Doyoung no dejaba de pensar en la cena con Jaehyun. La calidez de su mirada, la sinceridad de sus palabras… todo había sido perfecto, como un sueño. Pero mientras los días pasaban, el recuerdo de Taeyong regresaba con fuerza, trayendo consigo el dolor y la traición. Era como si una parte de él aún estuviera atrapada en aquel momento, en el instante en que su vida cambió para siempre. Aunque quería permitirse avanzar, esas cicatrices seguían presentes.A pesar de todo, Doyoung comenzó a aceptar invitaciones de Jaehyun para salir. Pasearon por calles iluminadas por faroles, rieron en cenas improvisadas, y en cada encuentro, Jaehyun se acercaba un poco más, rompiendo las barreras que Doyoung intentaba mantener. Jaehyun parecía no tener prisa, dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario, pero eso solo hacía que Doyoung se sintiera aún más vulnerable. ¿Qué haría Jaehyun cuando supiera la verdad de su pasado? ¿Cuando viera que estaba marcado para siempre?
Una tarde, mientras estaba en la cocina del restaurante, Doyoung recibió un mensaje de Jaehyun. Decía que quería verlo esa noche y que tenía algo especial preparado. La expectativa de verlo le arrancó una sonrisa, pero al mismo tiempo sentía cómo la ansiedad le apretaba el pecho.
Yuta, que notó su tensión, se acercó con una expresión de preocupación. —¿Estás bien? —le preguntó, colocando una mano en su hombro.
Doyoung asintió, aunque su sonrisa era débil. —Sí, solo que… no sé cuánto más pueda seguir ocultando lo que ocurrió con Taeyong. Jaehyun merece saber la verdad.
Yuta suspiró, comprendiendo el conflicto de su amigo. —Doyoung, solo tú puedes decidir cuándo estás listo para contarle. Pero recuerda, él está contigo porque le importas, no por lo que otros hicieron contigo.
Doyoung asintió lentamente, pero el peso de la verdad seguía presionando su pecho.
Esa noche, cuando se encontró con Jaehyun, el alfa lo llevó a un mirador desde donde se podía ver toda la ciudad iluminada. El lugar era impresionante, y la tranquilidad que se respiraba era perfecta para la ocasión. Jaehyun lo miró, con una calidez en sus ojos que casi parecía iluminar el lugar por sí misma.
—Quería traerte aquí porque… —Jaehyun dudó un momento, como si buscara las palabras adecuadas—, porque cada vez que estoy contigo, siento que no quiero estar en ningún otro lugar.
Doyoung sonrió, intentando ocultar la emoción que le provocaban esas palabras. Pero entonces Jaehyun continuó, y su voz se volvió más seria.
—Doyoung, sé que llevas una carga, algo que no has querido contarme, y lo entiendo. No quiero presionarte. Pero también quiero que sepas que no hay nada que me aleje de ti. No importa lo que haya pasado… estaré aquí.
Las palabras de Jaehyun fueron como una llave que abrió las puertas de su corazón. Sin poder contenerse más, Doyoung comenzó a hablar. Le contó todo, desde el día en que confió en Taeyong hasta la manera en que fue abandonado, su embarazo, y cómo encontró refugio con Yuta. Habló entre lágrimas, cada palabra llena de dolor y resentimiento que había guardado durante tanto tiempo.
Jaehyun lo escuchó en silencio, sin apartar su mano de la de Doyoung, mientras este intentaba recomponerse. Cuando terminó, Doyoung sintió que una carga se había aligerado, pero también tenía miedo de la reacción de Jaehyun. El silencio que siguió se le hizo eterno, y en sus ojos asomaban lágrimas de duda y temor.
Jaehyun, sin decir nada, lo atrajo hacia él y lo abrazó con fuerza. No había juicio ni preguntas en su gesto, solo aceptación. Doyoung sintió cómo su cuerpo temblaba, pero poco a poco, bajo el calor del abrazo de Jaehyun, empezó a sentir que el dolor se transformaba en algo más… en algo que ya no estaba tan solo.
—Gracias, —susurró Jaehyun, sin soltarlo—, por confiar en mí.
Doyoung sintió que sus lágrimas volvían a fluir, pero esta vez no eran solo de tristeza, sino de alivio. Por primera vez en años, sintió que alguien lo veía, lo comprendía, y eso le dio una esperanza que nunca pensó recuperar.
A partir de esa noche, la relación entre ambos comenzó a profundizarse. Doyoung empezó a creer que podía permitirse amar y ser amado, sin el peso del pasado atormentándolo. Jaehyun no solo le había dado su apoyo, sino que le había demostrado que sus cicatrices no definían quién era.
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El Destino de los Alfas [Jaedo]
FanfictionEn un mundo donde cada alfa tiene un omega destinado, Doyoung ha sufrido la traición de un amor que lo dejó con un hijo y un corazón roto. Ahora, como chef principal en uno de los restaurantes más prestigiosos, su vida parece haberse estabilizado. S...