Golpe Bajo

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El sonido del timbre resonó en el restaurante mientras Doyoung preparaba los últimos platos de la noche. La jornada estaba por terminar, y él esperaba con ansias poder irse a casa con Jaehyun y su hijo. Sin embargo, cuando levantó la vista y vio a la persona que estaba en la entrada, sintió cómo el aire se le escapaba de los pulmones. Frente a él estaba nada más y nada menos que Taeyong, tan imponente y sereno como lo recordaba.

Taeyong caminó hacia él con la misma confianza que siempre había tenido, pero en sus ojos había algo diferente, un dejo de remordimiento mezclado con determinación.

—Doyoung… tenemos que hablar.

Doyoung sintió una oleada de emociones al verlo: miedo, enojo, y una confusión que no sabía cómo manejar. Aun así, mantuvo la compostura, sin ceder ante la presencia que alguna vez le había causado tanto dolor.

—No tengo nada que decirte, Taeyong, —respondió, sin siquiera invitarlo a sentarse.

—Lo entiendo, y probablemente lo merezca —contestó Taeyong, bajando la mirada brevemente—. Pero antes de irme, quiero que me escuches solo por unos minutos.

Doyoung suspiró, mirándolo con una mezcla de dolor y resentimiento. Sin querer hacer una escena en el restaurante, asintió y lo guió hacia una de las mesas del fondo, donde los empleados no podrían oírlos.

—¿Qué quieres? —preguntó, intentando sonar firme, pero su voz tembló un poco.

Taeyong tomó una respiración profunda antes de hablar—. Sé que no hay excusas para lo que te hice, pero he pasado estos años arrepintiéndome y buscando la manera de arreglar las cosas. No solo me fui de tu vida, Doyoung, me fui de mi responsabilidad. Quiero intentar conocer a nuestro hijo.

La declaración golpeó a Doyoung como un torrente de agua helada. No podía creer que, después de todo este tiempo, Taeyong tuviera el descaro de regresar y hacerle esa petición.

—¿Conocer a nuestro hijo? ¿Después de cinco años, ahora vienes y decides que quieres ser parte de su vida? —dijo, sintiendo cómo la ira se arremolinaba en su pecho—. No, Taeyong. No tienes ese derecho.

—Lo sé, Doyoung, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. Sé que he sido un cobarde, pero no puedo seguir así. Merece conocer a su padre, y sé que tengo mucho que compensar —insistió, su voz temblando levemente.

Doyoung negó con la cabeza, tratando de mantener la calma, pero su corazón latía con fuerza. No solo estaba enojado; estaba asustado. No podía permitir que Taeyong desestabilizara la vida que había construido con tanto esfuerzo, especialmente ahora que finalmente había encontrado la felicidad junto a Jaehyun y su hijo.

—Ya tiene a alguien que hace ese papel —respondió Doyoung, con la voz baja pero llena de convicción—. Jaehyun es su padre, no tú.

La mención de Jaehyun pareció afectar a Taeyong, quien apretó los labios y asintió lentamente. —Sé que es tarde, pero no pienso irme hasta demostrarte que he cambiado y que puedo ser un buen padre para él, si me das la oportunidad.

Doyoung, al borde de las lágrimas, solo pudo responder—. No quiero que mi hijo sufra por tu culpa. Si realmente has cambiado, entonces entenderás que lo mejor que puedes hacer es mantenerte al margen de nuestras vidas.

Taeyong asintió, reconociendo que Doyoung tenía razón. Sin embargo, antes de marcharse, dejó una carta sobre la mesa.

—Esta carta es para él. No te pido que se la des ahora, solo… cuando tú creas que sea el momento. Quiero que al menos sepa que existo y que lamento no haber estado ahí.

Doyoung miró la carta con aprensión, sintiendo el peso de esa decisión. Finalmente, Taeyong se fue, dejándolo solo con sus pensamientos y el temblor en sus manos.

 Finalmente, Taeyong se fue, dejándolo solo con sus pensamientos y el temblor en sus manos

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Esa noche, cuando llegó a casa, Jaehyun notó de inmediato que Doyoung estaba inquieto. Le preguntó varias veces qué ocurría, pero Doyoung solo sonreía débilmente, sin darle respuestas. Fue hasta después de que el pequeño se durmió que Doyoung se sentó junto a Jaehyun en el sofá y le contó lo sucedido.

Jaehyun escuchó en silencio, pero su expresión cambiaba de calma a enfado con cada palabra que salía de los labios de Doyoung.

—No puedo creer que tenga el descaro de regresar después de todo lo que te hizo, —murmuró Jaehyun con los dientes apretados—. Y, peor aún, quiere conocer a nuestro hijo.

Doyoung tomó la mano de Jaehyun, intentando calmarlo. —Yo también estoy enojado, Jaehyun, y asustado. No quiero que este hombre arruine lo que hemos construido, pero tampoco quiero que nuestro hijo crezca sin saber la verdad de su origen. Es una decisión complicada.

Jaehyun lo miró con suavidad, apretando sus manos con firmeza. —No importa lo que decidas, estaré aquí para apoyarte, Doyoung. Eres su padre, y nada ni nadie va a cambiar eso. Pero quiero que sepas que no estoy dispuesto a permitir que Taeyong interfiera en nuestras vidas.

Ambos permanecieron en silencio, compartiendo la misma preocupación y angustia. Sabían que, aunque Taeyong había dejado una herida en sus vidas, ahora él tenía el potencial de volver a abrirla, y no podían permitírselo.

 Sabían que, aunque Taeyong había dejado una herida en sus vidas, ahora él tenía el potencial de volver a abrirla, y no podían permitírselo

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Los días siguientes transcurrieron en una tensa calma. Doyoung guardó la carta de Taeyong en un lugar seguro, sin decidir aún si algún día se la mostraría a su hijo. Mientras tanto, Jaehyun estaba decidido a proteger su familia, lo cual significaba enfrentar tanto la amenaza de los Jung como la inesperada reaparición de Taeyong.

En una reunión con sus padres, Jaehyun fue directo y claro, haciendo una última advertencia. —He tomado una decisión, y no voy a tolerar más intromisiones. Si intentan seguir adelante con esa boda sin mi consentimiento, cortaré todo contacto con ustedes, sin vuelta atrás.

La reacción de sus padres fue de incredulidad y desprecio. Pero Jaehyun, fortalecido por el amor que sentía por Doyoung y su hijo, mantuvo su postura. Sabía que la guerra apenas comenzaba, pero estaba dispuesto a luchar hasta el final por proteger la familia que había elegido.

Con la amenaza de Taeyong acechando y la presión de su familia cada vez más intensa, Doyoung y Jaehyun se enfrentaban a uno de los momentos más difíciles de su vida juntos.

El Destino de los Alfas [Jaedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora