí —digo, cambiando de tema de la manera más torpe y evidente posible. Ella suspira, dejándome entender que el tema no está zanjado, pero por ahora lo deja pasar.

Jisoo es observadora y perceptiva, mucho más de lo que los demás suelen notar. Aunque la gente suele juzgarla solo por su apariencia, etiquetándola como “la chica bonita”, ella sabe muy bien cómo defenderse. A lo largo de los años, ha aprendido a convertir esas etiquetas en su propio escudo, usando su inteligencia para mantener a raya a quienes intentan subestimarla.

Finalmente, después de una rápida ducha y un cambio de ropa, salgo de la habitación, ya sintiéndome más despierto. Mientras camino por el pasillo, veo a Jungkook, quien me dedica una sonrisa cálida, una sonrisa tan genuina que me devuelve el buen humor de inmediato. Le devuelvo el gesto, sintiéndome extrañamente animado al verlo, y continúo hacia el comedor.

Allí, me recibe el olor delicioso de la comida de Jin. No importa cuántas veces haya desayunado aquí, siempre me sorprende la manera en que Jin logra que todo lo que cocina tenga ese toque especial, como si cada plato llevara una pizca extra de su cariño. Lo veo de pie, sirviendo los platos con la dedicación de alguien que realmente disfruta cuidar de los demás.

—Al final pensé que tendría que ir yo mismo a despertarte —me dice Jin, con una sonrisa que mezcla diversión y advertencia.

—No dormí mil años… —respondo, medio murmurando, sintiéndome un poco avergonzado. Pero su mirada me calla antes de poder decir algo más. En serio, Jin tiene la habilidad de imponerse como una madre experta, con esa mezcla de dulzura y autoridad.

Me siento y noto que Jimin ya está en la mesa, junto a Taehyung. Al notar mi presencia, Jimin se inclina un poco más hacia él, como si intentara provocarme. Una parte de mí se siente tentada a reaccionar, pero me detengo. No soy el mismo de antes. Ese tipo de juegos ya no tienen el mismo efecto en mí.

—Jungkook, aquí hay un lugar libre. Siéntate conmigo —digo, señalando el asiento vacío a mi lado.

Él, que estaba ayudando a Jin, asiente con una sonrisa y, tras una breve mirada hacia la mesa, decide sentarse conmigo. La naturalidad de su gesto me hace sentir una extraña calidez, como si solo su presencia lograra suavizar cualquier tensión.

—Gracias —dice, y la sinceridad en su voz me hace sonreír levemente.

Comenzamos a comer en silencio, cada uno disfrutando de la deliciosa comida. Sin embargo, no puedo evitar notar que tanto Jimin como Taehyung nos observan de vez en cuando, en especial Jimin, quien lanza miradas en nuestra dirección. Los dos parecen sincronizados, como si compartieran un mismo pensamiento, y no puedo evitar pensar que realmente son como dos piezas de un mismo rompecabezas.

Entonces, de repente, una idea surge en mi mente, y antes de poder pensarlo bien, ya me encuentro llevándola a cabo.

Tomo mi vaso de jugo y, con un movimiento intencionadamente torpe, finjo un pequeño accidente, volcando el líquido sobre Jungkook. Él se sobresalta al sentir el frío del jugo empapando su camisa, y de inmediato, sin perder un segundo, agarro una servilleta y me acerco para ayudarlo a limpiarse.

—¡Lo siento muchísimo, Jungkook! No fue mi intención, de verdad —me disculpo, sintiendo un extraño nerviosismo que me toma por sorpresa.

A medida que intento secarle el jugo, mis dedos rozan su abdomen, y no puedo evitar notar la firmeza de sus músculos. De repente, siento que mis mejillas se calientan, y una incomodidad inexplicable me invade. No esperaba que este pequeño plan improvisado me afectara de esta manera.

—Tranquilo, Yoongi. No te preocupes, solo iré a cambiarme —responde él, sonriendo con esa calma suya que parece siempre estar presente. Se levanta y se dirige hacia su habitación, sin mostrar la más mínima molestia.

Los demás en la mesa nos observan, algunos con curiosidad y otros tratando de ocultar una sonrisa divertida. Sin embargo, la reacción de Taehyung y Jimin es diferente. Taehyung me lanza una mirada de ligera molestia, mientras que Jimin, inexpresivo, se levanta y sale del comedor sin decir una sola palabra, como si el simple hecho de vernos interactuar le resultara insoportable.

Sé que este pequeño “accidente” es solo el comienzo de una serie de situaciones que pondrán a prueba nuestra dinámica. Con Jisoo recordándome constantemente que debo ser cauteloso, con Jin cuidándonos y con Jimin y Taehyung mirándonos de reojo, todo parece un delicado equilibrio, uno que podría romperse en cualquier momento.

Pero, a pesar de todo, hay una parte de mí que siente que esto es solo el principio. Porque, por alguna razón, estoy listo para enfrentar lo que venga, sea lo que sea, con los sentimientos y los problemas que arrastra consigo.

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Bueno está vez no tarde tanto tiempo creo. Gracias por su apoyo!

Jin saco nueva música y jhope ya salió del servicio militar!


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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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