Capitulo 15

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Dolor, pena y resiliencia.

Asher...

Estaba fuera de control, no hay dios en el mundo que me detenga ahora. Se acabo. Estaba llegando a una de las bodegas que tengo. Una donde hago mis trabajos más sucios. Y con sucios me refiero a la tortura hasta la muerte.

— Señor, está esperándolo —dijo Pride quien me esperaba con una cara amarga y me entregó la bolsa de herramientas.

—Ve con ella Pride. No la dejes sola.

Una gran puerta de metal frente a mi, al abrirla un hombre con un saco en la cabeza, sentado en una silla de fierro y estaba atado a ella.

Millo. La mano derecha y fiel amigo de Ducan.

A lado de él una mesa de metal. azote la bolsa de las herramientas, este dio un brinco.

—¡¿Quién está ahí?!— grito — ¡Suéltenme, a mano limpia nos damos hijos de puta!

— Ya cállate.— mi voz salió rasposa y gruesa.

—¿Quien eres? — el tono cambio.

— Bájale dos rayas a tu volumen... veamos cómo reaccionas cuando me veas — sonreí y le quite el saco de la cabeza.

Parpadeo un par de veces y cuando enfoco sus ojos a mi. Su rostro se torcio para luego quedarse congelado.

Me reí — Tu sorpresa es mejor de lo que creí... ¿Sabes quien soy?

Note el sudor que se resbalaba en su frente y cuello, noté el temblar de su cuerpo y claro que noté que dejó de respirar.

Lo vi asentir — Si...

— Bien, entonces sabes que está conversación será todo menos amable.— sonreí al verlo respirar rápido. — Tu jefe mato al padre de mi esposa y encima de eso la atacaron también— abrí la bolsa y saqué una pequeña manta donde venían todas las herramientas. Dejándola extendida con todo lo que usare.

Este al verlo quiso zafarse de las ataduras.

Patético.

— Se que fue un mensaje— continué — así que... ayúdame a responderle — Tome las pinzas finas y se las mostré

— Por favor. —su tono de miedo me hizo gracia

—¿Por favor? — repetí con soberbia— No estamos para hacer favores— Dije y sujete su mano aún atada para tomar un dedo — Personas como nosotros no merecemos perdón, ni de Dios, ni de nadie— pose la pinza entre su uña y la sujete con fuerza, entonces se quejó — Todavía no empiezo — y de un jalón se la arranque.

Un grito desgarrador salió de su garganta y pude sentir mis dedos húmedos de su poca sangre que salía...

— ¿Sabes?— pregunte mientras sostenía su uña con la pinza y se la enseñaba — Creí que gritarías de dolor... no que llorarías como una perrita — lo mire burlón de verlo sudado, lloroso y patético — Supongo eres más de los que disfrutan haciendo. Pero cuando le hacen... ¡No aguanta ni un piquete! — tome otro dedo y repetí la acción.

Me reí.

— Usualmente mis hombres se encargan de esta parte, pero la verdad — lo tome de las mejillas — Había olvidado lo increíble que se siente... ver sufrir y agonizar a las personas — solté una risa ronca — Ducan... a él se lo debes agradecer— dije y arranque otra uña.

Un rugido salió de sus labios y su cuerpo se tensó.

— Sé que son como hermanos y que se criaron juntos— digo y dejé la pinza en la mesa para tomar otra pinza pero estas eran para cortar. — hermanitos... — tome aire — bueno no te preocupes que yo le hago saber que fue de ti.

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